Hola a todo aquel que se tome su tiempo para pasar por este humilde rincón. En este blog, se publicarán mis fics, esos que tanto me han costado de escribir, y que tanto amo. Alguno de estos escritos, contiene escenas para mayores de 18 años, y para que no haya malentendidos ni reclamos, serán señaladas. En este blog, también colaboran otras maravillosas escritoras, que tiene mucho talento: Lap, Arancha, Yas, Mari, Flawer Cullen, Silvia y AnaLau. La mayoría de los nombres de los fics que encontraras en este blog, son propiedad de S.Meyer. Si quieres formar parte de este blog, publicando y compartiendo tu arte, envía lo que quieras a maria_213s@hotmail.com

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miércoles, 30 de marzo de 2011

Felicidades KRN!!






Muchas felicidades KRN!!! Ella está cumpliendo su primer añito en el mundo blogger, y desde lo que hay entre el fuego y el hielo, le deseo.. happy cumpleños!! xDxD
Para celebrar este primer aniversario, hizo estos hermosos regalitos, que son.. woow!!
Espero que pases muchos más años en este loco mundo krn!! Un besote!!

Por cierto, pasesnse por su blog, es increible :) http://krn-vampire.blogspot.com/

viernes, 25 de marzo de 2011

Felicidades Adifferent World!!




Muchas Felicidades a Adifferent World por este primer año en el mundo blogger! http://adifferentworldforgirls.blogspot.com/ Las chicas son muy especiales, y nos entregaron estos estupendos regalitos, que son hermosos!! Feliz Cumple, y gracias por ser diferentes!!


Yo era el Sol.. * Capítulo 5

Hola mis dulces lectores! Aquí os dejo un nuevo capítulo de este fic =D Espero que os guste, y por favor DEJAR comentarios!!
OsAmo! ^.^


CAPÍTULO 5

No había vuelto a dormir esa noche, seguía dándole vueltas al último encuentro con Bella y el vampirito.


Pero cuando a media mañana mientras seguía en la cama con los ojos cerrados intentando concentrándome en algo que no fuera algo más que la chica Swan, escuché ese estruendo, ese que reconocería en cualquier sitio y que provocaba que en mis labios se formará una enorme sonrisa.

Salí corriendo, y ahí delante de mi estaba esa horrible camioneta roja que tanto me gustaba desde que la conducía ella, y dentro, como no, estaba mi adorable Bella.

Mi respiración se volvió entrecortada, cuando el rugido del motor cesó, ya que eso quería decir que ella estaba ahí conmigo y no con Edward. Conmigo.

-Bella?

-Hola Jake!

-Bella!- grité- No me lo puedo creer!

Corrí hacía el coche y levanté a Bella mientras la abrazaba y su olor a fresas me inundaba una vez más. Como niños pequeños empezamos a saltar, mientras nuestras risas se escapaban.

-Hola, Bella!- dijo mi padre mientras empujaba la silla a través de la puerta de la casa.

-Hola Bil..!

No pude aguantar más, y la volví a abrazar, no me podía creer que ella estuviera en la reserva, aun no me lo podía creer.

-Guau, es estupendo tenerte aquí!

-No puedo.. respirar- jadeó

La cara que tenía me hizo mucha gracia, no pude evitar reírme, pero a mi pesar, la volví a dejar al suelo.

-Bienvenida de nuevo, Bella.



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Empezamos a andar nerviosos, yo estaba demasiado feliz y no podía esconderlo, iba saltando como un niño pequeño y Bella me tuvo que recordar que ella no tenía las piernas tan largas como para seguir mi ritmo.

Hablábamos de temas triviales como hacíamos antes, cuando solo eramos Jake y Bella. Cuando me dijo que había venido por unos folletos sobre lobos no pude aguantar la risa que hizo eco entre los arboles de la reserva.

Pero no todo lo bueno dura, y demasiado pronto para mi llegó la parte más complicada de la conversación.

Hablamos de nuestra larga separación, sentía como mi rostro se endurecía por culpa de la rabia contenida.

-Bueno, y de que va todo esto en realidad?- le pregunté mientras pateaba un trozo de madera- O sea, que desde la última vez que.. bueno, antes, ya sabes..- luché para encontrar las palabras adecuadas, controlarme, respiré profundo, y volví a empezar- Lo que quiero decir es que.. simplemente todo ha vuelto al mismo lugar que antes de que él se fuera? Se lo has perdonado todo?

