Hola a todo aquel que se tome su tiempo para pasar por este humilde rincón. En este blog, se publicarán mis fics, esos que tanto me han costado de escribir, y que tanto amo. Alguno de estos escritos, contiene escenas para mayores de 18 años, y para que no haya malentendidos ni reclamos, serán señaladas. En este blog, también colaboran otras maravillosas escritoras, que tiene mucho talento: Lap, Arancha, Yas, Mari, Flawer Cullen, Silvia y AnaLau. La mayoría de los nombres de los fics que encontraras en este blog, son propiedad de S.Meyer. Si quieres formar parte de este blog, publicando y compartiendo tu arte, envía lo que quieras a maria_213s@hotmail.com

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lunes, 31 de enero de 2011

Ayuda!!!!


hola mis dulces lectores!! como ya sabreís estoy participando en el concuros que ha organizado bonnie por su primer año en el mundo blogger.
en el concurso, estoy participando con mi fic "RecordarParaOlvidar" y necesito vuestros votos, así que si os gustó la historia agradecería que me votarais =D
muchas graxiias ya por adelantado, aki dejo el link para que podaís votar http://elrincondebonnie-bonnie.blogspot.com/2011/01/comienzan-las-votaciones.html
OSAMO!!^^
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Premiio!!



Muchas graxiias a Jennie http://keepgoingovertwilight.blogspot.com/  a las chicas de http://adifferentworldforgirls.blogspot.com/ y a mari del blog http://sangreyhielo.blogspot.com/  por este premio!! ;D

Ahora tengo que poner 7 cosas sobre mi:
1. Tengo tantos libros que he tenido que poner más estanterias en mi cuarto, para poder tenerlos bien puestos.
2. Soy muy desordenada, pero dentro de mi desorden lo encuentro todo.
3. Lo primero que escribí fue un poema, tenía 6 años.
4. Vivo con mi mejor amiga, mi madre, mi hermana y tres degus.
5. Las mejores ideas hacen acto de presencia cuando estoy a punto de dormirme.
6. Adoro dormir. <3
7. Me gusta escuchar la radio y música cuando escribo, me da inspiración.

viernes, 28 de enero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 7

Adaptación --- Lemmon


CAPÍTULO 7

Bella dormitaba sobre el hombro de Emmett. Ambos se encontraban acurrucados en el sofá viendo una película antigua. A pesar de sentirse cómoda y segura sintiendo el calor masculino, la chica no podía parar de pensar en Edward. Estaba un poco preocupada porque no sabía donde se había metido y no podía evitar sentir una punzada al pensar que algo malo pudiese pasarle.


El sonido de una puerta al cerrarse de golpe hizo que se espabilara. Abrió sus ojos de golpe y se desperezó mirando a su hacia Emmett confundida.

-¡Bella! – rugió la voz de Edward, que junto con sus fuertes pisadas resonaron en el otro extremo de la casa.

El alivio la invadió de inmediato.

-¿Edward?

Conforme acababa de pronunciar su nombre, el nombrado hizo acto de presencia en el umbral de la puerta. Edward jadeaba y se tambaleó. Dedicó a la joven una mirada con la que sus penetrantes ojos verdes la desnudaron. Bella sintió inmediatamente una ola de deseo.

-Estás borracho – Emmett chasqueó la lengua y negó con la cabeza en un mudo gesto de desaprobación.

-Ojala. Y no es por no haberlo intentado. Si estuviese borracho podría ignorar este deseo infernal que tengo de tocarla a cada momento. Ahora mismo estaría inconsciente y no sentiría esta necesidad de sentirla en torno a mi polla.

Bella sintió un cosquilleo en la boca del estómago al escuchar sus palabras. ¿Por qué a pesar de ser Emmett tan cortés, encantador, seductor y talentoso, era Edward, con su rudeza, su bravura, su peligrosidad y la dificultad para tratar con él, el que la excitaba de esa manera? Solo Edward conseguía que con una simple caricia ardiese en una explosión de deseo.

-Olvídate de hacer nada mientras estés de ese humor. –Emmett se puso de pie delante de Bella en actitud protectora. – Sabes lo que hemos planeado hacer a continuación y no estas en condiciones para llevarlo a cabo. Le harás daño.

-No se lo haré – Edward la miró y esbozó una sonrisa peligrosa – Mírala. Ya tiene los pezones duros y me está devorando con la mirada. Y su sexo...

Edward empujó a Emmett a un lado y se dejó caer de rodillas. Levantó la falda de Bella y de un tirón arrancó sus bragas.

-Maldita ropa. Desnuda. Deberías estas siempre desnuda – gruñó él.

-Pero…

Él le abrió las piernas, metiendo dos dedos de golpe en la húmeda vagina, inclinando a la vez su cabeza para lamer su clítoris con un ansia voraz.

-¡Edward! – gimió ella.

De inmediato Bella sintió las mismas brasas del infierno en su vientre. Las sensaciones la abrumaban una tras otra. No podía respirar, pero detenerle era una palabra que no se encontraba en ese momento en su vocabulario.

Bella le ahuecó la cabeza con la palma de la mano para acercarlo más a ella. Durante la tarde había llegado a la conclusión de que Edward era un hombre que interiormente estaba profundamente herido y deseaba con todas sus fuerzas poder sanarlo. Este pensamiento , junto al de que Edward no solo la excitaba ahora sino que siempre había formado parte de sus fantasías sexuales la habían hecho compañía todo el día. El hecho de no saber por qué sucedía esto último la abrumaba. Pero en ese momento todos sus pensamientos habían volado, y lo único que podía hacer era sentir como ahora Edward rozaba con la yema de los dedos el nudo de nervios que Bella tenía en su interior.

Emmett los observó con ansiedad. Se hundió en el sofá, a su lado y dijo:

-No dejaré que te haga daño.

-No lo hará- dijo Bella entre jadeos.

-¿Te excita?

-Sí.- Bella echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos -Sí.

-Yo también voy a excitarte, cariño.

Emmett le bajó el top para pasarle los pulgares por los pezones. Luego le pellizcó los pezones con los dientes, para después deslizarle la lengua suavemente en una provocadora caricia.

Los lametazos de ambos hombres la estaban llevando a los límites de la cordura. Su corazón latió desbocado. Para ella no existía mas nada que los dos hombres que estaban con ella y las sensaciones que pronto la harían explotar.

No pasó mucho tiempo antes de precipitarse al borde que la haría estallar de placer. En unos segundos más, Bella alcanzó un clímax cegador y no pudo hacer más que arquear la espalda y agarrase a los hombros de Edward.

Bella intentaba recuperar la respiración después de tan arrollador orgasmo, pero Edward sólo le separó los muslos y le clavó la lengua a fondo mientras le exigía más.

-Otra vez.

Aquello era demasiado, demasiado intenso para asimilarlo.

-Oh... Espera. Ve más despacio.

-No – escupió Edward, levantando la cabeza de sus muslos con los labios mojados por su excitación – Estás aquí para aprender. Te advertí que las cosas se pondrían muy calientes, a veces rápidas y furiosas. Adáptate a ellas.

Emmett le dirigió una severa mirada a Edward.

-Tiene poca práctica. Podemos ir más despacio.

-¿Por qué? No hace más que decir que no es una niña. Que lo demuestre. Dentro de 5 minutos albergará tu polla en su culo. Y no mientas, sé que lo deseas.

-Estoy seguro que será muy satisfactorio, si es lo que Bella desea.

–Capullo. Te ocultas tras una imagen de niño bueno, pero no olvides que yo he estado contigo cuando te han dado esos ataques sexuales en los que no puedes evitar follarte a una mujer durante más de tres horas. ¿Piensas que Bella podría aguantar tu ritmo sexual desenfrenado?

Bella clavó sus ojos en Emmett sin poder creer que el hombre tierno y compresivo que tenía delante pudiese perder el control de esa manera.

Emmett se sonrojó con culpabilidad, confirmándole a la chica este hecho.

-En ningún momento oí que ella se quejara. Además tu también participaste.

-Una vez. Luego fue toda tuya. Deberías enseñarle a Bella tu verdadero yo si quieres conquistarla, como yo intuyo que quieres.

Emmett tragó saliva.

-Bella ya conoce mi verdadero yo. Siempre seré lo más tierno que pueda con ella.

Edward soltó un bufido.

-Tarde o temprano tendrás que enseñarle esos arrebatos sexuales o no harás otra cosa que engañarla.

-Cállate.

Bella observaba con cólera la discusión de los dos hombres. Estaban discutiendo sin tenerla a ella en cuenta y encima se enteraba que no solo era Edward el que le ocultaba algo, sino también Emmett.

Edward se volvió hacia ella y comenzó a responder aquellas preguntas mudas que ella no se atrevía a formular.

-Bella, las mujeres disfrutan mucho con nosotros porque Emmett tiene paciencia para hacerlas arder. Yo voy más rápido, pero me aseguro que se corran varias veces. Y en algún momento entre medias, Emmett pierde la cabeza.

-Cállate ya.

-Cuando eso pasa, se dedica a follarlas durante mas de 3 horas seguidas. Puede que incluso más, dependiendo de hasta que punto ha perdido el control.

Con la boca abierta Bella observó como Emmett sogía a Edward por la camiseta y lo ponía en pie.

-La estás asustando.

–Estoy diciendo la verdad. Y debería estar asustada. Es virgen y está jugando con dos hombres experimentados. Casi me follo ese dulce sexo virgen esta mañana mientras tu dormías.

Emmett volvió su mirada a Bella preocupado.

-¿Estás bien?

Bella asintió con la cabeza. Estaba avergonzada. Había perdido la cabeza en un momento de debilidad, pero no ocurriría de nuevo. O eso esperaba.

Edward se mofó.

-¿Piensas que iba a forzarla?¿A violarla?

-Normalmente no pensaría eso pero dado el humor que tienes hoy que quieres que piense. – gruño Emmett.

Edward soltó una carcajada que no poseía humor alguno.

-Fui yo el que se detuvo.

Emmett no pareció impresionado.

-Tu no quieres la responsabilidad de poseer a una virgen.

-No quiero lastimarla, pero tengo muy poco control cuando estoy cerca de ella. ¿Crees que puedas controlar tu lado oscuro esta noche, primo?

Bella vió como Emmett soltaba a Edward.

-Sí – murmuró después de una larga pausa.

-Bien. Ya que tu eres paciente y yo no, y que además no has bebido... – Edward le alcanzó un condón y un tubo de lubricante – Ya sabes lo que teniamos planeado para esta noche. Sé suave y cortés y todo eso. O lo haré yo.

Emmett soltó un suspiro ahogado.

Por muchas preguntas que se agolparan en su mente, Bella las ignoraba todas completamente, ya que sabía perfectamente lo que significaban el condón y el lubricante, y estaba nerviosa por ello.

-Um... chicos, si no estáis seguros...

-Si que estoy seguro- la interrumpió Emmett con voz baja – Es parte de tus enseñanzas y dado que Edward no está en condiciones de hacerlo… Ya habíamos hablado de ello.

Bella volvió a mirar los dos artículos. Inspiró sonoramente cerrando los ojos.

-Sexo anal – contestó ella con una mezcla de nerviosismo y excitación. ¿Dolería? Daba igual, porque eso pertenecía al mundo de Jacob. Y ella estaba allí para aprender si podría soportarlo.

-Sí. ¿Te parece bien?

-Claro. Estoy dispuesta a hacerlo esta noche. ¿y tu?

Su mirada se desvió indiscretamente a su entrepierna y pudo apreciar como la erección de Emmett se hacía más dura.

-Siempre dispuesto, contigo.

-Decidido entonces – dejándose caer en el sofá contiguo al que se encontraba ella, dedicándole una sonrisa.

Bella frunció el ceño. ¿Si Edward la deseaba tanto, por qué no quería ser el primero? ¿Sería por que no quería hacerle daño?

Emmett se giró hacia Edward - ¿Qué harás tú? – dijo.

-Mirar.

Bella se estremeció de deseo al pensar lo que Edward disfrutaría al ver a su primo tomarla analmente. Era excitante. Y todo esto se reflejó en su creciente humedad, que ya empapaba sus muslos.

-Al final, tendrás que participar – sentenció Emmett.

-Al final –Edward se recostó en el respaldo y colocó las manos detrás de la cabeza. – Estoy preparado. Puedes empezar.

Bella sintió la rabia crecer en su cuerpo al mismo tiempo que la excitación. Pero Emmett la distrajo tocándole el brazo para preguntarle si estaba preparada. Realmente no lo sabía. Tenía curiosidad, y además estaba allí precisamente para eso, para poder aceptar analmente a un hombre. Pero también miedo. Estaba preocupada de que le doliese, y saber que Edward no iba a tocarla le dolía aun más.

Ella quería verlo loco, tan loco por ella que no pudiese mantenerse apartado ni un segundo, una actitud infantil y peligrosa. Jugar con su autocontrol hasta que lo perdiese por completo. La opinión de Edward contaba para ella mucho más de lo que habría deseado, teniendo en cuenta que ella estaba allí por Jacob.

