Hola a todo aquel que se tome su tiempo para pasar por este humilde rincón. En este blog, se publicarán mis fics, esos que tanto me han costado de escribir, y que tanto amo. Alguno de estos escritos, contiene escenas para mayores de 18 años, y para que no haya malentendidos ni reclamos, serán señaladas. En este blog, también colaboran otras maravillosas escritoras, que tiene mucho talento: Lap, Arancha, Yas, Mari, Flawer Cullen, Silvia y AnaLau. La mayoría de los nombres de los fics que encontraras en este blog, son propiedad de S.Meyer. Si quieres formar parte de este blog, publicando y compartiendo tu arte, envía lo que quieras a maria_213s@hotmail.com

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viernes, 20 de mayo de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 20

Adapatación---Lemmon



CAPITULO 20:



Edward bajó del coche y se encaminó a la puerta de urgencias. Allí se encontraban los hermanos de Bella, a quienes había llamado en el transcurso del viaje.

Edward se acercó a ellos, que lo saludaron con la cabeza.

-¿Son sus familiares? – les preguntó una enfermera.

-Somos sus hermanos – dijo señalándose a si mismo y a Félix.

Ella hizo un gesto en dirección a Edward. Este tragó saliva. No era ninguna novedad que a los hermanos de Bella no les caía bien. Pero Seth dio la cara por él.

-Es quien le ha salvado la vida. Se queda.

Edward soltó un suspiro de alivio.

La enfermera empezó a preguntarles sobre su historial médico, alergias…

-¿Está tomando otra medicación?

Seth se encogió de hombros, molesto por no saberlo.

-No lo sé.

-No - dijo Edward, aclarándose la garganta.

Ambos lo miraron, muy agradecidos.

-Gracias – murmuró Seth.

-¿Algún trauma o conmoción cerebral? ¿Mareos? ¿Desmayos?

-No.

-¿Algo más que deba saber?

Edward tragó aire. Los dos hermanos negaron con la cabeza.

No lo sabían. Vaya putada.

La enfermera comenzó a darse la vuelta. Edward la sujetó del brazo.

-Hay otra cosa – inspiró profundamente – Está embarazada.

-¡Cabrón! – Félix se lanzó sobre él – Voy a arrancarte los ojos y a metértelos por el culo, bastardo…

-No. Para. No es el momento ni el lugar – Seth agarró a su hermano y lo contuvo a duras penas.

-Será mejor que arreglen sus problemas fuera – dijo la enfermera irritada.

Seth fulminó a Edward con la mirada.

-¿el bebé es tuyo o de tu primo? – preguntó Seth quedamente.

-¿O ni siquiera lo sabes? – se burló Félix.

-Es mío. Y no pienso disculparme por ello. Amo a vuestra hermana. Esta noche fui a su apartamento para hablar con ella. Lo que ocurra entre nosotros es cosa nuestra. Pero si os atrevéis a disgustarla mientras se recupera – si se recuperaba- os cortaré los huevos y os lo meteré por la boca. ¿Ha quedado claro?

Féliz parecía que iba a protestar, pero Seth lo detuvo.

-Gracias a ti Bella está viva. Aclararemos todo esto cuando Bella se haya recuperado y le den el alta a mi padre.

Edward asintió y se dirigió a una de las sillas de la sala.

Seth y Félix hicieron lo mismo, pero en sillas mas apartadas.

Después de tres horas esperando noticias, Emmett apareció en la sala de urgencias con una mirada cautelosa.



OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO



A las nueve menos cinco de la mañana, Edward estaba ya que se subía por las paredes. Hasta las nuevo no podría entrar a ver a Bella si no era un familiar.

A las cinco de la mañana, los médicos le informaron que Bella había despertado. Había tenido una ligera conmoción y varias magulladuras, pero estaba bien por lo demás.

Edward volvió a mirar el reloj, que había avanzado sólo dos minutos.

-Respira hondo – murmuró Emmett – Tranquilízate.

-¿Qué? – Edward se encogió de hombros, molesto.

-Bella está bien. Seth nos lo dijo antes de marcharse a recoger a su padre.

Pero él quería verla, y todavía no había podido.

Dos minutos mas tarde una enfermera llegó hasta ellos para informarle de que ya podían ver a Bella, y decirle el número de su habitación.

Edward corrió hacia el ascensor, ignorando los intentos de coqueteo de la enfermera, y Emmett lo siguió.