Bella inspiró profundo, igual que yo hacía unos segundos.

-No había nada que disculpar.

No me podía creer lo que acababa de oír.. que no había nada que perdonar? Ella había sufrido de una manera única, lo había pasado sumamente mal, se había convertido en un zombi, en alguien incapaz de salir de su casa, de dejar de llorar, de dejar de tener pesadillas.. y todo eso por culpa de su amado Cullen, pero claro, a ella le daba igual..

-Desearía que Sam te hubiera tomado una foto cuando te encontramos aquella noche de setiembre. Sería la prueba A.

-No estamos juzgando a nadie.

-Pues quizá deberíamos hacerlo.

-Ni siquiera tú lo culparías por marcharse, si conocieras sus motivos.

La miré fijamente, me lo estaba diciendo enserio?

-Está bien. Sorpréndeme. - la reté.

Bella tardó en contestar, en su rostro se podía adivinar que estaba pensando en algo del pasado, no me podía engañar, la conocía tan bien..

-Edward me dejó el pasado otoño porque pensaba que yo no debía salir con vampiros. Pensó que sería mejor para mí si él me dejaba.

Entonces.. él se había ido porque sabía perfectamente que no era bueno para mi Bella, que estaría mejor sin él, pero..

-Pero volvió, no?- susurré- le cuesta atenerse a sus propias decisiones.

Si esa sanguijuela no hubiera vuelto, Bella y yo..

-Si recuerdas bien, fui yo la que corrí detrás de él, y le trajo de vuelta.

La miré fijo durante unos minutos, y luego le di la espalda. Ella fue detrás..

-Eso es cierto, pero nunca supe la historia. Que fue lo que pasó?- Bella dudaba en contármelo, lo podía leer en sus ojos- Es un secreto?- le dije burlándome- No me lo puedes contar?

-No- me contestó bruscamente- Además, es una historia realmente larga.

Le sonreí, y empecé a andar por la playa, creía que me iba a rendir tan rápido? Que me iba sin escuchar esa “maravillosa” historia? Entonces.. que poco conocía a Jacob Black.

Sentí como ella me seguía por la orilla de la playa, me dirigí a ese lugar, ese sitio que se podría decir que era nuestro. Un árbol con las raíces blancas por culpa de la sal del mar, y allí me senté, en ese banco natural. Cuando Bella estuvo cerca con unas palmaditas en el sitio que había a mi lado le indiqué que se sentara.

-No me importa que la historia sea larga. Hay algo de acción?

-La hay- me contestó Bella.

-No puede haber miedo de verdad si no hay un poco de acción.

-Miedo!- se burló- me vas a escuchar o te vas a pasar todo el rato interrumpiéndome para hacer comentarios sobre mis amigos?

Hice como si cerrará los labios con llave y que luego esta la tiraba por encima de mi hombro. Bella no pudo esconder la sonrisa que se le escapaba. Como adoraba verla sonreír..

-Tengo que empezar con cosas que pasaron cuando tú estabas..- paró en seco como si no supiera como decirlo.

-Adelante. Eso está bien. No entendí la mayor parte de lo que pasó entonces- le dije después de haber levantado mi mano en señal de pedir permiso para hablar.

-Ah, vale, estupendo; es un poco complicado, así que presta atención. Sabes ya que Alice tiene visiones?

Que la pequeña de los Cullen's tenía visiones? Ya nada me sorprendía.

Bella me contó toda la historia aunque estoy seguro que se dejo detalles importantes. Me contó que cuando ella quiso hacerse la valiente y saltar por el acantilado, Alice, en una de sus visiones la vio caer, y se pensó que se había suicidado, Edward, se enteró de eso y también se quiso suicidar. Que dramático, me recuerda a un libro, que nos hicieron leer en el instituto de la reserva..

Tal y como le prometí a Bella no dije nada durante todo el relato, la estaba escuchando como mucha atención, aunque como suelen decir, la curiosidad mató al gato.. bueno, en mi caso al licántropo.

-La adivina chupasangres no puede vernos?- eso si era verdad, estaba muy, pero que muy bien- En serio? Eso es magnífico!

Nos quedamos en silencio, y la miré expectante esperando a que continuase.

-Oops!- exclamé. Había llamado a unos de sus Cullen's de una forma no adecuada para Bella- Lo siento.