El hecho de que Edward la hubiese rechazado esa mañana y que ahora se negara a tomarla, ofreciéndosela a Emmett la atormentaba, y por eso estaba decidida a hacer que el hombre lamentara haberla puesto en esa situación.

-Estoy preparada – susurró suavemente en el oído de Emmett. Bella se quitó el top por la cabeza y se pellizcó los pezones hasta que estuvieron duros – más que preparada.

Las palabras se clavaron directamente en las dos duras erecciones.

Emmett se dejó caer de rodillas. – Siéntate en el sofá – ordenó.

Bella dirigió a Edward una mirada desafiante, se giró, contoneó eróticamente sus caderas y se acomodó en el sofá, mientras pensaba:

“Prepárate Edward Cullen, porque vas a conocer el mismísimo infierno”...


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sábado, 22 de enero de 2011

Cerrado..



Pues si mis lectores, voy a estar liadisima con los exámenes y no voy a tener tiempo para escribir.
Sé que tendría que publicar capítulo de "YoEraElSol.." pero no me da tiempo para escribirlo, aunque os lo estoy compensando con los OneShoot's que voy escribiendo, que si digo la verdad, lo escribo cuando me aburro en clases.. jajajjaja
Los capítulos de "Fantasía Prohibida" se irán publicando con normalidad los jueves, y si yo tengo tiempo de escribir algún OneShoot lo publicaré también.
Espero que me entedaís, pero no quiero suspender estos exámenes que son importantes, ya estoy repitiendo este curso y no quiero hacerlo de nuevo..
En esta situación estaré.. como dos semanas mas o menos.
Mientras tanto os digo.. SER FELICES!!
Nos leemo muy pronto!! os echaré de menos ;)
OsAmo!!^^
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viernes, 21 de enero de 2011

Castigo Perfecto * OneShoot

Hola mis dulces lectores!! Pues si, aquí subiendo otro OS.
para esas personas que lo quieran leer, quedan avisadas que contiene lemmon, Rated M.. o como lo quieran llamar =)



Castigo Perfecto

Otra vez me tocaba quedarme después de clases y cumplir mi castigo. El motivo era que había inundado los servicios; los retretes expulsaban agua como si fueran fuentes. Hay que ver lo que se puede hacer con un poco de imaginación y mucho papel higiénico.


Rose y Alice, se habían podido escapar. Ellas corrían mucho más deprisa que yo, y eso era porque no contaban con la patosidad con la que yo había estado bendecida, aunque tengo que admitir, que una parte de mi se alegró que ellas no estuvieran a mi lado cuando abrí la puerta del aula de castigo y detrás de la mesa estaba sentado el señor Cullen.

O como yo lo había apodado: Buenorro Cullen.

Ese profesor me traía loca. Él protagonizaba cada una de mis fantasías..

Su cabello desordenado, sus ojos jade, sus labios, sus manos, sus brazos, su.. Bella Swan ya vasta!! gritó mi mente cuando sentí que me empezaba a humedecer, y es que ese hombre me ponía mucho.

-Señorita Swan usted otra vez por aquí- afirmó mientras una pequeña sonrisa se escapaba de entre sus labios.

-Ya ve señor Cullen.. pero por favor llamame Bella- le contesté mientras tomaba asiento en la segunda hilera de mesas y sillas.

-Está bien Bella.. - empezó remarcando mi nombre – pero tú tienes que llamarme Edward.

Asentí, y me puse a divagar como sería tener a ese hombre entre las piernas, que acariciara mis pechos, que me recorriera el cuello con la lengua..

Levanté la cabeza para mirarlo, para recordar de que forma le quedaban los mechones de cabello color bronce, pero entonces me excité con lo que vi; Edward tenía la vista fija en mi escote. Si señores, MI escote!

Cuando se percató de que me había dado cuenta desvió la mirada y se “concentró” en los papeles que tenía encima de la mesa.

-Sabes Edward- le dije lo más dulce posible- creo que voy a tener que dar las gracias a Alice por haberme regalado esta camiseta.

-Porque?- preguntó curioso

-Está teniendo el efecto deseado- le contesté con una sonrisa de niña buena.

Me di cuenta que se atragantó con su propia saliva, y eso avivó el fuego que me calentaba por dentro.

Quería sentarme encima suyo y restregar mi excitado centro por su erección.

Pero aunque yo no era una señorita, eso estaba más que confirmado, tampoco era una perra en celo con ganas de macho, aunque mi centro de placer le importaba bastante poco lo que pensará el cerebro.

Así que por una vez..

-Edward- me levanté y ande moviendo las caderas hasta estar delante de su mesa.

-Deseas algo Bella?

-Si, a ti.

Buenorro Cullen abrió los ojos por la sorpresa, pero más sorpresa fue la mía cuando se levantó y sus manos tocaron mi cintura.

Me atrajo hacía él, y noté lo que había soñado tantas veces, pero nunca me hubiera imaginado que eso fuera tan grande.

Su dura y grande excitación rozó mi pierna y un jadeo se escapó de entre mis labios.

-Esto es lo que me provocas- su voz era ronca a causa del deseo.

Estampó sus labios contra los míos, y su lengua sin previo aviso se abrió camino en mi boca.

Nuestras lenguas batallaban en una guerra en la que no había perdedores ni ganadores, si no que cada una, y a su manera, disfrutaban de la lucha.

Sus manos bajaron a mi trasero, apretándolo bien, y provocando que nuestros cuerpos estuvieran aun más juntos.

Mis manos volaron a su desordenado cabello. Había soñado tanto en tocarlo y desordenarlo aun más.

Acarició mis piernas y sus dedos se colaron por debajo de mi tanga, eso provocó que otro gemido escapara de mis labios, pero este fue capturado por la boca de Edward, y eso me hizo mojarme más, si es que eso fuera posible.

-Estas muy mojada- dijo mientras pasaba su lengua por mi cuello.

-Esto es lo que me provocas- le contesté repitiendo las mismas palabras que él había usado.

Edward se dio cuenta, y una sonrisa juguetona apareció en sus labios.

Mi camiseta desapareció en una abrir y cerrar de ojos, y apareció a unas mesas más allá.

Cullen masajeaba mis pechos por encima del sujetador, y yo aproveché para desabrochar los botones de su camisa que saltaron si ningún problema, como si estuvieran preparados para cualquier momento de pasión.

-Sabes que estamos en el instituto y que puede entrar alguien por esa puerta?- le pregunté con la esperanza que no se echara para atrás.

-Lo sé. Y eso aun le da más morbo a la situación.

Acaricié su musculoso pecho. Sus pectorales estaban bien marcado, tenía un cuerpo de dios griego.

Como me ponía..

Le bajé los pantalones como pude mientras sus manos acariciaban mi trasero por debajo de la falda y nuestros labios luchaban por permanecer unidos.

Me separé de él para verlo. Delante de mi tenía toda una estatua perfecta. Perfecta en todos los sentidos y en cada centímetro de su piel.

-Creo que tenemos que estar en igualdad de condiciones.

Y dicho eso se deshizo de mi ropa interior, dejándome a mi, expuesta delante suyo.

Me recosté encima de la fría superficie de la mesa con las piernas colgando y él entre ellas.

Sus mágicos dedos tocaron mi hinchado clítoris haciéndome viajar al país del placer.

-Por favor.. - pedí entre jadeos.

-Que quieres? Bella, dime que quieres. - susurró.

Me torturaba, él lo sabía bien, pero le daba igual. Sus ojos llenos de deseo, sus músculos tensos, su erección rozando mi entrada.. Edward quería lo mismo.

-Quiero sentirte dentro.

No tardó en cumplir con mis deseos, me penetró de un solo golpe y eso aun me calentó más.

Las envestidas era cada vez más rápidas y certeras. Con cada una de ellas, estaba más cerca de tocar el cielo.

-Deseaba esto tanto- jadeó

Estaba a punto de llegar al punto máximo de placer, sentía como mis paredes se estrechaban contra su pene.

-Edward estoy a punto.. más..

-Llega para mi.. Bella..

Esas palabras fueron como el detonante y estallé.

-Edward!!- grité cuando el orgasmo más increíble sacudió mi cuerpo.

Él se vino a los pocos segundos, dejándome a mi debajo de ese increíble dios griego que me había dado el mejor polvo de mi vida.

-Creo..- dije mientras recuperaba el aliento- que me pasaré más veces por aquí, porque este castigo.. este castigo a sido perfecto.

Una adorable sonrisa se escapo de sus labios, me ayudó a levantarme y nos vestimos los dos.

Me besó la punta de la nariz, y mientras me agarraba de la cintura y me acercaba a su cuerpo, susurró cerca de mi oído:

-Cuando quieras.
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Bueno.. les gustó?? ahora hacía tiempo que no escribia nada con lemmo, espero q haya kedado biien.. =P
Dejen sus comentarios!!
OsAmo!!^^
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Sed * OneShoot


SED




La luna brillaba en el oscuro cielo, y se reflejaba en las tranquilas aguas de un pequeño pueblo al oeste de las montañas nevadas.

Hacía pocas horas que me encontraba en ese lugar, pero seguro que ya sabía mucho más que las personas que habían estado viviendo ahí desde que sus mentes recordaban.

Las estrechas calles eran iluminadas por sucios farolillos y el silencia reinaba por cada rincón.

Eran poco más de las doce de la noche y ya todo el pueblo hacía horas que dormía.

Eso ponía las cosas mucho más fáciles..

Había recorrido cientos de kilómetros desde mi última parada para descansar, y ahora mi cuerpo necesitaba “respirar”.

Necesitaba tranquilizarme, y ese lago me había parecido un buen lugar para calmar mis nervios y no organizar una masacre.

Hacía tanto que no veía mi rostro, que cuando este se reflejó sobre las oscuras y frías aguas me sorprendí. Desde que había empezado a formar parte de esta no vida ya hace mas de 150 años, no aparentaba más de dos décadas. Una belleza insólita y atrayente era lo que me había sorprendido tanto.

Tantos años y aun no me había acostumbrado a ello.. No me había acostumbrado al echo de ser un vampiro y lo que ello conllevaba.

La velocidad, la fuerza, saber lo que las personas piensan, la belleza.. y todo para que cazar a las presas fuera más fácil.

Pasaba los dedos por mi suave y largo cabello negro como la noche mientras el agua tocaba cada poro de mi piel.

No sé cuanto tiempo había pasado sumergida en ese lago, pero una necesidad mucho más fuerte que calmar mis nervios hizo acto de presencia.

Sed.

Mi garganta estaba sufriendo como si la estuviera quemando. Noté como mis sentidos se agudizaban. Necesitaba alimentarme..

Sin pensarlo volví a vestirme y mis largas piernas me llevaron al centro del pueblo. El reloj del ayuntamiento marcaba las tres de la mañana, aún me quedaba tiempo para que el astro rey saliera, y yo tuviera que partir.

El silencio de las calles me hacía concentrarme en otras cosas como el olor a madera, geranio o hierro.

Buscaba algo que me atrajera, algo que fuera agradable llevarse a la boca. Fue entonces que capté ese efluvio, era algo único, algo que nunca había probado y mucho menos olido.

El segundo piso de la casa que tenía enfrente, en la ventana de la derecha, se encontraba algo que me atraía demasiado.

Esa habitación pertenecía a alguien cuya sangre era salada y dulce a la vez. Su olor, una mezcla de frutas. Irresistible..

La boca se me hacía agua, y mis colmillos ya empezaban a asomarse.

No me dí cuenta, y ya estaba dentro de esa pequeña habitación buscando mi victima.

Allí dentro el olor era mucho más fuerte.

Me giré y ahí estaba, un hombre con el pecho descubierto, tapado de cintura hacía abajo con una sábana.

Acercarme a él sin atacarle directamente a la yugular que le latía con fuerza, fue la cosa más difícil que nunca había echo, pero aunque una parte de mi quería alimentarse de esa persona y dejarla sin una gota de su apetecible sangre, había otra que extrañamente quería observarlo y protegerlo de mi misma.

El pecho de ese chico de no más de 23 años se movía lento al ritmo de su respiración, tenía la boca medio abierta, y su aliento era una sombra del olor de su sangre, su cabello me recordaba al intenso color azabache, la piel suave era como los rayos del sol en primavera y sus labios carnosos eran la llamada para un apetecible beso. Fue irresistible no acariciarle y acariciarle. Mis dedos viajaron por su pecho y dibujaban formas indescifrables.

Me acerqué más a él, e inhalé directamente de su cuello ese hipnotizante olor.

El hombre que estaba acostado en esa cama me atraía, si, pero no de una forma cazador-presa, sino como algo más..

No podía acabar con su vida así como si nada, aunque quería negarlo, tenía el deseo de que ese chico siguiera con vida.

Era demasiado hermoso, demasiado apetecible.. simplemente demasiado.

Yo esa noche, aunque tenía sed, me encontraba raramente bondadosa para hacer daño a alguien como él.