Dentro del ascensor su primo le miró a los ojos.

- Esto me resulta bastante embarazoso. Supongo que simplemente debería preguntarlo. ¿Me odias?

-¿Qué si lo odiaba?

-Supongo que te refieres a lo de tu…

-Mi esterilidad – terminó Emmett por él.

-Me cogió por sorpresa. Dije algunas cosas que no debería haber dicho. Eres como un hermano para mí. Han pasado demasiadas cosas entre nosotros para que te odie.

Aliviado, Emmett alargó el brazo para estrecharle la mano. En el momento en que sus manos se rozaron, Emmett tiró de él y acabaron dándose un abrazo. Eso significaba mucho para su primo, y para él también.

-Gracias. Por si te sirve de algo, lo siento. Te quiero y lamento haber jodido las cosas. Nunca fue mi intención manipularos.

-Disculpa aceptada. – Emmett sonrió.

-Bueno, ¿Qué vas a hacer? Intentaras recuperar a Bella, ¿no?

Edward se encogió de hombros. Ojala pudiera, pero ahora lo único que le importaba era verla y saber que estaba bien.

-Ya veremos, y tu ¿qué vas a hacer?

-No lo sé.

Edward fijó su mirada en su primo.

-Déjame darte un consejo, hermano. Creo que deberías d eolvidarte de los bebés por una temporada y llamar a Rosalie Hale. Sospecho que sientes más por ella de lo que quieres admitir. Incluso aunque no concibáis un niño, lo pasaréis de vicio practicando.

-Me lo pensare. Desde luego le debo una por aceptar ser compartida por nosotros.

Al fin se abrió la puerta del ascensor, y Edward corrió hacia la habitación. Desde el umbral se detuvo a ver a Bella, quien pareció sentir su presencia y se volvió hacia ellos.

Tenía un moratón en la mejilla y un arañazo en la barbilla. Pero lo que impactó a Edward fueron sus ojos hinchados y su nariz roja. Había estado llorando.

-Gatita. – Edward se acercó a ella con rapidez - ¿Te duele algo? ¿Quieres que busque a una enfermera para que te dé algo?

Bella negó con la cabeza, rodeándose con los brazos. Edward la abrazó, atrayéndola a su cuerpo.

-No pasa nada. Todo está bien. Sam está preso. Nunca volverá a hacerte daño. No se lo permitiré.

-Lo sé. Gracias por rescatarme – murmuró – Jacob ya ha llamado 3 veces para disculparse.

Edward se tensó.
-Espero que le dijeras a ese bastardo que no querías volver a verle – gruñó Edward.

-Solo llamó para explicar por qué intentó matarme Sam.

-¿Te ha llamado para explicarte que su pobre agente estaba hecho polvo?

-Me dijo que Sam había perdido a otra estrella cuando esta se casó.

-¿Acaso te ha pedido perdón por su agente?

-No, sólo me explicó por qué actuó así.

Edward se relajó. O por lo menos lo intentó.

-O sea, que Sam intentó deshacerse de ti para que Jacob no se distrajera y pudiera seguir vendiendo CDs mientras él seguía sacando tajada de todo eso.

-Sam se está haciendo viejo y al parecer no podía permitirse perder a la gallina de los huevos de oro – Bella se encogió de hombros – Aunque yo había rechazado a Jake, se sintió preocupado por las entrevistas y estaba convencido de que si yo no desaparecía del mapa, Jake se autodestruiría. Así que pensó que sería mejor eliminarme antes.

-Vaya locura – Emmett negó con la cabeza mientras se dirigía al otro lado de la cama y le cogía la mano – Hola, cariño.

Bella miró a Emmett, y no pudo contenerse de volver a llorar.

-Eh, vamos. Sam va a pasar unos cuantos años entre rejas. Será muy viejo cuando lo suelten – intentó bromear Edward - ¿No estarás llorando por él?

Ella negó con la cabeza.

-No es eso. Tengo que deciros algo… no estoy… no hay bebé.

Edward abrió los ojos aturdido. Emmett contuvo el aliento.

-Lo siento… pensé… Supongo que fue un falso positivo. Nunca hubo ningún bebé. Me lo dijeron los médicos esta mañana.

Siguió sollozando. A Edward se le partía el corazón.

-Shh. No pasa nada. Todo va a salir bien. Ya lo verás.