Empezó a contarme sobre los Vulturis, que por decirlo de laguna forma son como la realeza para los vampiros. Tuve que hacerme de todo mi autocontrol para poder controlar mis temblores, cuando me contó que esos seres miserables querían matarla. Si alguna vez me llegaba a encontrar con alguno, le arrancaría la cabeza..

Para terminar me contó que Edward la había sacado de allí, como no, Edward..

-Ahora ya conoces toda la historia. Es tu turno para hablar. Que ha ocurrido mientras yo pasaba este fin de semana con mi madre?

Me incliné hacía delante para comenzar a explicarle.

-Embry, Quil y yo estábamos de patrulla el sábado por la noche, solo algo rutinario, cuando allí estaba, saliendo de ninguna parta, bum!, una pista fresca, que no tenía ni quince minutos- moví los brazos simulando una explosión- Sam quería que le esperásemos, pero yo ignoraba que tú te habías idos, y no sabía si tu chupasangres estaba vigilando o no. Así que salimos en su persecución a toda velocidad, pero cruzó la línea del tratado antes de que pudiéramos cogerla. Nos dispersamos por la línea esperando que volviera a cruzarla. Fue frustrante, te lo juro.- moví la cabeza recordando aquel momento, el cabello me cayó sobre los ojos- Nos fuimos demasiado hacía el sur, y los Cullen la persiguieron hacía nuestro sitio, pero solo a unos cuantos kilómetros al norte de nuestra posición. Habría sido la emboscada perfecta si hubiéramos sabido donde esperar.- hice una mueca- Entonces fue cuando la cosa se puso peligrosa. Sam y los otros le cogieron el rastro antes de que llegáramos, pero ella iba de un lado al otro de la línea y el aquelarre en pleno estaba al otro lado. El grande, como se llama?

-Emmett

-Ese, bueno, pues él arremetió contra ella, pero, que rápida es esa pelirroja! Voló detrás de ella y casi se estrella contra Paul. Y ya sabes, Paul.. bueno, ya lo conoces.

-Si.

-Se le fue la olla. No puedo decir que le culpe, tenía el chupasangre grandote encima de él. Así que saltó.. Eh, no me mires así. El vampiro estaba en nuestro territorio.

Bella me había echado una mirada de esas que matan, estaba tan divertida.

-De cualquier modo, Paul falló y el grandullón regresó a su sitio, pero entonces, esto, la, eh, bien, la rubia..

Los lobos la habíamos llamado de mil formas diferentes, porque estaba para mojar pan esa vampira, pero eso era también lo que nos daba.. como decirlo? Asco? Si! Asco! Pero yo de todas formas prefería a mi Bella mil y una vez antes de que ese trozo de hielo con patas se acercara a mi.

-Rosalie

-Como quieras. Se había vuelto realmente territorial, así que Sam y yo nos retrasamos para cubrir los flacos de Paul. Entonces su líder y el otro macho rubio..

-Carlisle y Jasper

-Ya sabes que me da igual como se llamen- todos siguen siendo sanguijuelas- Como sea, Carlisle habló con Sam en un intento de calmar las cosas. Y fue bastante extraño porque la verdad es que todo el mundo se tranquilizó muy rápido. Creo que fue ese otro que dices, que nos hizo algo raro en la cabeza, pero aunque sabíamos lo que estábamos haciendo, no podíamos dejar de estar tranquilos.

-Ah, si, ya se como se siente uno.

-Realmente cabreado, así es como se siente uno. Solo que no estás enfadado del todo al final- todo eso me confundía- Así que Sam y el vampiro líder acordaron que la prioridad era Victoria y volvimos a la caza otra vez. Carlisle nos dio la pista de modo que pudimos seguir el rastro correcto, pero entonces tomó el camino de los acantilados justo al norte del territorio de los makah, donde la frontera discurre pegada a la costa durante unos cuantos kilómetros. Así que se metió al agua otra vez. El grandullón y el tranquilo nos pidieron permiso para poder cruzar la frontera y perseguirla, pero se lo denegamos, como es lógico.

-Estupendo. Quiero decir que vuestro comportamiento me parece estúpido, pero estoy contenta. Emmett nunca tiene la suficiente prudencia. Podría haber salido herido.

Resoplé.

-Así que tu vampiro te dijo que lo atacamos sin razón y que su aquelarre, totalmente inocente..

-No- me interrumpió- Edward me contó la misma historia, solo que no con tantos detalles.

-Ah- dije entre dientes. Odiaba a mister perfecto. Cogí una piedra y la lancé legos, y llegó a la bahía.- Bueno, ella regresará, supongo. Y volveremos a tenerla a tiro.