Salí de la habitación con las mismas que entré, él había tenido suerte, mucha suerte, pero yo me tenía que alimentar, calmar esa llama que seguía viva en mi garganta.

Esa noche mientras caminaba otra vez por las calles de ese tranquilo pueblo, buscaba a alguien que se ofreciera como mi donante, y calmara mi sed.
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Hola mis dulces lectores!! Este OS es para participar en el concurso de http://villavampiro.blogspot.com espero que os guste y dejad comentarios!!

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Concurso para Vampiros!!



Hola mis dulces lectores!!
Les informo que en el blog Villa Vampiro http://villavampiro.blogspot.com/2011/01/nuevo-concurso-para-tods-aquells-que.html#comments se ha organizado un concurso muy bueno.
Para celebrar sus más de 50 seguidores, la autora del blog, ha organizado este concurso, donde el requisito es que escribas un pequeño relato sobre vampiros y se lo enviies.

El premio?
A parte del reconocimiento en su blog, si eres de España te tocará el 2º libro de Charlaine Harris, titulado "Vivir o Morir en Dallas".
Y si no, pues te enviará dos marca páginas uno con el logo de su blog "Villa Vampiro" y el otro con el logo del tuyo propio.

Ya sabeiis.. A participar!!

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jueves, 20 de enero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 6

Adaptación --- Lemmon




CAPÍTULO 6

- Quiero hablar contigo – Le dijo Bella a Edward a la mañana siguiente, sentándose en la mesa de la cocina donde el estaba tomándose un café.


-No tengo ganas de hablar.

-Vale, entonces escucha. – respondió con dureza.

Edward sabía que no actuaba bien al tratarla de un modo tan rudo, pero sabía que si la trataba mejor al final acabaría tirándosela.

-Bien – dijo el.

-Bien – contestó ella cabreada.

Escucharla llorar en los brazos de su primo mientras que este la consolaba, había despertado en Edward el instinto de acercarse a ella, protegerla y hacerle el amor dulce y suavemente, no sólo follarla. Eso habría creado un lazo afectivo entre ellos y lo habría acabado llevando a la locura.

No entendía que le pasaba, primero celos y ahora eso. ¿Pero que iba mal en él?

Bella cogió aire ruidosamente.

-Después de lo que pasó ayer por la mañana, y luego por la noche, no puedo quedarme. Te agradezco mucho que intentaras ayudarme, pero se que no quieres que esté aquí, así que esta noche me iré.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Se iba? Se marchaba. Aquello que debería aliviarlo le sentaron en realidad como una cuchillada directa a su corazón. Aun sentado en la mesa de la cocina vio como Bella se daba la vuelta para irse.

Edward se puso en pie y le cortó el paso.

-¿Qué te hace pensar que no quiero que estés aquí?

Bella frunció el ceño ante su pregunta.

-Se que desde que era una adolescente no he sido considerada ni demasiado guapa, ni lo suficientemente atractiva ni femenina para los hombres. Lo he escuchado en varias ocasiones. No me gusta el maquillaje, y no me siento cómoda con vestidos, por no hablar de que detesto la ropa de encaje y las medias. No sé ser coqueta ni interesante para seducir a un hombre. Y sé que muchos hombres podrían considerarme como un fenómeno de feria más que como una mujer, entre los cuales te incluyo a ti. – dijo Bella casi sin respirar.

Edward estaba bloqueado. Estaba tan equivocada que el apenas podía asimilar lo que decía.

-¿Piensas que no me siento atraído por ti?

Bella hizo una mueca graciosa con la nariz, que tal vez en otra ocasión habría hecho reír a Edward.

-Cuando me viste aparecer con tacones y encaje me deseaste, hasta que estuve desnuda y se te quitaron las ganas, como a todos los hombres del instituto. Luego me dijiste que te dejara en paz a menos que estuviésemos en la cama, donde cumplirías tu promesa. ¿Se me ha pasado algo por alto acaso?

Edward frunció los labios y negó suavemente con la cabeza. En ese momento deseó tener delante a todos esos hombres de los que ella hablaba y golpearlos por haberla hecho sentir poco femenina.

-Creo haberte demostrado que yo no hago nada por obligación, así que supongo que sabrás que no fingiría que me excitas cuando no lo hicieras. ¿verdad?

Bella bajó la mirada un segundo y luego volvió a mirarlo con los labios apretados. Edward continuó:

-Y en cuanto a lo de que no eres femenina, vaya tontería. No es el maquillaje lo que te convierte en mujer, sino tu respuesta ante Emmett y yo. Si me comporto como un gilipollas, es porque te deseo demasiado.

-¿Demasiado?- Bella lo miró asombrada, sin creerse lo que él decía.

Edward la tomó de la muñeca y la atrajo hacia el, posando la mano femenina directamente sobre su erección.

-¿Te parece que miento?

Ella acarició fascinada por encima del pantalón hacia arriba y abajo.

-No.

Edward sintió que se excitaba más de la cuenta. La sujetó de la muñeca deteniéndola.

-No comiences algo que no puedas terminar.

Bella se agarró firmemente de la cinturilla de los pantalones cortos de Edward y comenzó a bajárselos.

-Puedo terminarlo. ¿Acaso no lo hice anoche?

Sólo pensar en su pequeña boca recorriéndolo lo transportó directamente al paraíso que había descubierto anoche. Emmett le había indicado paso a paso que hacer para enloquecerlo, y él había perdido el control.

Bella sintió bajo su mano como su miembro palpitaba, y como respuesta lo apretó más.

Edward le agarró los dedos con los que bajaba sus pantalones.

-No lo hagas – dijo.

Bella no se detuvo, lo que provocó que él le apartara las manos.

-¿Me deseas pero no quieres que te toque? ¿Me deseas pero no quieres que te la chupe? Edward haz el favor de explicarme esto antes de que me vuelva loca.

-Si sigues con esto voy a querer mucho más de ti. Sólo puedo pensar en follarte. – Bella abrió los ojos sorprendida - Tú quieres conservar tu virginidad, y si sigues provocándome al final acabaré penetrándote. Y si lo hago me quedaré dentro de ti todo el maldito día. Querré más por la noche. Y Emmett también lo querrá.

Bella respiró hondo. Un leve rubor cubrió sus mejillas.

-Oh.

-Apenas puedo contenerme, así que yo que tu saldría de aquí pitando.

Bella no se movió. Lo miraba fijamente mientras que el hombre frente a ella se preguntaba en que estaba pensando. Si ella acababa cediendo en ese momento no tendría el suficiente autocontrol para decir que no. Acabaría arrastrándola de vuelta a la cama de Emmett y acabaría haciendo algo de lo cual después se lamentaría.

Bella se acercó a él, posó sus manos en sus hombros y acarició suavemente sus labios con los suyos.

-Gracias. Ha sido muy considerado de tu parte el que no hayas cogido el camino fácil. Podrías haberme dejado pensar que no era lo suficientemente femenina para ti y no lo has hecho. Gracias. – sonrió ella.

Edward se encogió de hombros. No sabía por que pero se sentía a gusto sabiendo que había provocado en ella esa sonrisa.

-Sólo he sido justo – le sonrió de vuelta.

-Entonces yo también debería ser justa y admitir que también te deseo. Emmett y tu me excitáis. Siento que en vuestros brazos me derrito. Jamás me había sentido así.

La duda de saber si ella lo deseaba más a él que a Jacob o a Emmett le provocó una especie de frenesí que combinaba perfectamente una mezcla de celos y una euforia y lujuria similares a las que se siente al consumir alguna droga.

Estaba perdido. Antes de pensar en que debía comenzar a alejarse, ya la había agarrado del pelo, enterrando sus dedos en sus rizos castaños y había bajado para devorar su boca. Bella abrió sus labios con un jadeo, buscando profundizar el beso.

Edward la estrechó con fuerza mientras unía sus lenguas y sintió como perdía el equilibrio.

Su sabor lo embargó. Su olor lo embriagó. El tacto de sus duros pezones en su pecho lo hizo desear tocarlos. Y no se contuvo.

Bajó delicadamente las tirantas del top que Bella llevaba y luego ahuecó sus perfectos pechos, ni demasiado grandes, ni demasiado pequeños. Para él.

Edward tiró bruscamente del top hasta bajárselo por la cintura y luego agarró sus pantalones cortos, bajándoselos de un tirón al mismo tiempo que sus bragas.

Ya la tenía como la quería. Desnuda. Y ahora sólo le quedaba comprobar sus sospechas.

Pasó un par de dedos por sus pliegues y lo confirmó. Bella estaba húmeda. Muy húmeda. Con firmeza se agarraba a su camisa, cerrando los puños con desesperación, jadeando y con las pupilas dilatadas.

Edward la levantó por la cintura con brusquedad, ignorando su grito ahogado, y la sentó en la mesa de la cocina. La había imaginado miles de veces sobre esa misma mesa, lista para que el la degustara como si fuera el mejor plato. Pero la realidad superaba con creces la ficción.

A Bella se le aceleró el corazón cuando vio como el se quitaba la camiseta, apartándola a un lado sin importancia. El pecho de Edward subía y bajaba aceleradamente. El hombre se bajó los pantalones, provocando una oleada de deseo en la chica.

Con los ojos fijos en ella la tomó por los muslos y la atrajo al borde de la mesa. Se recostó sobre ella y la cubrió con su caliente cuerpo.

El deseo le hacía hervir la sangre, y pudo ver en los ojos de Bella que ella estaba en la misma situación.

El le besó el vientre, entreteniéndose en su ombligo para continuar su camino hacia el sur. Ella abrió aún más sus piernas ofreciéndose silenciosamente.

Bella tenía los pezones erizados, lo que no pasó desapercibido para Edward, que se inclinó sobre ellos, capturando uno con la boca. Lo devoró como si fuese un caramelo, lamiendo, palpando, mordiendo.

Bella comenzó a jadear. Le acercó la cabeza con las manos, haciendo que se presionara más contra ella.

-Ed...ward – gimió entrecortadamente.

Edward volvió a mirarla. Sus labios enrojecidos le hacían una muda invitación que él no rechazó. El beso fue dulce, apasionado y tierno. Una nueva oleada de lujuria lo invadió.

Le envolvió las caderas con las manos, encantado de que sus palmas casi podían cubrir su cintura por completo y de que su húmedo sexo y sus pliegues hinchados le resultaran tan acogedores.

Cogiendo su erección la situó contra la vagina de Bella.

Estaba tan húmeda y caliente que sus fluidos mojaron completamente su punta y le hicieron arder. El saboreó el momento previo a hacerla suya.

Dios. Estaba temblando. El deseo lo atrapaba de una manera delirante.

-Edward – imploró ella para que la penetrara... o para que se detuviese.

No podía detenerse en ese momento. Ella estaba dispuesta, húmeda, con la mirada brillante. Con... ¿lagrimas en los ojos?

La simple visión de sus lágrimas le hizo mirar a su alrededor y darse cuenta de que Bella, virgen, estaba tumbada sobre la mesa de la cocina a punto de regalarle algo que estaba conservando para otro hombre.

Edward tragó saliva. Tal vez a Bella no le importaría ya. Tal vez esta vez fuera diferente. Bella no era una adolescente. No tenía una familia problemática. No era Tanya.

Si la penetraba sería suya por completo. Todo lo bueno sería de ellos, sonrisas, juegos, bromas, días y noches de buen sexo. Pero también los sería la responsabilidad si algo salía terriblemente mal.

Aquel último pensamiento le sentó como una jarra de agua fría, y el deseo comenzó a abandonarlo. Dio un paso atrás.

-¿Es que no pensabas detenerme? – rugió su bestia interior.

Bella vaciló.

-Sí.

Edward abrió la boca conmocionado.

-¿Cuando?

-Bueno, yo...quiero decir que intenté detenerte.

Edward se subió los pantalones, acomodando su erección con una mueca de disgusto.

-¿De verdad estás enamorada de esa estrella del pop?

Bella se incorporó, se hizo un ovillo y rodeó sus rodillas con los brazos, viéndose muy vulnerable a los ojos de Edward.

-¿Estaría aquí tratando de aprender todo esto si no lo estuviera?

-Sólo tu sabes por qué estas realmente aquí. Pero Bella, estás jugando con fuego y lo sabes. La próxima vez, di simplemente no. Si Emmett hubiera estado aquí, puede que no me hubiera detenido. La próxima vez, te follaré y... a la mierda con las consecuencias.

Edward se fue, dejando a Bella sola con sus pensamientos.


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martes, 18 de enero de 2011

Premio de Jennie!!


Mis dulces lectores, hoy cumple un mes con su blog Jennie http://www.keepgoingovertwilight.blogspot.com/
Nena desde el fuego y el hielo te deseo que cumplas muchos más, y que tengas mucha suerte!!
Un beso enorme ^.^

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domingo, 16 de enero de 2011

Aunque estés con él * OneShoot

Hola mis dulces lectores!! Como llevo un retraso publicando los capítulos de "YoEraElSol.." quisé recompensaros con este OS, espero que os guste!!
OsAmo!!^^


Aunque estés con él

Ya quedaban pocas horas, para el gran día, aunque para mi fuera el día en el que me arrancarían el corazón.