-¡No, no es cierto! Quería tener ese bebé. Lo quería. No supe cuánto hasta que ya no lo tuve – miró a Emmett de nuevo – Lo siento. Tú querías a este…

Edward aun no se movía. La sorpresa aún le recorría el cuerpo.

-Está bien, cariño. No es culpa tuya. Céntrate en ser feliz y en ponerte bien. – besó la cabeza de Bella.

-Espero que tú también seas feliz. – pero Emmett tenía una expresión que decía todo lo contrario.

Emmett le dio una palmadita en el hombro a Edward y después se fue.

Edward no sabía que decir. Y Bella tampoco decía nada.

Le acarició con la espalda la mano cuando se dio cuenta de la dolorosa pérdida que suponía para ella.

-Gatita no pasa nada.

-¿Qué no pasa nada? – espetó – Para ti es fácil. Como ya no hay bebé, no tienes de que preocuparte. Vete y celébralo.

-Mira gatita. Anoche fui a tu casa a decirte lo que siento por ti. Lo mucho que te amo. Quiero estar contigo. Haya bebé o no, eso no ha cambiado. He permitido que la muerte de Tanya me afectara demasiado tiempo, y que afectara a mi relación contigo. No puedo decirte cuanto lo siento. Todavía pienso que te mereces a alguien mejor, pero no voy a dejar que nada ni nadie se interponga entre nosotros. Si todavía me quieres, quiero intentarlo.

Bella lo miró con dolor, y después volvió a bajar la mirada.

-¿Para qué? Te amo, pero no queremos las mismas cosas.

-¿Qué cosas?

-Yo quiero tener hijos algún día.

Edward esperó sentirse invadido por el pánico. Pero sólo pudo imaginar a una Bella embarazadísima y sonriente. Con ella podría tener hijos. Estaría encantado de tenerlos.

-También yo. No puedo prometerte ser perfecto. En realidad, ni siquiera se si puedo… - suspiró – Aun no sé si seré capaz de hacer el amor contigo yo solo. Pero lo intentaré. Y lo seguiré intentando hasta que funcione. Tú no quieres ser compartida. Yo no quiero compartirte. Sólo quiero amarte tanto tiempo como tú me lo permitas.

Bella abrió la boca al mismo tiempo que entró el médico en la habitación.

Todas sus pruebas estaban bien, así que le dio el alta médica.

Le preguntó quién le acompañaría a casa, y con los ojos llenos de lágrimas volvió su vista a Edward y dijo:

- Él.



OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO



Una vez que hubo pasado el revuelo de la prensa por el intento de asesinato de Sam, Edward llamó a la puerta de Bella, a la misma hora a la que ella le había pedido que fuera.

Llevaba un ramo de flores y con la mano derecha intentaba aflojar el nudo de la corbata. No era un hombre que acostumbrara a usarla, pero quería tratarla como todo un caballero. Hacerlo lo mejor posible.

Esa noche se decidiría si las cosas se arreglaban o no entre ellos.

Bella abrió la puerta, vestida con un provocador conjunto, que haría sufrir a Edward una auténtica tortura si tenía que verla así durante toda la cena.

-Hola – dijo Bella, cogiendo las flores que le tendía. – Pasa.

Edward ignoró el estremecimiento que sentía y entró en el apartamento, cerrando la puerta.

La mesa estaba puesta, con dos velas adornando el centro, y una suave música de ambiente sonaba en la sala. Olía muy bien.

Bella se dio la vuelta para colocar el ramo en un jarrón y observó que la espalda de Bella quedaba al descubierto. Entonces la necesidad de tocarla lo golpeó de lleno.

Incluso así, sintió ese temor a no poder estar solo con ella, pero no quería pensar en nada que hiciera que fracasase esa noche.

Edward se acercó a ella por detrás, y rodeándole con los brazos la estrechó contra su cuerpo y le acarició suavemente las caderas.

-¿Te has puesto eso para volverme loco? – Bella sonrió – Porque funciona.

-Mmm, tengo que pedirte un favor – dijo la chica mirándolo por encima del hombro.

-¿Cuál? – contestó frunciendo el ceño.

Bella se volvió y le rodeo el cuello con los brazos. Edward pudo sentir el deseo de hacer el amor con ella. Solo tenía que… seguir con ese pensamiento.

-Quiero saber como te gustan las relaciones sexuales – le acarició el pecho – al estar tu y yo solos.

Edward inspiró profundamente. No había hecho nada solo desde Tanya. Esa noche, tenía que intentarlo. Por el bien de ella. De los dos.