Me sumergí en mis pensamientos, mirando a la nada..

-En que estás pensando?- me preguntó Bella

-Le doy vueltas a lo que me has dicho hace un rato. En cuando la adivina te vio saltando del acantilado y pensó que querías suicidarte, y como a partir de aquello todo se descontroló.. Te das cuenta de que, si te hubieras limitado a esperarme, como se supone que tenías que hacer, entonces la chup.. Alice no habría podido verte saltar? Nada habría cambiado. Probablemente los dos estaríamos ahora en mi garaje, como cualquier otro sábado. No habría ningún vampiro en Forks y tú y yo.. - mi voz se apagó. Ese “tú y yo” significaba tanto para mi.

-Edward habría regresado de todos modos- me dijo con el corazón acelerado.

-Estás segura de eso?

-Estar separados.. no nos va bien a ninguno de los dos.

Iba a decirle algo, pero hubiese sido muy descortés por mi parte, así que inspiré profundo, y volví a empezar.

-Sabías que Sam está muy enfadado contigo?

-Conmigo? Ah, ya veo. Creen que se habrían mantenido apartados si yo no estuviera aquí.

-No. No es por eso.

-Cual es el problema entonces?

Me incliné para coger otra roca. Era negra, y jugaba con ella entre mis dedos, empecé a hablar en voz baja.

-Cuando Sam vio.. en que estado estabas al principio, cuando Billy les contó lo preocupado que estaba Charlie porque no mejorabas y entonces, cuando empezaste a saltar de los acantilados..

La miré de arriba a abajo.

-Pensamos que tú eras la única persona en el mundo que tenía tanta razón para odiar a los Cullen como él. Sam se siente.. traicionado porque los volvieras a dejar entrar en tu vida, como si jamás te hubieran echo daño.

-Puedes decirle a Sam que se vaya a..

-Mira eso- le dije mientras señalaba a un águila en el momento que se lanzaba en picado contra el mar y en movimiento maravillosa, ya tenía entre sus garras a su presa-Lo ves por todas partes. La naturaleza sigue su curso, cazador y presa, el círculo infinito de la vida y la muerte. Y desde luego no verás a un pez intentando besar al águila. Jamás verás eso.- sonreí por la comparación.

-Quizá el pez lo está intentando- me dijo- Es difícil saber lo que piensa un pez. Las águilas son son unos pájaros bastante atractivos, ya sabes.

-A eso se reduce todo?- mi voz sonó aguda- A tener un buen aspecto?

-No seas estúpido, Jacob.

-Entonces, es por el dinero?- quería saber porque él

-Estupendo- murmuró mientras se levantaba del árbol- me alaga que pienses eso de mi- dijo mientras se marchaba.

-Oh, venga, no te pongas así- le dije mientras la alcanzaba y la agarraba de su pequeña cintura para voltearla hacía mi- Lo digo enserio! Intento entenderte y me estoy quedando en blanco.

-Le amo. Y no porque sea guapo ni rico!- me escupió las palabras y eso hicieron mella en mi corazón- Preferiría que no fuera ni lo uno ni lo otro. Incluso te diría que eso podría abrir una brecha entre nosotros, pero no es así, porque siempre es la persona más encantadora, generosa, brillante y decente que me he encontrado jamás. Claro que le amo. Porque te resulta tan difícil de entender?

-Es imposible de comprender.

-Por favor, iluminame, entonces Jacob- dijo con sarcasmo-Cual es la razón válida para amar a alguien? Como dices que lo estoy haciendo mal..

-Creo que el mejor lugar para empezar sería mirando dentro de tu propia especie. Eso suelo funcionar.

-Eso es.. asqueroso!- su voz era brusca. Supongo que debería estar loca por Mike Newton después de todo.

Mike Newton? Y yo que? Yo le amaba y ella no se daba cuenta de cuanto.. eso dolía..

Crucé los brazos sobre el pecho y miré hacía el mar.

-Yo soy humano- susurré.

-No eres tan humanos como Mike. Sigues pensando que es la consideración más importante?

-No es lo miso. Yo no he escogido esto- le contesté sin dejar de mirar las olas.

Bella se echó a reír. Eso también dolió.

-Y crees que Edward si? Él no sabía lo que estaba ocurriendo más que tú. Él no eligió esto. Sabes Jacob? Es terrible de tu parte que pretendas sentirte moralmente superior, considerando que tú eres un licántropo.