Ella, el amor de mi vida. Ella, que siempre había estado a mi lado. Ella, que siempre la había considerado mi mejor amiga. Ella..

Siempre pensé que ese cosquilleo que sentía cuando la veía, era solo alegría, que las ganas de sonreír, eran por casualidad, y que las ganas de abrazarla era solo porque era mi mejor amiga.

Pero que equivocado estaba..

Me engañaba a mi mismo diciéndome, que solo era amistad, que no había nada más, que solo era mi amiga, y como tal no la quería perder.

Que bonita estas
cada día mas
tanto que decir
tanto que reir para no llorar
se que puedo controlar mis pensamientos
pero no consigo callar el sentimiento
que es libre como el viento

Tengo que admitir que me ponía celoso cuando estaba con otros chicos. Yo la quería proteger.

-Edward!- se quejaba riendo cuando algún chico se le acercaba con la intención de algo más y yo me la llevaba del lugar.

-Bella, ese chico no me gusta, tú mereces algo más- la seriedad, la preocupación.. recorrían mis venas cuando pronunciaba esas palabras, que por desgracia las decía mucho más de lo que me hubiera gustado.

Pero sabía, aunque no quisiera admitirlo, que un día ella encontraría a alguien, y que yo no podría hacer nada.

No quería pensar en eso..

Al poco tiempo se me acercó muy contenta, y lo que me dijo me arrancó un trozo de mi alma.

no pretendo que lo dejes todo por mi amor
no te digo que conmigo te va a ir mejor
solo digo que no ignores a tu corazón
es el unico que siempre tiene la razón


-Mike quiere que sea su novia!!

-Y tú.. tú.. que le has dicho?- le pregunté con un nudo en la garganta deseando que un no saliera de sus labios.

-Que crees? He aceptado!

-Pero Mike? Él no..

-Edward no lo digas! Yo también merezco ser feliz, y por lo visto mi príncipe azul.. si él no se da cuenta que lo estoy esperando, yo no me quedaré sentada.. lo siento..

Tuve la sensación que eso que me decía tenía algo oculto, pero no le quise prestar atención, o más bien no pude, mi corazón dolía. Dolía mucho.

Entonces fue cuando me di cuenta, de que yo sentía algo muy fuerte por ella, pero me di cuenta demasiado tarde, ahora me tendría que conformar solo con su amistad. Solo amigos.

he inventado mil razones para olvidarte
he luchado con mis ganas para no llamarte
mi promesa siempre a sido ser un hombre fiel
mi promesa es respetar tu piel


Los días pasaban, y con ellos los meses, yo cada día me sentía más hundido, más hundido en mi propia oscuridad.

Ella se veía feliz, y cuando escuchaba el nombre de Mike salir de sus labios, me rompía cada más por dentro.

y no dejare de amarte aunque estes con él



Cuando me explicaba, lo que hacía con él la ira, recorría cada célula de mi cuerpo.

Bella cada vez estaba más hermosa, sus ojos brillaban cuando la tenía a mi lado, su cabello con fragancia a fresas me volvía loco, y ese olor me perseguía día y noche, sus labios rojos eran el manjar que cualquier dios quisiera probar. Y sus ojos.. sus ojos achocolatados, mi perdición, me hipnotizaban y no me dejaban escapar.

Me lamentaba cada día de no haberme dado cuenta de lo que sentía por ella era tan fuerte, que no podía tenerla entre mis brazos, y que no podía acariciar su suave piel..

Como me lamentaba..

Pero me tendría que resignar. Me tendría que conformar solo con su amistad, tendría que apoyarla cuando ella me necesitara, yo siempre tendría un hombro en el que ella podría llorar.

Sobrevivire pensando en ti lo hare
quedan los recuerdos
flotando entre tus besos
anoche lo soñe

Ya hacía casi un año que me había dado cuenta que amaba a Bella en secreto, y en unas horas se casaría con Mike, y la perdería para siempre.

Mike y yo nunca nos llevábamos bien, siempre que podíamos nos evitábamos, y aunque eso le hiciera daño a Bella, no podía soportar verla en los brazos de ese hombre, o de cualquier otro hombre que no fuera yo.

En el momento que Bella digiera “si quiero” yo desaparecería para siempre, verla crear una familia, y que yo no formara parte me destrozaría.

Había pensando más de una vez en decirle todo lo que sentía, pero cada vez que me decía a hacerlo, algo dentro de mi se movía, y me decía que no lo hiciera. Supongo que eso es lo que llaman conciencia, porque no me perdonaría nunca hacer daño a Bella. Porque aunque Alice, mi hermana y la mejor amiga de Bella, estuviera muy convencida de que si yo se lo contaba todo, ella dejaría a Mike, yo no estaba muy convencido de eso, ya que si ella no sentía lo mismo que yo, destrozaría una amistad de años, ella sufriría, ella lo pasaría mal..

Mejor tener la boquita cerrada.

será que puedo controlar mis pensamientos
pero es imposible callarme lo que siento
que llevo aqui mi dentro

Me encontraba delante del espejo de mi habitación, el nudo de la corbata me ahogaba, me sentía sin respiración, y mis ojos me nublaban la vista por culpa de que estaban llenos de lágrimas.

Tenía que ser fuerte, pero hasta cierto punto, cuando estuviera completamente seguro que ya no había marcha atrás, yo desaparecería, y nuestros ojos nunca se volverían a encontrar. Me inventaría cualquier excusa para justificar mi ausencia, y me iría del lluvioso pueblo de Forks.

La pequeña iglesia estaba llena de amigos, familiares y conocidos. Nadie se quería perder ese momento.

Abrí la puerta de madera tallada de la derecha, allí es donde estaría Bella, necesitaba verla por última vez.

-Bella..- el aire escapó de mis pulmones cuando la vi. Estaba hermosa, su cabello estaba recogido, y su cuerpo estaba cubierto por una sencilla tela blanca, que marcaba cada una de sus curvas. Era como un ángel caído del cielo.

Mi ángel..

-Edward..

Cuando dijo mi nombre, no pude evitarlo, me lancé a sus labios, como si hubiera estado perdido en el desierto durante días, y esos rojos labios fueran las gotas de agua que me quitarían al sed.

no pretendo que lo dejes todo por mi amor
no te digo que conmigo te va a ir mejor
solo digo que no ignores a tu corazón
es el unico que siempre tiene la razón

-Yo.. lo..

-Edward, no lo digas que lo sientes, yo no lo siento

-Bella, yo te amo, pero ahora es muy tarde.

Salí. Salí sin esperar respuesta, y fui al único lugar de Forks donde estaría en calma.

Un pequeño claro se abría en medio del espeso bosque, el murmullo del río cercano me relajaba, y el cantó de los pájaros hacía de ese lugar mi sitio especial.

Me tiré encima de la húmeda hierba, y lloré, lloré igual que un niño, porque aunque siempre he escuchado que los hombres nunca lloran, eso me dolía tanto..

he inventado mil razones para olvidarte
he luchado con mis ganas para no llamarte
mi promesa siempre a sido ser un hombre fiel
mi promesa es respetar tu piel


No sabía cuanto tiempo había estado allí tumbado con los ojos cerrados, pero algo acarició mi mejilla.

-Que haces aquí?

-Creo que merezco tener la oportunidad de responder a tu declaración, no?

Bella se encontraba enfrente de mi, una sonrisa iluminaba su rostro, y sus ojos tenía destellos de felicidad.

-Edward, yo también te amo, y no entiendo porque no me habías dicho antes lo que sentías, tú eres mi príncipe azul, y siempre lo has sido..

No quise escuchar más, por segunda vez ese día, volví a unir nuestros labios. El beso fue dulce y lento, en el, le demostraba todo lo que sentía.

-Y la celebración?

-Alice se ocupa de eso

-Y Mike?

-Lo superará.

-Te amo

-Te amo- fue ella la quien unió nuestros labios esa vez.

y no dejare de amarte aunque estes con él
he inventado mil razones para olvidarte
he luchado con mis ganas para no llamarte
mi promesa siempre a sido ser un hombre fiel
mi promesa es respetar tu piel
y no dejare de amarte aunque estes con él
 
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Espero que os haya gustado!! El OS esta basado en la canción "AunqueEstesConÉl" de Luis Fonsi. Este es el link de la canción http://www.youtube.com/watch?v=gASAtd67D84&ob=av3el
 
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sábado, 15 de enero de 2011

Yo era el Sol.. * Capítulo 3

Hola mis dulces lectores!! lo siento por tarderme tanto en publicar este fic, pero cuando creía que tenía tiempo, pasaba algo.. y ya no podía.
Bueno, sin más espero aquí teneís este capítulo espero que os guste, en un ratito publico el siguiente.
OsAmo!!^^


Capítulo 3

Al llegar lo primero que hice fue llamar a Bella, quería estar completamente seguro que estaba bien, que nada le había pasado..


Marqué su número a una velocidad increíble, y los pitidos al otro lado me informaron que había linea.

Un pitido, dos pitidos, tres pitidos..

-Quien?

-Charlie! Está Bella ahí?

-No, ella no está

Antes de que digiera nada más, colgué el teléfono.

Si no estaba en casa.. ¿donde se habría metido? ¿estaría con el chupasangre?

Volví a marcar su número.

-Quien?

-Charlie, Bella esta con.. Edward?- dije el nombre de la sanguijuela con asco

-Si, ella y Edward se fueron a ver a Renee

-Esta bien..

Colgué. Así que si Bella no estaba en Forks, eso quería decir que seguramente no sabía nada de todo lo que había pasado.

Sam me había pedido que hablara con los Cullens para dejar las cosas claras sobre lo del tratado, aunque no entendía muy bien porque tenía que ser yo el que fuera hablar con ellos, ya que Sam era el alpha de la manada, y le correspondía a él todo eso del “papeleo”.

Pero entonces, una idea cruzó por mi mente, me podría encontrar con los Cullens, si, pero solo lo haría con uno solo, con Edward. Le dejaría todos los puntos del tratado claros, pero me aseguraría que Bella también estuviera presente. Eso sería una buena excusa para verla de nuevo, así demostrarle que su querido vampiro también rompe las reglas.

Aunque para eso tenía que poder hablar con Bella.

Marqué de nuevo su número.

-Quien?

-Esto.. Charlie, cuando vuelve Bella?

-No creo que tarde mucho.. quieres dejarle algún recado?

-No, tengo que hablar con ella urgente.

Y eso fue todo antes de volver a colgar.

El plan que se estaba formando en mi cabeza era estupendo. Citaría a Bella en algún lugar donde estuviera seguro que ese vampiro estuviera con ella.

Mientras mi cabeza se sumergía en el viaje de encontrar el mejor lugar para encontrarnos, no podía pensar en los labios de Bella, en el dolor que sentía cada vez que la veía con él..

Sé las haría pagar a ese estúpido vampiro una a una.

Volví a marcar el número de casa de los Swan, la paciencia no era lo mio.

-Diga?

-Has vuelto- dije con voz de alivio. Ella volvía a estar en casa, y mi corazón latió más deprisa de lo normal como efecto de haber escuchado su voz.

-Si- me contestó mientras carraspeaba

-Porque no me has llamado?- demandé

-Porque llevo en casa exactamente cuatro segundos y tu llamada interrumpió el momento en el que Charlie me estaba diciendo que habías telefoneado- dijo con tono enfadado.

-Lo siento.

-Dime, porque agobias a mi padre?

-Necesito hablar contigo

-Seguro, pero eso ya lo tengo claro. Sigue.

Vale, tenía que pensar en un lugar donde encontrarme con ellos, y rápido, un lugar donde seguro estaría ella y.. él, un lugar donde hubiera testigos, y así me podría controlar a la hora de matar a ese chpusangre.

-Vas a ir a clase mañana?

-Claro que iré, porque no iba a hacerlo?

-Ni idea, solo era curiosidad.

No podía decirle porque la quería ver, sino de seguro que su adorable Edward se inventariá alguna excusa para que no fuera a clase.

-Supongo que nada en especial. Solo.. quería oír tu voz.- le dije para excusarme, aunque por una parte era lo que más deseaba.. solo escuchar su voz decir mi nombre.

-Si.. lo entiendo.. me alegra tanto que hayas llamado Jacob..- un silencio se hizo al otro lado de la linea. Se sentía como si se estuviera reprimiendo de decir algo.

Vi a Sam acercarse a mi casa por la ventana, iba acompañado de Paul y Seth.

-He de irme – el alpha me estaba haciendo señas para que saliera de la casa, quería hablar conmigo

-Que?

-Te llamaré pronto, vale?

-Pero Jake..

Dejé a mi Bella con la palabra en la boca, pero aunque me doliese eso, el poder que Sam aplicaba sobre mi, era muy superior.

Salí para encontrarme con la parte de la manada que esperaba frente mi casa.