-No estoy seguro de eso.

-Lo resolveremos juntos. Primero cenamos o… - Bella señaló con la cabeza el pasillo que daba al dormitorio.

Edward vaciló. No tenía prisa en quedar en evidencia si al final fracasaba. Pero comer antes no le iba a ayudar a mantener la erección que tenía, y más si durante la cena seguían atacándole sus miedos.

Antes de pensar mas nada contestó:

-O. Definitivamente o.

-Buena elección – susurró ella. – deja que apague el horno.

Bella fue a la cocina y cuando volvió venía con una cerveza. Tomando la cerveza, Edward se bebió media de golpe. Bella se mordisqueó el labio mientras lo observaba.

Edward solo pensaba que Bella era completamente suya y que tenía que actuar en consecuencia.

Edward dejó la cerveza en la mesa, hizo lo mismo con la copa de ella y cogiéndola en brazos se encaminó al dormitorio.

Bella había colocado velas que iluminaban toda la estancia y proporcionaban un olor agradable a la habitación. Era muy hermoso. Como ella.

Edward dejó a Bella en la cama, no pensaba en nada, mas que en la mujer que tenía delante.

Había pasado mucho últimamente, y ahora estaba ahí con el. Debía asegurarse que se sintiese amada y deseada. Solo tenía que acariciarla, tomarla y nunca dejarla ir.

En un segundo Edward la desnudó y a continuación se desnudó el también.

En cuanto colocó las manos sobre la piel de Bella, comenzó a pensar de nuevo en si fracasaba.

Soltando un suspiro, Edward le cubrió el cuerpo y la besó, hundiéndose en ella con fiereza. Fracasar no era una opción. No lo permitiría. Bella era suya. Toda ella.

Bella empezó a acariciar su erección, a pesar de que él no necesitaba más estimulación.

Edward sólo quería acariciarla, protegerla, abrazarla. Amarla. Y también, follarla… de todas las maneras posibles. Aquello era una buena señal. Él único miedo que ahora sentía era el miedo a defraudarla.

Se acomodó entre sus muslos, rozando sus labios con los de ella, luego se hundió en su boca, saboreándola. Por mucho que la besara, jamás tendría suficiente.

-Quiero… quiero hacer el amor contigo esta noche. Todas las noches, gatita. Me alegro de que seas mía. Me siento muy afortunado.

-Yo soy la afortunada. Cuando me miras así, me siento amada.

-Lo eres – Edward la besó tiernamente en la boca – lo eres.

-¿Y no quieres demostrármelo? – arqueó las caderas hacia él en una descarada invitación.

-Dios mío, sí.

Bella le mordisqueó el hombro y fue dando besitos por su cuello.

-Todavía estoy tomando la píldora, pero por si acaso, los condones estás en la mesita de noche.

Edward vaciló, esperando la conocida reacción de pánico, que… no llegó.

-Pase lo que pase, lo resolveremos juntos, ¿vale?

-Sí.

Estaba muy tenso. Jamás había necesitado y temido tanto algo al mismo tiempo.

Durante 3 días no he podido pensar en otra cosa que no fuera sentirte dentro de mí.

Luego, Bella le rodeó las caderas con las piernas. Edward comenzó a sudar al sentir su húmedo sexo apretado contra su polla. Su corazón parecía a punto de estallar. Él también había pensado en ello. De forma obsesiva.

Bella le mordisqueó el lóbulo de la oreja, provocándole un nuevo estremecimiento.

-Va a ser genial. Te he echado de menos. Te miro y me duele.

Edward sabía exactamente a lo que se refería, porque se sentía igual.

-Necesito tenerte dentro de mi – gimió Bella – Lo necesito.

Edward empezó a rozar la punta de su miembro contra su vagina. Gimió.

Bella arqueó las caderas y la punta entró, haciéndolos gemir de nuevo a ambos.

-Penétrame hasta el fondo, o gritaré. Siempre me vuelves loca.

Como si aquellas palabras no lo volvieran loco a él. No podía contenerse más. Ni quería.

Edward la agarró de las caderas y se deslizó en ella de un solo movimiento, apretándose tanto como pudo.

Inspiró profundamente antes la oleada de sensaciones que comenzó a experimentar.

Bella era perfecta para él.

Empezó a retirarse y a hundirse en ella con dureza. Bella gimió de nuevo.