-No es lo mismo- le repetí.

-No veo porque no. Podrías ser un poco más comprensible con los Cullen. No tienes ni idea de lo buenos que son, pero buenos de verdad, Jacob.

Los perfectos Cullen's.

-No deberían existir. Su existencia va contra la naturaleza.

Me miró con rudeza y incredulidad.

-Que?

-Hablando de algo antinatural..- insinuó. Golpe bajo Bella.

-Bella, lo que yo soy ha nacido conmigo. Es parte de mi naturaleza, de mi familia, de lo que todos somos en la tribu, es la razón por la cual todavía estamos aquí. Aparte de eso- la miré fijamente- sigo siendo humano.

Le cogí la manos y la presioné contra mi pecho para que pudiera sentir el latido de mi corazón, y así demostrarle que yo era humano, que estaba vivo.

-Los humos normales no arrojan motos por ahí, como haces tú.

Le sonreí.

-Los humanos normales huyen de los monstruos, Bella. Y nunca he proclamado ser normal. Solo humano.

Dejó de estar enfadada, porque sus labios se elevaban formando una hermosa sonrisa.

-La verdad es que me pareces humanos del todo. Al menos de momento.

-Me siento humano.

Miré a los lejos y volví a mirarla. Mi labio inferior temblaba.

-Oh, Jake- murmuró mientras me cogía la manos.

Yo no quería todo eso, yo quería volver a ser humano del todo, un simple chico de dieciséis años, poder estar con Bella, la persona que amaba, olvidarme de todo ese rollo de vampiros y licántropos, de enemigos, de tratados.. Pero eso solo era un sueño.

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jueves, 24 de marzo de 2011

La Danza de la Noche * Capítulo 1

Hola mis dulces lectores!
Aquí está el primer capítulo de este nuevo fic. Recordar que esto es una adaptación y que los nombres son de S.Meyer.
Dejar comentarios para saber si tengo que continuar o no =D
OsAmo! ^.^


CAPÍTULO 1

Bella se detuvo para prepararse antes de abrir la puerta de New Moon Entertainment y Black Moon Productions. Llegaba muy puntual a su cita. Sentía la desesperación como un cepo: tenía que conseguir aquel trabajo, aunque las condiciones fueran desagradables. No solo ganaría dinero para poder seguir estudiando en la universidad sino que, además, el horario encajaba con sus clases. “Vamos. Cabeza alta, pecho fuera, hombros erguidos, gran sonrisa, manos bonitas”, se dijo Bella, como le había dicho su madre miles de veces.


Había dos hombres, dos vampiros, más bien, uno de ellos moreno, y el otro pelirrojo, y una mujer, una mujer humana, que la esperaban. En la esquina, en una barra, había una chica de pelo rubio y corto que estaba estirándose. La chica tendría unos dieciocho años, tres menos que Bella.

La mujer, sin embargo, tendría unos cuarenta, y su expresión era dura. Iba bien vestida. Llevaba un traje chaqueta y pantalón que habrían costado más que tres conjuntos de Bella, al menos de los que llevaba a clase todos los días. Pensaba en aquellos conjuntos como uniformes: vaqueros viejos y camisas sueltas que adquiría en tiendas de ropa de segunda mano, zapatillas o botas de montaña y gafas grandes con una corrección muy baja. Llevaba uno de aquellos atuendos en aquel momento, y Bella se dio cuenta, por la cara de la mujer de que aparición era una sorpresa desagradable.

-Tú debes de ser Bella..- le dijo

Bella asintió y le tendió la mano.

-Bella Swan. Encantada de conocerla.

Dos mentiras en una frase. Se estaba convirtiendo en su segunda naturaleza, o quizá en la primera.

-Soy Jessica, la propietaria de New Moon Entertainment y de Black Moon Productions- dijo la mujer, y le estrechó la mano a Bella con energía.

-Gracias por acceder a verme bailar- dijo Bella.

Confinó su apresión a un rincón de su mente y sonrió confiadamente. Había soportado muchas veces los juicios de gente extraña.

-Donde puedo cambiarme?- preguntó, y observó a los dos vampiros, sus posibles compañeros, supuso.

Eran más altos que ella, y ella medía un metro setenta y tres centímetros. En la apresurada investigación que había echo, había leído que a los vampiros no les gustaba estrechar las manos, así que no se la ofreció. Estaba siendo grosera al no saludarlos? Aunque, se dijo, Jessica no se los había presentado.