-Ya has hablado con esa y con el chupasangre?- preguntó Paul

-Ella tiene un nombre- le contesté empezando a temblar. No podía soportar que nadie se metiera con Bella

-Uy, si lo siento..- que falsa sonaba esa disculpa

-Venga Jake, tranquilizate. Solo queríamos saber.- Sam siempre tan amigable

-Si, si que he hablado con Bella, mañana me encontraré con la sanguijuela en el instituto de Forks.

-Quieres que alguien te acompañe?

-No hace falta Sam, sé controlarme.

Dicho eso, me metí dentro de mi casa otra vez, mañana sería un día bastante importante.. volvería a ver a Bella, aunque solo fuera para dejar en ridículo a su adorable vampiro.
 
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viernes, 14 de enero de 2011

Premio de Angy!!


Muchas graciias Angy!! ella siempre se acuerda de mi, y pues yo le estoy muy agradecida!! me encanta el premio, y es q encima, ella, se acordó de mis dos blog!! mil graciias!! =D
TeQuiieRo^^

jueves, 13 de enero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 5

Adaptación --- Lemmon


Capítulo 5

El grito de placer de Bella aun resonaba en los oídos de Emmett cuando ella cerró los ojos y se sumió en un sueño profundo. Bella había gritado el nombre de Edward cuando se perdió en la pasión. No el suyo, sino el de su primo.


Haciendo una mueca ante su dolorosa erección, Emmett le extrajo con cuidado el vibrador y saco los dedos de su saciado sexo.

Tragándose el nudo de envidia, Emmett se recordó a sí mismo que todo era por una buena causa y levantó la mirada hacia su primo, que se había quedado inmóvil y relajado sobre el cuerpo de Bella, con la semierección aun en su puño.

Edward se había corrido sin contención, lo que era bastante inusual. Pero si Bella conseguía hacerle eso sin que Edward la hubiese penetrado, Emmett no podía más que imaginar los fuegos artificiales que estallarían si su primo se permitía hacer el amor con ella. Si admitía que Bella era mas que un polvo, que era importante para el. Emmett podía ver claramente que para su primo lo era.

-¿Por qué coño me miras así?- refunfuñó Edward.

-Por nada.

Emmett volvió su cara a la dulce figura durmiente de la cama. Bella era todo lo que necesitaban, y él haría lo posible por desterrar todos los miedos que su primo tenía. Pero no esa noche, o Edward saldría corriendo al darse cuenta de lo que pretendía.

-Edward podrías asearla tú. Tengo las piernas y la polla acalambradas. – Edward gruño – Si te supone un problema, yo mismo lo haré en unos minutos – añadió.

-Ya me encargo yo.

-Bien. Cuando termines, la metes en la cama. Voy a darme una ducha.

Edward vaciló y luego asintió con la cabeza.

-Ah, y quédate con ella hasta que vuelva. No vaya a ser que se despierte desorientada y se asuste.

-Es adulta – replicó.

-Si pero no esta acostumbrada. Solo serán 15 minutos, ¿vale?

Edward apretó los dientes y respiró sonoramente.

-Que sean 10. A menos que haya sexo de por medio no quiero estar con ella.

-¡Qué sorpresa! – masculló para si mismo Emmett para que Edward no lo oyera. Tenía mucho trabajo por delante si quería formar una familia – Vale, diez minutos.

Emmett se giró para salir de la habitación y sonrió pensando que Edward no podría permanecer demasiado tiempo sin tocarla.

((((0))))

Edward despertó con la luz del amanecer. Había pasado la noche removiéndose en la cama sin dormir demasiado. Normalmente le ocurría, pero la punzada de celos que sentía de saber que Bella y Emmett compartía el calor de sus cuerpos lejos de el, no había hecho sino empeorarlo.

Se levantó de la cama y fue hacia la habitación de Emmett. Sabía que la imagen que vería sería una tortura pero no podía evitar ir allí.

Y lo vio. Ambos descansaban acurrucados, enredados entre las sábanas con las piernas entrelazadas. La espalda de Bella estaba pegada al pecho de Emmett y este había posado su mano sobre uno de sus pechos.

Tres cosas que el no se merecía, porque había destruido a la inocente Tanya...

Interrumpiendo sus pensamientos regresó a su habitación para empezar sus ejercicios.

Mientras hacía sus abdominales escuchó como Bella y Emmett se daban los buenos días. Sabía lo que venía a continuación, y deseo haber tenido aunque sea una radio para no tener que oírlos.

Agarró las pesas mientras se recriminaba por sus celos. Emmett era una buena persona, siempre intentando ayudar, alegre... se merecía cualquier felicidad que pudiera darle una mujer. Y a él, bueno, él era otra historia.

Volvió al suelo para hacer más abdominales. De repente oyó la risa de Bella, seguida de varios suspiros que bajaron directamente a su miembro.

La envidia volvió a recorrerle y cada vez se le hacía mas difícil concentrarse en sus ejercicios.

Imaginaba las manos de Emmett acariciando el suave cuerpo de Bella mientras inspiraba su embriagante olor. Luego iría bajando con ardientes besos y caricias, separándole con lentitud los muslos hasta llegar a su palpitante sexo, y sentiría como poco a poco su resbaladizo refugio cobijaba sus dedos.

El vientre de Edward se contrajo. Hacer abdominales no era fácil con el miembro erecto, más ahora que Bella había empezado a gritar.

Mierda. Se quitó las ropas y se dirigió a darse una ducha de agua fría.

Cuando salió de la ducha y empezó a secarse, volvió a escuchar los suspiros y gemidos implorantes de Bella.

-Por favor, Emmett.

Edward estuvo bastante tentado de unirse a ellos. Después de todo su primo y él lo compartían todo desde hacía diez años. Pero entonces ¿Por qué envidiaba tanto el placer que le daba Emmett a Bella? Nunca le había importado antes.

Pero Bella le había provocado demasiado. La noche anterior había deseado abrirle las piernas, acomodarse y reclamarla. Y ese deseo durante la noche había crecido como las malas hierbas. Estaba perdiendo el control, y debía recuperarlo antes de perderlo por completo y sufrir las fatales consecuencias.

Con un gruñido se puso sus pantalones y se encaminó a la cocina por un café. Al pasar por la habitación de su primo no pudo evitar mirar hacia dentro. Al ver a Emmett mordiendo el cuello de Bella mientras que sus elegantes dedos jugueteaban entre los muslos abiertos de ella, sintió un golpe en el estómago.

Desde su posición podía ver los pliegues resbaladizos, rojos e hinchados de la chica.

-No puedo soportarlo más. – suplicó Bella.

-Puedes. Solo un poco más. Deja que el deseo aumente cariño. – Emmett sacó los dedos del hinchado sexo de Bella para acariciarle los muslos y el vientre.

Bella levantó las caderas. Edward no podía ignorarlo. Y no iba a hacerlo. Entró en la habitación y se bajó el pantalón hasta las rodillas con un ansia salvaje. Necesitaba hundirse en ella desesperadamente. Tenía que ser el primero. Ya.

-Emmett, tócame.

El grito de Bella sacó a Edward de su estupor. Le había pedido a su primo que la tocara, no que la follara. Pero ¿en que estaba pensando? El no podía estar con una virgen, ya lo había hecho y sabía lo que venía después, y había estado a punto de reclamarla, a punto de quitarle aquello que reservaba para otro hombre.

Edward se subió los pantalones bruscamente y salió de la habitación pensando como iba a conseguir que Bella pasara allí esas dos semanas sin arrebatarle su virginidad, sin destruirla.

Llegó a la cocina y enfurruñado se puso a prepararse un café. Siguió escuchando los gemidos de Bella hasta que por fin se corrió. Las ganas de golpear algo lo dominaban, en lugar de eso se puso a mirar como goteaba el café para tratar de calmarse.

Minutos mas tarde Emmett y su ausente erección hicieron su aparición para desearle buenos días.

-¿Hizo que te corrieras con las manos o con la boca? – preguntó Edward con el ceño fruncido antes si quiera de poder detenerse.

Emmett se apoyó con las dos manos en la barra de la cocina, arqueó sus cejas en una mueca divertida y se quedó mirándolo. Antes de que pudiera responderle, Edward dijo:

-Olvídalo, no es asunto mío.

-Con ninguna de las dos.

-¿No te la follaste?

-¿Qué mosca te ha picado? – preguntó Emmett – Si la deseas esta mañana, está suave y mojada. Y todavía está en la cama. Ve. Yo me ocupo del café.

Edward suspiró, el no solo tomaría lo que Emmett había compartido hacía unos momentos. Lo tomaría todo. Este juego era peligroso.

-Bella tiene que marcharse.

-Cállate o te oirá – murmuró Emmett - ¿Cuál es el problema? ¿Por qué quieres que se vaya?

-Lo sabes perfectamente. Es virgen.

-Pero ella no es Tanya.

-Bella no tiene nada que ver con ella. No quiero discutir ese tema de nuevo.

-En realidad fue algo que nunca llegamos a discutir. Pero si no quieres hablar de Tanya, estupendo. Pero dime cuales son las otras razonas para evitar a Bella.

-Nada que no te haya dicho antes. Tarde o temprano implorara que la posea y no tendré la voluntad de decirle que no. Si se queda acabaré por no respetar sus deseos.

-Ya se vera si se da el caso. Quizá sea lo mejor que todos le demos exactamente lo que quiere.

-Tu crees que es nuestra.

-Me niego a creer que una mujer que responde con tal perfección a nuestras demandas pertenezca a otro hombre.

-¿Has olvidado acaso nuestro compromiso con ella y el hecho de que cree estar enamorada de otro?

-No. Solo creo que está intentando encontrar su lugar, y que desea que Jacob Black se encuentre en el. Pero no tardará en darse cuenta que no es así.

-Crees que Bella acabará correspondiéndonos y se olvidará de todo lo demás, pero te equivocas. Solo quiere que le enseñemos a ser compartida para ponerlo en practica con otro hombre. Nada mas. Y por tu bien, deja ya de buscar a la mujer perfecta que juegue a las casitas con nosotros hasta que la muerte nos separe. Yo no quiero una esposa, quiero follar cuando quiera, y Bella no vale para eso.

Emmett no dijo nada durante unos segundos.

-Estupendo. Pero procura mantenerla ocupada mientras esté aquí, si no quieres que acabe arrepintiéndose de haber aceptado y vuelva a buscar a Paul y Jared.

Edward reflexionó.

-Genial. Se quedará con nosotros 13 días. Ni más ni menos.

Emmett sonrió, saliéndose con la suya, mientras se dirigía a la puerta trasera dándole la espalda a Edward. Justo antes de salir se dio la vuelta y agarrando las llaves del coche informó a Edward que tenía una entrevista en la radio en la que no tardaría demasiado.

Edward quedó sólo en la cocina con sus pensamientos hasta que apareció Bella con una brillante mirada.

Al despertarse y verse sola en la habitación se había vestido con lo primero que tuvo a su alcance: la camisa de Emmett del día anterior. El aroma del café la hizo espabilarse. Cuando llegó al piso inferior escuchó parte de la conversación de Edward y Emmett. Al llegar a la cocina, justo después de que Emmett se hubiera ido, vio a Edward perdido en sus pensamientos con un semblante demasiado serio incluso para el.

La discusión le había dejado en claro porque durante las interminables veces que se había despertado en la noche solo Emmett estaba con ella, y porque cuando despertó Edward no se unió a su primo. Bella tenía que hacer algo, y lo haría.

-Hola – musitó ella.

Edward levantó la vista de golpe y clavó su ardiente mirada en ella. Inspiró profundamente.

-¿Café? – dijo.

-Claro. Ya me sirvo yo.

Edward le indicó donde se guardaban las tazas. Bella se preguntaba en silencio si todo el deseo que Edward había sentido por ella desde hacía años no se habría esfumado la noche anterior al saciarse, quedando ante el como lo que realmente consideraba que era, lo que los demás hombres veían en ella, una mujer poco femenina, a la que no le gustaban el encaje, el maquillaje y los tacones.

A ella le gustaba su forma de ser, y por eso, cambiar no era una opción. Pero sentía un miedo diminuto, aunque no por ello menos importante a dejar de ser atractiva a los ojos de Edward.

-¿Has dormido bien? – le preguntó a el para romper el silencio.

-No.

-Yo tampoco. – contestó, aunque debido a su silencio probablemente a el no le importara. – No dormiste anoche con nosotros.

-No.

-¿Por qué?

-Suelo tener insomnio. No hubiese sido un buen compañero.

-¿El insomnio es la única razón?

El clavó su mirada en ella con cólera.

-Gatita, no hurgues en mi mente. No te gustará la respuesta.

Seguramente descubriría que a pesar de haberla deseado durante años, anoche no cumplió sus expectativas, pensó ella. Y ahora de no ser por Emmett probablemente estaría saliendo por la puerta de vuelta a casa.

-Puede que no me guste la respuesta, pero si no vas a cumplir tu palabra... – no pudo contenerse.