Edward le ahuecó las nalgas con las manos y la apretó aun más contra su cuerpo.

La besó en la boca, con el mismo ritmo que imponían sus caderas. Le encantaba la fricción que había creado. Cada roce de sus carnes era como un choque eléctrico que se convertían en miles de pequeñas explosiones en su interior. Lo único que podía hacer era sentir. Sentir el placer, y a ella.

Bella gemía en su oído. Unos momentos más tarde ella gritó… su nombre. Él sintió las palpitaciones de ella, y no pudo hacer nada cuando perdió el control, uniéndose a ella.

Se aferró a Bella, rodeándola estrechamente con los brazos.

Se sentía como de gelatina. Haber hecho el amor solo con Bella era lo más asombroso que había experimentado. Casi creía que en cualquier momento se abriría el cielo para revelarle el paraíso o algo así.

Bella le devolvió el abrazo con lágrimas en los ojos. ¡Lo habían conseguido!

Jadeando, Edward alzó la cabeza y sus miradas se encontraron.

-Hola – murmuró ella.

-Hola.

-Ha sido… hermoso. Me has conmovido. – Edward sonrió.

-Si, bueno, lo cierto es que estoy intentando no llorar como un bebé. – Bella rió sintiendo su corazón hinchado de alegría.

-Y solo nosotros dos, ¿ha sido difícil?

-No tanto como creía. Solo tuve que pensar en ti y después, todo fue bien.

-Fue perfecto – le corrigió, acariciándole la mejilla.

-Si.

-Sabes, cuando te pedí ayuda, era una niña tonta persiguiendo un sueño estúpido. Pero tú me diste algo real. Me trataste como una mujer, me enseñaste lo que era el sexo, el amor. Gracias.

-No. Gracias a ti. Te hice pasar un infierno y me odio por ello. Pero aun así me curaste, te preocupaste por mí, no perdiste las esperanzas conmigo. Te amo, gatita. Siempre lo haré. ¿Te casarás conmigo algún día?

Bella abrió los ojos sorprendida.

-¿Me lo pedirás algún día?

-Sí. – le apartó un mechón de pelo de la cara.

Bella le dio un suave beso en los labios y bromeó:

-No sé. La primera vez que te pedí que me enseñaras lo que era el sexo, me dijiste que no habría lazos afectivos.

Edward bufó.

-Fui un idiota. Necesito ese vínculo entre nosotros. Es vital, como respirar – le dio un beso en los labios – Espero… que todavía quieras tener bebés conmigo algún día.

Ella asintió con la cabeza.

-Me alegro de que podamos. De que jamás llegaras a…

-¿A hacerme una vasectomía? Lo pensé varias veces, pero era difícil. Emmett tenía razón, no lo hice porque en el fondo tenía la esperanza de ser padre algún día. En alguna parte de mi mente, no quería que el pasado tuviera poder sobre mí durante el resto de mi vida.

-Has dado un enorme paso esta noche para dejar atrás el pasado. ¿Te extrañaría si te dijera que me siento orgullosa de ti?

Un destello de lágrimas iluminó los ojos verdes. Edward parpadeó para hacerlas desaparecer.

-No. Demonios, yo también me siento orgulloso de mí mismo – bromeó – Y ahora eres mía. Toda mía. Solo mía.

Bella sonrió.

-Soy tuya. Para siempre.



FIN

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5 comentarios:

  1. me encanto!!! esta historia me gusta muchisimo porfin edward supero sus miedos.. lo malo es que no va a haber bebe... un beso y espero el si cap!!!

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  2. OMG me encantooooooooooooo esta genial lastima que se haya acabado....Besitos...

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  3. me encanto!! una pena que ya no haya bebé, pero porfin se ha decidido, te sigo y espero que no tardes mucho, espero el siguiente cap...

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  4. bueenas amigaa^^
    primero decirte que muchas gracias por tu premio palangana jajajaa ya esta en mi blog :)
    segundo me encanto el capi pero me dio pena que no aiga bebe una penaa pero bueno ya quiero leer el otro para ver que pasara....
    un besiito amiga
    actualizee!!
    te quiere luna de amanecer

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  5. hola soy violett...me encantooooooooo uffffff.......no sabes cuaunto..jajajajajaj..suerte

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Graciias por dejar tus palabras, estas hacen que quiera seguir escribiendo, y que cada día le ponga más ganas!!

Gracias al blog smilersheart.blogspot.com
por esta firma :)
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