-Cumpliré mi palabra. Aprenderás todo lo que necesites saber y mas.

-Bien. – se alivió.

-Yo no estaría tan contenta. Emmett tiene la condenada idea de que te enamoraras de nosotros y te desharás del niño bonito para casarte con nosotros y tener bebes.

Bella abrió los ojos sorprendida, contuvo el aliento y dijo:

-¿En serio? – por supuesto que quería eso algún día, pero con Jacob, no con Emmett y Edward.

Edward asintió con la cabeza – Y como no quiero que siga con esa idea, y creo que tu tampoco, te mantendrás alejada de mi.

Edward no se andaba por las ramas. No le iban mucho las relaciones y desde luego no iba a dejar que nadie pensara lo contrario.

-No somos amigos, no me importa lo que pienses y no tengo mas que decirte. – continuó el de forma ruda.

Esto solo hacía intensificar el pensamiento de que lo único que molestaba a Edward era la falta de su feminidad. Serían las dos semanas más largas de su vida. En ese momento se sentía herida, y odió con todas sus fuerzas a Edward.

-Vale. Compórtate como un gilipollas. Me da igual siempre que seas un buen maestro.

Bella se puso de pie y pasó junto a Edward hacia la puerta. Este la agarro del brazo y tiró de ella, acercándola a su regazo.

-Gatita, seré el mejor maestro que puedas imaginar. Que no te quepa la menor duda.

-Me alegra oírlo – se soltó bruscamente – Respetaré que no quieras que te hable a menos que estemos en la cama, siempre que tu no me toques a menos que sea para enseñarme. Así que esta noche, puedes dejarme en paz.

Edward la miró. Una sonrisa amarga curvó las comisuras de su boca.

-Gatita, esa es la mejor idea que has tenido desde que entraste por esa puerta.

((((o))))

La cena transcurrió en un incomodo silencio. Emmett miraba hacia un lado y el otro. Por una parte estaba la dulce Bella, acribillando con su mirada a Edward, lo que le daba a entender que en su ausencia habían discutido. Por el otro estaba su primo, comiendo sin chistar sus chuletas, pero bien sabía Emmett que el apetito de Edward no se saciaba con su comida, dada la mirada hambrienta que se posaba sobre la chica.

Emmett sonrió por detrás de la servilleta. Era el momento de echar mas leña al fuego.

Acarició a Bella en el brazo, y después en su mejilla para después preguntarle:

-¿Mas ensalada, cariño?

Edward apretó los puños, endureció su mirada y fue enfadándose cada vez mas.

-No – sonrió ella – Estoy llena. Pronto no cabré en los pantalones.

Emmett se inclinó hacia delante para depositar un beso tierno en sus labios. Al otro lado de la mesa, Edward se tensó, soltó su tenedor que rebotó ruidosamente en el plato. Emmett lo ignoró.

-Con nosotros dos cerca, no necesitas pantalones, ¿verdad Edward?

-¿Habéis terminado de comer? – soltó bruscamente poniéndose de pie.

Bella se apartó de Emmett.

-¿Quieres que te enseñemos algo esta noche Bella o prefieres que quedarte aquí un poco mas?

Edward soltó la servilleta sobre la mesa.

-Si quieres que te enseñemos algo esta noche, gatita, es ahora o nunca. Tengo mejore cosas que hacer que estar aquí charlando.

Bella se tensó.

-Si estas tan ocupado, no quisiera molestarte. Puedo ir sola con Emmett a su habitación, tu puedes marcharte si quieres.

Emmett veía la discusión como el que está mirando un partido de tenis. Bella se levantó de su asiento y pasó por el lado de Edward. La cara de aturdido de su primo no tenía precio. Contuvo una risa justo antes de ver como Edward se daba la vuelta y seguía a Bella que ya casi había llegado hasta el dormitorio.

Emmett quería que estuvieran irritados pero no tan furiosos que se pusieran a discutir en vez de a follar.

Edward llegó hasta ella, la agarró del brazo, la empujó contra la pared y cubrió su cuerpo con el suyo.

-Me comprometí a enseñarte todo sobre los menages, gatita. Para eso hacen falta tres, no voy a irme a ningún lado que no sea una cama contigo y con Emmett.

Ella abrió la boca para protestar pero Edward se adelantó con un beso abrasador. Sólo con verlos Emmett ya se había excitado.

El tenso rechazo de Bella desaparecía bajo el empuje de la lengua de Edward. Una de sus manos se apretó en su trasero, acercándola más a sus caderas.

No cabía duda, Edward quería penetrarla. Perfecto.

Edward se separó y Emmett aprovechó para cogerlos a cada uno de un brazo y empujarlos dentro de la habitación.

-¿Por qué no entramos, nos desnudamos y nos ponemos cómodos para pasar un buen rato? – dijo Emmett. Luego se volvió hacia Bella - ¿Estás bien, cariño?

Las palabras de Emmett despertaron a Edward, que enseguida se puso en acción. Agarró a Bella de la cintura y la atrajo hacia el. Con una mano bajó su camiseta de tirantes y dejó expuestos sus pechos. Emmett ya estaba duro antes, pero la visión de sus pezones erizados consiguieron hacer la erección aun mas dolorosa.

Bella sospechaba que esa noche la llevarían a probar algo mas duro. El deseo le recorrió las venas. Los dos hombres se colocaron cada uno a un lado suyo. El deseo y la ansiedad de cada uno alimentaban de manera salvaje al otro, haciéndolos excitarse cada vez mas.

Edward se inclinó, ahuecando un pecho con una mano mientras lo acunaba con su boca. Emmett siguió su ejemplo, lamiendo el otro pezón.

Bella se arqueó jadeando y se agarró al pelo de Emmett, indefensa ante la oleada de placer que la recorría.

-Sigamos con el plan – gruñó Edward a su lado.

El plan. Ese que habían estado planeando los dos hombres, Edward moviéndose impacientemente por la cocina, y Emmett cocinando, mientras ella preparaba sus exámenes ajena al "plan".

Emmett se separó a regañadientes de su pezón. Si las cosas le salían como tenía planeado, y conseguía aplacar a la bestia que tenía al lado, tendría toda una vida para seguir disfrutándolo. También se había despertado su bestia interior al pensar lo que vendría esa noche.

Bella gimió implorante ante la pérdida de sus caricias.

-Ahora – resonó Edward impacientemente.

-Cariño, ayer por la noche queríamos que te acostumbraras a aceptar las caricias de dos hombres. – Bella lo miró, esperando que continuara – Bien. Esta noche aprenderás cuanto placer puedes darnos tú. Lo cual es todo un desafío puesto que tu quieres mantenerte virgen y aun no estas preparada para la penetración anal.

Bella meditó.

-No sé nada de sexo oral.

Él le acarició los hombros tranquilizándola.

-De eso nos ocuparemos los tres. – ella asintió con la cabeza mientras mordisqueaba sus labios.

Esta imagen provocó una oleada de lujuria en Emmett. A su lado Edward parecía a punto de perder la paciencia. Ambos terminaron de despojar a Bella de sus prendas.

Emmett instó a Bella a ponerse de rodillas. Ella lo hizo sin apartar la mirada de Edward. Ambos hombres se despojaron de la camisa y desabrocharon los botones de sus vaqueros. Emmett se colocó detrás de Bella mientras ella veía como Edward liberaba su erección para poco después empezar a acariciarla.

Detrás de Bella, Emmett liberó su miembro, apoyó sus manos en las caderas de Bella y le acarició la suave piel.

-Tócale – susurró Emmett.

-¿Qué? – Emmett subió sus manos hacia sus pezones. Se los apretó.

-Toma el miembro de Edward en la mano y acaríciale, justo como está haciendo el.

Bella estiró el brazo lentamente y tomó la dura carne de Edward en su mano. La deslizó hasta la punta, y le pasó el pulgar por el glande. Edward gimió sonoramente.

-Muy bien – elogió Emmett – ahora sube la mano, y vuelve a bajarla.

Bella repitió el movimiento, acelerando cada vez mas.

-Apenas puedo cerrar mi mano en torno a el. – Bella frunció el ceño en concentración, y llevo su mano izquierda al encuentro con la derecha. Las usó con mas vigor, y observó como los oscurecidos ojos verdes de Edward se cerraban mientras echaba su cabeza atrás rindiéndose al placer.

-Muy bien – masculló Emmett – Ahora humedécete los labios. – Emmett no pudo resistirse a morderle el cuello – Inclínate, abre bien la boca y captúralo con los labios.

Bella lo miró picaramente por encima del hombro.

-¡Ahora! – exigió Edward.

-Pídelo por favor – se burló ella.

Emmett no pudo contener la risa. Bella sabía ya como tener a un hombre en la palma de su mano.

-¡Maldición!

-Respuesta incorrecta – Bella coqueteó.

Edward tragó saliva y cerró los puños.

-Por favor. – roncó.

Bella se lanzó a Edward con una última mirada desafiante. Emmett observó todo con necesidad y envidia. La lengua de Bella rodaba resbaladiza por su miembro. El la fue penetrando cada vez mas hasta que prácticamente toda su longitud desapareció en su boca.

La imagen lo mataba, imaginando lo fabuloso que sería cuando le tocara el turno a el.

Bella se retiró y volvió a repetir el proceso. Edward soltó otro gemido, aferrandose a las manos de Bella.

-Succiónale con fuerza – dijo Emmett – le gusta así.

Un instante después Edward apretó los dientes.

-¿Estás apunto de explotar? – preguntó Emmett.

-Sí, maldita sea.

Bella lo llevaba con increíble rapidez al orgasmo, logrando sorprender a Emmett. Por lo general, su primo podía hundirse en la boca de una mujer durante mas de 20 minutos y seguir aguantando. Emmett lo miró. Su primo estaba tenso y ruborizado, cerca de perder el control.

-Bien – murmuró Emmett en su oído – Ahora mas lento. Hazle sufrir. Ahuécale los testículos con una mano.

Bella siguió las instrucciones. Edward estiró el puño cerrándolo sobre el pelo de la chica. Emmett estuvo a punto de detenerlo cuando ella gimió, y no de dolor. Emmett sonrió.

-Sigue así cariño. Succiónale lentamente. Lame su glande con la lengua. Perfecto.

Edward gimió. Tensó los muslos y apretó el puño sobre el pelo de Bella.

-Cielos, no puedo contenerme.

-Buena chica – sonrió Emmett – ahora pásale la punta de los dientes sobre el glande.

-No – protestó Edward.

-Hazlo – ordenó Emmett – luego succiónale de nuevo, se correrá.

La imagen de Bella obedeciendo la orden de Emmett hizo gemir a ambos hombres.

Edward rugió echando la cabeza hacia atrás y gritando su éxtasis.

-Trágalo, cariño. Está bien.

Ella lo hizo. Dios, era asombrosa. Ahora era su turno.

Edward se apartó mientras Bella continuaba lamiéndole como si no estuviera dispuesta a dejarlo marchar.

Por lo general llegados a este punto Edward dejaba a Emmett que fuera el que complaciera a la mujer. Por ello, Emmett se sorprendió cuando Edward se arrodilló ante Bella clavando los ojos en ella. Edward agarró sus caderas, alzándolas hacia el, bajo la mirada estupefacta de Emmett.

-Tengo que saborearte – masculló – tengo que saber lo mojada que estás.

El hundió la boca en sus pliegues femeninos. Se aferró a sus caderas y la atrajo mas a el para profundizar el beso. Bella se estremeció.

Emmett se levantó y se acercó a la cama a observarlos. Edward introducía dos dedos en su interior.

Edward giró la cabeza para mordisquear el muslo de Bella.

-El vibrador.

Emmett se acercó a la mesita de noche, cogió todo lo que necesitaba y lo preparó, luego se giró hacia ellos.

Bella parecía una diosa tumbada en la cama, perlada de sudor. A Emmett le hirvió la sangre. Se colocó de nuevo detrás de ella, le puso la mano en la espalda y dijo:

-Cariño ponte a gatas.

Bella lo hizo sin que Edward perdiera el ritmo. Emmett le acarició la cadera, y acariciándole con la lengua el lóbulo de la oreja susurró:

-Relájate y dime si te duele. Intentaré que te resulte fácil.

Bella se agarró al edredón. Emmett le abrió las nalgas comenzando a introducirle un nuevo vibrador, mas grande que el anterior.

Solo ver como iba despareciendo en ella le hacía arder.

De repente ella se puso tensa y gimió.

-¿Te duele?

-Un poco

-Acéptalo por nosotros. ¿Puedes? – Bella asintió.

Cuando Emmett terminó de insertarlo, ella gritó. Lo puso en funcionamiento. Casi al instante ella jadeó.

-¡Sí!- gritó – Necesito... Oh, Dios...

-Lo sabemos – Emmett se colocó delante de ella, y le quitó los rizos castaños de la cara – succióname – dijo.

Ella se abalanzó sobre su miembro. Emmett contuvo el aliento. El ansia con el que lo devoraba lo hacía arder cada vez mas. No usó los dientes, como si supiera que eso sólo le gustaba a Edward. Simplemente se limitó a chupársela a un ritmo intoxicante.

Emmett comenzó a jadear, la agarró del pelo, intentando que fuera mas despacio.

El clímax se acercaba. Emmett intentó contenerlo, pero el calor aumentaba incontrolablemente. Bella gemía de placer lo que provocó que no pudiese contener el orgasmo por más tiempo.

Emmett soltó un suspiro ronco mientras se venía. Bella continuó succionándolo. Abandonó su boca y se encontró con su necesitada mirada. Se inclinó sobre ella, metiéndole y sacándole el vibrador un par de veces.

-Córrete, cariño. Por nosotros.

Y lo hizo. Aferrándose a sus muslos se convulsionó con cada ola de placer. Bajo ella Edward gimió, saboreando su reacción.

Bella se derrumbó al lado de Edward, y entonces Emmett extrajo el vibrador lentamente.

Bella y Edward se miraron. Luego ella comenzó a llorar. Edward se tensó.

-Oh. Oh, Dios, ¿Qué...? No puedo... – Bella aspiró y sollozó de nuevo.

Emmett se dejó caer a su lado.

-¿Cariño?

Bella posó su mano sobre su brazo tranquilizándolo, y volvió su vista a Edward.

-Me haces sentir. Esto es... jamás me había sentido tan viva, ni nada tan poderoso como lo que siento con vosotros dos.

Emmett sonrió y la abrazó.

-No es nada especial – gruñó Edward – Es solo sexo. Únicamente sexo, maldita sea.

Recogió sus ropas y se marchó, cerrándola de golpe. El sonido resonó en la estancia durante mucho tiempo.

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Fantasía Prohibida * Capítulo 4

Adaptación ---- Lemmon


Capítulo 4

Edward estaba tomando una cerveza en la cocina cuando Emmett abrió la puerta principal y apareció Bella del otro lado. Su sencillo conjunto blanco de camisa y falda se ceñía a sus curvas, intensificando el deseo de Edward, que irritado por tal sensación rechinaba los dientes.


El echo de tener a Bella allí y que con un rápido vistazo le provocara tanto no auguraba nada bueno.

Los andares coquetos de Bella y su pícara mirada hacían que los ojos de los dos hombres allí presentes brillaran de deseo.

Durante toda la tarde, Emmett se había comportado como un cachorrito al que se le ha prometido un juguete nuevo. Había preparado una deliciosa cena para Bella compuesta por un plato, cuyo nombre Edward no sabía pronunciar, y una deliciosa tarta de chocolate y fresas. Tarta, que por supuesto, no pensaba que lograran llegar a probar.

No había que preguntarle a Emmett el porque de su esfuerzo. Edward pensaba que su primo al fin había encontrado a una mujer que los complementara a ambos. Una mujer que querría lo que cualquier otra en su sano juicio ni pensaría en tener: una relación a tres bandas con un militar temperamental y un chef apasionado. De hecho, insistía en que Bella, al final, sería de ellos. Al parecer Emmett había olvidado las miles de veces que Edward le había asegurado que no quería una relación permanente, como también parecía haber olvidado que Bella no quería que penetraran su dulce sexo, sólo prepararse para ser compartida por otros dos hombres.

A pesar de ello Emmett la tenía idealizada como a esa mujer dulce, curiosa, suave y con un gran corazón que podría soportar a tan complicados hombres.

Edward bufó. Aquello no acabaría con un felices para siempre como en los cuentos de hadas, y tarde o temprano Emmett lo tendría que aceptar.

Aunque Bella tenía algo que lo ponía a cien. Su dura erección estaba tensa bajo la bragueta de los pantalones de pinza que Emmett le había obligado a ponerse. No recordaba haberse puesto tan duro nunca, más pensando en que lo único que había hecho Bella era entrar por la puerta con una sonrisa tímida.

- Hola – dijo Bella con un ligero temblor en la voz.

La pobre estaba nerviosa, y no por lo que sabía que iba a suceder sino por lo que podría pasar con su autocontrol cuando Emmett y Edward la llevaran a la cama.

La afirmación de Edward de que ella acabaría implorando ser penetrada le quemaba las entrañas. Por una parte quería reservarse para Jacob, pero por otra no estaba tan segura como días antes de que realmente consiguiera no sucumbir al placer.

Mientras tanto Edward batallaba interiormente con el pensamiento de reclamarla y afrontar las consecuencias o no hacerlo. No quería correr más riesgos con vírgenes. Bella solo aprendería lo necesario durante estas dos semanas y luego se marcharía. Pero la intensidad del deseo hacia ella, que cada vez parecía aumentar un poco más, le hacía replantearse esta acción.

- Adelante – dijo Emmett, interrumpiendo sus pensamientos. – Gracias por quedarte con nosotros y por cambiar de idea. Nos alegra que estés aquí.

Edward se acercó a ella para sujetarle la pesada maleta. Al tocarse sus manos, una corriente eléctrica le recorrió el cuerpo a ambos, invadiendo sus sentidos. Se quedaron unos segundos mirándose a los ojos en un cómodo silencio hasta que Emmett cogió de la mano a Bella guiándola al interior de la cocina.

- ¿Vino?- dijo la suave y erótica voz de Emmett.

- Sí, gracias. Huele genial.

Emmett sonrió y miró a Edward como esperando que el por fin dijese algo para continuar la conversación. Sin embargo Edward pensaba que si abría la boca no tendría nada que decir o acabaría por fastidiarlo todo de nuevo, así que permaneció callado.

- Espero que te guste la comida. Le falta un pequeño toque. Si quieres puedes decirle a Edward que te enseñe la casa mientras yo termino de prepararla.

Bella miró ansiosa a Edward mientras daba un sorbo a su copa de vino. Luego se pasó la lengua por los labios y a Edward se le aflojaron las rodillas al imaginar esa lengua deslizándose por su glande.

- Claro. Me encantaría. Si a Edward no le importa.

- Por supuesto que no. Vamos. – dijo al mismo tiempo que posaba una mano sobre su cintura y la arrastraba fuera de la cocina.

El contacto le supo a gloria. No podía estar ni un minuto más sin tocarla. Cogió su maleta y se encaminó al piso superior.

Mientras le enseñaba la casa, que poseía en cada rincón el toque masculino de Emmett, Edward le explicó que dormiría en la habitación de su primo, ya que esta era más grande, cómoda y confortable que la suya.

Edward la llevó al cuarto de los juegos, en el que la elegante mesa de billar hacía juego con el minibar del fondo. Bella se volvió hacia el y lo agarró del brazo, provocándole un feroz deseo de desnudarla y hacerla suya sobre la mesa de billar, sin tener que compartirla con Emmett. Un pensamiento que le puso la carne de gallina por lo que para el representaba.

- Sé que piensas que cometo un error, y que no te emociona demasiado ayudarme... – habló Bella. – pero no voy a complicarte la vida. Te lo prometo. Sé que en el fondo no me quieres aquí.

En realidad le ocurría todo lo contrario. Sí que la quería allí. Mucho más de lo que sería seguro para ella, y tarde o temprano se daría cuenta.

- Está bien.

Edward siguió enseñándole las demás habitaciones.

- Por cierto – dijo con un suave siseo en su voz – hay un jacuzzi fuera.

- Vaya, no he traído bañador.

- Tranquila – rió entre dientes - No lo necesitaras.

- Oh, ya veo – Bella captó la insinuación sexual y sus ojos se iluminaron. Miró profundamente a Edward mientras se mordía suavemente el labio inferior. Esto provocó aun mas a Edward, que a estas alturas estaba a punto de saltar sobre ella, desnudarla y empujarla contra la pared – Tiene sentido, de todas formas, vais a verme desnuda – continuó ella.

- ¡La cena! – gritó Emmett desde la cocina.

Agradeciendo que comenzaran las dos horas que a Emmett le gustaba que durara la cena antes de que comenzara el verdadero festín, Edward condujo a Bella de vuelta a la cocina.

Emmett ya los esperaba con la mesa preparada. Apartó la silla de Bella como todo un caballero para que se pudiera sentar. Maldición, ¿Por qué no se le había ocurrido a el?

Edward se sentó y observó enfurecido como su primo al mismo tiempo que servía la cena aprovechaba para coquetear y acariciar a Bella. Esta se sonrojó y sonrió, lo que lo puso aun más furioso. Necesitaba tirársela de una vez y demostrarle que desnudos y en la cama, sería él el que la haría retorcerse de placer.

En ese momento se prometió a si mismo dos cosas. La primera, que haría que Bella se aferrara a su cuerpo mientras se corría tantas veces que al final perdería la cuenta. Y la segunda, que su nombre sería el único que pronunciarían los carnosos labios femeninos.

(((( O ))))

- ¿Te ha gustado la cena? – preguntó Emmett.

¿Qué si le había gustado? La pregunta correcta debería ser ¿A quién no podría gustarle? Emmett era un excelente chef. Más que eso, podría considerarlo un auténtico maestro del arte de cocinar. Se había ganado con creces su reconocimiento social. Pero después de esas dos tensas horas comiendo y charlando Bella estaba con los nervios de punta, sabiendo lo que vendría a continuación.

El deseo fluía por entre sus piernas e intuía que Edward estaba de igual manera, dado que había hablado poco durante la cena, y cuando lo había hecho era con monosílabos. O eso, o que seguía sin querer que ella estuviera allí.

-La cena ha sido maravillosa. Gracias, Emmett.

-¿Más vino? – Las palabras salieron de su boca mientras un brillo travieso cruzaba su mirada.

-No gracias. Dos será suficiente o me quedaré dormida. – rió Bella.

-¿Postre? Puedo hacer café. Lo tengo de vainilla, de caramelo, con canela...

-Gracias, pero no. Lo que realmente me gustaría es que nos fuéramos a la cama de una vez.

Emmett se detuvo en medio de la cocina, con los platos en la mano. Edward contuvo el aliento. Ninguno se movió.

"Oh, oh", ¿Acaso se había equivocado al pensar que ambos estaban interesados? Durante la cena le dio la sensación que ambos la estaban seduciendo, cada uno a su manera. Edward con sus ardientes miradas y Emmett con su pícaro coqueteo.

Bella miró a Emmett y no pudo evitar que su mirada se desviara justo a su bragueta, donde una intensa erección parecía que iba a reventar los pantalones en cualquier momento. Edward se puso de pie arrastrando ruidosamente la silla y Bella descubrió que estaba en el mismo estado que su primo. Ambos listos para la acción.

Vaya, no había malinterpretado nada.

-Vamos – Edward la agarró del brazo y tiró de ella, casi arrastrándola fuera de la cocina.

-¿A la cama?

-¡Pues claro!

Por fin. Había llegado el momento. Iba a descubrir de qué iba todo eso del sexo, y el sexo compartido, algo que iba más allá del placer de la masturbación, y lo iba a descubrir por los dos hombres más guapos que había conocido. No le importaba en absoluto el hecho de ser compartida, al contrario, aprendería todo lo necesario para ofrecérselo a Jacob cuando este volviera a Seattle.

Emmett intentó parecer molesto.

-Me he pasado mucho tiempo haciendo este postre – protestó.

Bella le dirigió una mirada provocativa por encima del hombro.

-Será un buen tentempié para medianoche.

-Lo será si me dejas comérmelo de tus pechos – murmuró Emmett, acercándose a ella.

Bella soltó una risita juguetona.

-Sólo si me prometes que lamerás hasta la última miga.

En menos de 30 segundos Bella ya descansaba sobre la suave colcha de la cama de Emmett, con el enorme cuerpo de Edward sobre el suyo y las firmes rodillas masculinas separando sus muslos.

Edward se apoderó de su boca desesperadamente, besándola con profundidad. Bella le rodeó el cuello con los brazos.

Edward le separó un poco más las piernas para poder acomodarse mejor y apretó su miembro directamente contra ella. Dios, era tan bueno, tan excitante y salvaje. Edward encajaba en ella como si hubiera nacido solo para acunarse entre sus muslos.

Bella dejó escapar un gemido cuando Edward embistió contra ella rozando su clítoris. Edward se tragó su gemido y embistió contra ella una vez mas.

A la derecha, la cama se hundió de nuevo. Sintió el calor de Emmett aproximandose cada vez mas. Bella alargó la mano para tocarlo, y pudo comprobar que Emmett se había quitado la camisa.

Su piel era suave y aterciopelada, y sus músculos eran firmes y duros.

Emmett le plantó una serie de besos en la mejilla y luego bajó a su cuello mientras metía una mano entre ella y su primo hasta encontrar su pezón por encima de la blusa. Bella sintió un hormigueo en este lugar y una creciente humedad entre sus piernas.

Edward apartó la boca de sus labios y bajó para saborearle la suave piel del cuello para a continuación lamer su clavicula.

Bella suspiró y abrió los ojos a tiempo de ver como Edward le abría delicadamente la blusa y le subía el sujetador, exponiendola a su ardiente mirada. Edward acarició suavemente el contorno de su pecho, luego le pasó el pulgar por el pezón. Bella se estremeció, abrió la boca con un suspiro. Emmett aprovechó para adueñarse de su boca. Jugueteó con ella, dándoles suaves roces y prometiéndole un beso profundo que al final nunca le otorgaba.

Emmett sonrió cuando Bella levantó la boca hacia el y le mordisqueó el labio de manera tierna. Edward succionaba su pezón con dureza, dejándole claro que no tenia intención de ser ignorado.. luego mordisqueó el pezón. Bella gimió y se arqueó contra el.

-Es preciosa Edward – murmuró Emmett en la boca de Bella – mejor que cualquier fantasía. ¿Verdad, Edward?

Bella contuvo el aliento, mientras esperaba impaciente la respuesta de Edward. A pesar de que todo esto lo hacía por Jacob, se sorprendió al darse cuenta que la respuesta de Edward le importaba.

-Sí – susurró con un gemido en su pecho – como un sueño húmedo.

Sus palabras fueron directamente a los pliegues femeninos, haciendo que su sexo palpitara de deseo por Edward.

Las manos de Edward se deslizaron por debajo de la falda subiéndosela hasta la cadera. Su puño agarró el tanga que esa misma mañana se había comprado para tener algo erótico y empezó a quitárselo al mismo tiempo que Emmett le quitada el sujetador. Finalmente, tras arrastrar la falda al suelo, Bella quedó desnuda ante las dos ardientes miradas masculinas.

Edward siseó con fuerza y centró su mirada en el recién descubierto sexo de ella. Emmett miraba en la misma dirección que su primo. Bella observó a los dos hombres, que la miraban como si fueran dos pobres hambrientos y ella un gran festín. El corazón le latía apresuradamente, haciendo latir su clítoris dolorosamente.

-¿Edward? – preguntó Emmett, dándole entender a Bella que esta pausa debía ser inusual.

No pudo preguntar nada porque en ese momento Edward dijo:

-Maldición, está mojada.

-Bien – contestó Emmett – comprueba lo mojada que está.

Edward deslizó sus pulgares sobre sus labios abriéndoselos. Introdujo suavemente las puntas de los dedos sobre la resbaladiza piel, electrificando todo su sexo.

Uno de sus pulgares se acercó más a su húmeda apertura y entonces Bella ansió que el llenara su miembro con su rígido miembro. Espera. No. No podía estar pensando eso. Pero con cada roce sentía que perdía más el control y levantó las caderas en una súplica silenciosa.

-No hagas eso – le advirtió Edward – No me tientes a penetrarte.

Eso fue estimulante. El pensar que el hombre que solía ridiculizarla estaba tan excitado por ella que podría llegar a perder el control.

Bella miró a Emmett, que tampoco parecía estar en su mejor momento. Luego desvió su mirada a la entrepierna de Edward y volvió a levantar sus caderas.

-Para. Estas implorando que te de lo que no quieres que te de.

-Haz que se corra de una vez – murmuró Emmett – Está excitada y no sabe lo que pide.

Claro que sabia lo que quería. Alivio. Jacob. Debía mantenerse virgen para Jacob. Pero ahora mismo la postura de Edward y su abstinencia al coito natural la irritaba.

Edward cerró los puños, tragó saliva y por fin dijo:

-De acuerdo. Voy a hacer que te corras – gruñó.

-Ya lo hablamos antes – confesó Emmett acercándose a ella para darle un beso en la boca y luego en el pecho – Esta noche te acostumbraras a las sensaciones de dos hombres dándote placer a la vez. Cuando estes preparada te enseñaremos como complacernos a nosotros. Poco a poco, ¿vale?

Bella asintió, incapaz de pensar en nada que no fuera Edward y su promesa de hacer que se corriera. Levantó la vista hacia Edward, que la miraba con las mejillas ruborizadas y la respiración agitada.

Al verlo una nueva oleada de placer la recorrió por completo y tuvo que obligarse a pensar en Jacob para quitar de su cabeza los pensamientos sobre el enorme, palpitante y preparado miembro de Edward en su interior.

-Tócame, por favor – rogó alzando las caderas una vez mas.

Edward no rechazó la invitación. Deslizó un dedo dentro de ella, mientras le rozaba el clítoris con el pulgar. Bella gimió. Y después sus gemidos se convirtieron en quejidos cuando Edward repitió tortuosamente el proceso mientras Emmett se apoderaba de su boca y jugueteaba con sus pezones.

Bella arqueó la espalda, sintiendo que el clímax se acercaba. Edward introdujo un segundo dedo en ella y luchó por deslizar ambos en su interior.

-Está caliente y me está quemando vivo.

-Dime como la sientes- dijo Emmett contra el lóbulo de su oreja. Era Emmett quien alentaba a Edward, impulsándola más al orgasmo con sus calientes palabras.

-Está...condenadamente caliente y apretada. Su sexo me atrapa. Palpita. ¡Maldición!

-Penétrala con los dedos.

Edward comenzó a meter y sacar los dedos.

-No puedo parar. Es demasiado bueno.

-Córrete para nosotros – murmuró Emmett contra su oido. Bella se estremecía. – Eres tan hermosa. No puedo esperar a ver como gritas de placer. – Emmett le pellizcó el pezón.

Fue todo lo que necesitó para dejarse ir. Bella gimió, gritó y se contorsionó, mientras sentía una energía renovadora recorrer todo su ser.

-¡Sí! – los dedos de Edward aun estaban en su interior, sintiendo las contracciones de ella, apretándolos y soltándolos – Sí. Otra vez. Córrete otra vez – exigió el.

Ella gimió – no creo que pueda. Después de haberme corrido una vez, no creo que... – dijo.

Emmett rió sensualmente y Edward negó fuertemente con la cabeza.

-No con dos hombres. Con nosotros te correrás repetidamente, hasta que caigas inconsciente.

Bella gimió, sintiendo su pulgar aun en su clítoris, prolongando su placer y haciéndola sentir de nuevo excitada y adolorida.

-Eso es – murmuró Edward.

Luego se inlcinó sobre ella y le rozó el clítoris con la lengua, repitiendo los mismos movimiento que había estado haciendo con el pulgar.

Las sensaciones eran mas intensas ahora. Bella se sintió como si no se hubiera corrido antes, con un placer mas fuerte. Edward la llevaría de nuevo al extasis.

Bella lo observó. La imagen de Edward disfrutando su clítoris era tan excitante como el mismo roce que sentía. Bella sentía su cuerpo tensarse. Abrió más las piernas, invitando a Edward a profundizar mas, queria llegar al orgasmo ya.

-¿Cómo sabe? – preguntó Emmett mientras succionaba dulcemente un pezón.

-Jodidamente dulce – masculló Edward lamiéndola una y otra vez.

Le gustaba. No, mas bien, estaba gozando de lamerla. Su voz ronca se lo decía a Bella.

Emmett se alzó sobre ella. No le gustaba observar. Esperaba ansioso su turno.

El placer de Bella fue en aumento hasta que sintió que se perdía en un orgasmo increíble.

-Mirame mientras te corres – exigió Emmett.

Bella lo hizo, agarrándose a las sábanas.

-Emmett...

-Pronto, te lameré. Te succionaré. Y volverás a correrte.

-Sí – jadeó ella.

Luego la lengua de Edward le dio un golpecito en el clítoris, haciéndola perder el control.

- Oh, Dios... Edward – gritó, mientras sentía un arco iris de sensaciones recorriendo cada nervio de su cuerpo. Trató de recobrar el aliento.

Edward levantó la cara de entre sus piernas – Otra vez, gatita.

Bella no podía decir que si, pero tampoco tenía fuerzas para negarse. Emmett negó.

-Es mi turno – insistió – Antes de que la dulce Bella se desmaye. Y tienes que prepararla para otras cosas.

Espera. ¿De que hablaban?

A regañadientes Edward asintió, se levantó de la cama y se dirigió al otro extremo de la habitación. Bella lo siguió con la mirada, pero Emmett reclamó su atención acariciándole con un par de dedos la húmeda vulva hinchada, introduciéndolos lentamente en su interior.

-Túmbate y disfruta – murmuró Emmett.

Bella cerró los ojos, estremeciéndose de placer. Nunca se había considerado una mujer muy sexual. Se masturbaba, sí, pero casi nunca se corría mas de una vez. Emmett provocó que el deseo resurgiera. Las paredes de su sexo palpitaron, tensándose dolorosamente.

-Tu vulva se hincha y se vuelve rosada cuando te excitas. Es fascinante observarlo.

Emmett se inclinó y estimuló su clítoris con un largo y lento lametazo.

Bella volvió a agarrarse a las sabanas mientras gemía.

-Me encanta como hueles – inspiró profundamente – Es asombroso. Un olor picante, adictivo, me hace querer seguir saboreándote.

-Emmett...

-Deja que te saboree. Acepta el placer que te doy.

Bella se preparó para otro clímax, pero esta vez mas poderoso. Este podría dejarla inconsciente, pero valdría la pena.

Edward masculló algo en el oído de Emmett. Este asintió con la cabeza y luego Edward deslizó sus manos entre sus piernas.

Sus miradas se encontraron. Edward tenía una expresión abrasadora. Quería verla correrse de nuevo bajo la boca de Emmett y colaboraría para lograrlo.

Emmett no necesitaba su ayuda, por supuesto, pensó ella mientras este le chupaba el clítoris.

Bella cerró los ojos ante la liberación que se aproximaba. Emmett se soltó de ella y se echó para atrás.

-Todavía no, cariño. Pronto. Hay mas. Y quiero saborearte.

-No. No. Ahora – jadeó ella.

-Paciencia – rió Emmett.

-No- repitió ella mirando a los dos hombres.

-Sí – insistió Edward.

-Hazlo – ordenó Emmett.

Con un lento asentimiento de cabeza, Edward le cogió los muslos y se los subió mas arriba.

-Será un placer.

¿Qué iban a hacer? Emmett colocó las palmas de las manos bajo sus rodillas y le siguió subiendo las piernas, dejándola totalmente expuesta.

-Sujétalas – ordenó Emmett, colocándole las manos bajo las rodillas.

-Emmett.

-No supliques piedad. No la tendrás de ninguno de los dos. Querías saber lo que era un menage, gatita, y mantener intacta tu virginidad. Pero eso no quiere decir que no vayamos a poseer ese culito delicioso que tienes.

-¿Dolerá?

-Hoy será muy poco – la tranquilizó Emmett – solo lo suficiente para proporcionarte las sensaciones sin abrirte demasiado.

-Aun no te follaremos ahí – Edward directo al grano.

Pero pronto lo harían. Ella asintió débilmente con la cabeza.

-De acuerdo.

-No estábamos esperando tu consentimiento. Nos lo diste cuando entraste por la puerta, maleta en mano. – Edward sonaba enfadado. O tal vez muy excitado.

-Lo sé.

Parte de la tensión abandonó a Edward, luego bajó la mirada a Emmett.

-Acaba.

-No durará mucho – comentó Emmett.

Al momento sintió algo frío y resbaladizo en su ano. Se tensó. ¿Y si no le gustaba?

-No te tenses – recomendó Emmett – Relájate. No es grande.

Mordiendose los labios intento relajarse y aceptar el objeto.

Edward se vió forzado a quitarse los pantalones, y ocuparse de us miembro con la mirada fija en la penetración anal que estaba haciendo Emmett.

Al ver lo excitado que estaba, hasta el punto de tener que acariciarse a si mismo, Bella quiso darle mas de esa funcion. Jugar con ambos. Ya no habia timidez. Podía volverlos locos de deseo.

Concentrandose en las indicaciones de Emmett sintió algo deslizarse en su recto y luego comenzó a vibrar.

¡Oh, Dios mio!

Emmett deslizó mas profundamente el vibrador y el placer se multiplicó en segundos. Las sensaciones y la visión de Edward tocándose a si mismo la estaban llevando a la locura. Emmett inclinó de nuevo su cabeza para tomar el clítoris con la boca. Arqueó la espalda y jadeó.

-Lista para correrte – susurró Emmett mientras deslizaba los dedos en el sexo anhelante.

Bella no podía responder, no podía hacer nada salvo gemir por el clímax que se avecinaba.

-¡Joder!- maldijo Edward. Se inclinó sobre ella, fundiendo su lengua con la de ella, para un rato después apartarse para recuperar el aliento mientras seguía bombeando su miembro.

La imagen era insoportablemente erótica, excitante.

Luego Edward volvió a besarla con hambre, sin dejar de tocarse a si mismo mientras la saboreaba. Y durante todo ese tiempo, Emmett la atendía enloquecedoramente en su ano y su sexo palpitante.

Todo aquello la sobrepasó. No pudo contenerse, ni quiso hacerlo.

Gritó en la boca de Edward mientras su mundo se hacía mil pedazos. Su vagina atrapó con fuertes contracciones los dedos de Emmett: -¡Edward! - gimió en la boca de Edward una vez mas.

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