-Ahí- dijo Jessica.

Había unas cabinas con puertas de lamas a un lado de la habitación, parecidas a los probadores de unos grandes almacenes. Bella entró a una de ellas. Fue fácil quitarse la ropa enorme que llevaba y las botas desgastadas, y un puro placer ponerse el maillot negro, unos leotardos de color morado y una falda que producía la ilusión de un vestido mientras bailaba. Se sentó en un taburete, se calzó unos zapatos de baile con un tacón muy alto y se puso en pie para mirarse al espejo, con una sonrisa experimental. “Cabeza alta, pecho fuera, hombros erguidos, gran sonrisa, manos bonitas”, se repitió.

Después se quitó el pasador del pelo y se cepillo la melena hasta que le cayó como una pesado cortina más allá de los omóplatos. Su pelo era uno de sus mejores rasgos. Era un castaño intenso, con reflejos caoba. El color casi era el mismo que el de sus ojos.

Bella solo necesitaba las gafas para ver lo que había escrito en la pizarra, así que se las quitó, las metió en la funda y las guardó en su mochila. Se inclinó hacia el espejo para inspeccionar su maquillaje. Después de años de mirarse al espejo con la seguridad de una chica guapa, en aquel momento se examinó con la incertidumbre de una mujer maltratada. Había fotografías en una carpeta en el archivador del despacho del abogado, fotografías de su cara amoratada e hinchada. Su nariz.. bueno, ya casi estaba bien.

Había que reconocer que el cirujano plástico había echo un buen trabajo.

Y el dentista.

Su sonrisa vaciló, se apagó. Irguió de nuevo la espalda. No podía permitirse el lujo de pensar en aquello. Era la hora del espectáculo. Abrió la puerta y salió.

Hubo un momento de silencio cuando los cuatros asimilaron la transformación de Bella. Pareció que el vampiro moreno quedaba complacido; la expresión del pelirrojo no cambió. Eso agradó a Bella.

-Nos habías engañado- dijo Jessica. Tenía una voz grave y áspera- Ibas disfrazada.

“Será mejor que tenga en mente que Jessica es perceptiva” se dijo Bella.

-Bueno, vamos a ver que tal eres en la pista de baile, porque, claramente, en la parte del atractivo físico has superado la prueba. A propósito, quiere hacer la prueba para New Moon, no para Black Moon, verdad? Con tu cara y tu cuerpo, en poco tiempo podrías trabajar para Black Moon.

Bella había respondido a un anunció de New Moon: “Se necesita bailarina, debe trabajar con vampiros, tener experiencia y un trato agradable”, decía el anuncio. “Buenas propinas”.

-Y cual es la diferencia?- preguntó Bella.

-En Black Moon.. bueno, tendrías que estar dispuesta a mantener relaciones sexuales en público.

Bella no recordaba cuándo era la última vez que se había quedado horrorizada, pero en aquel momento lo estaba.

-No!- exclamó, intentando no mostrar tanto rechazo como sentía- Y si esta prueba tiene algo que ver con quitarme la ropa..

-No, New Moon Entertainment es solo para bailar- dijo Jessica, muy calmadamente- Tal y como decía el anuncio, tu pareja será un vampiro. Eso es lo que quiere la gente de hoy en día. Sea cual sea el baile que requiere la fiesta, el vals o el hip-hop. El tango se ha puesto muy de moda. La gente quiere un equipo de baile que sea el eje de su velada, que comience la fiesta. Y les gusta que el vampiro muerda a la chica al final de las exhibiciones de baile.

Bella lo sabía, porque aquella también estaba especificado en el anuncio. Todo lo que había leído decía que no dolía mucho, y la pérdida de un sorbo de sangre no iba a afectarle. Le habían echo cosas peores.

-Después de bailar como equipo, a menudo se os pide que permanezcáis una hora más, bailando con los invitados- iba diciendo Jessica- Después os vais a casa. Ellos me pagan un honorario. Yo te pago a ti. Algunas veces te darán propinas. Se haces algo aparte y yo me entero, estás despedida- añadió. Bella solo tardó un instante en comprender lo que le había dicho Jessica, y apretó los labios. Jessica continuó- Y las mismas reglas para Black Moon, pero el entretenimiento es distinto, y el sueldo mucho más alto. Estamos pensando en añadir malabaristas vampiros, y un mago vampiro. Necesitaría una ayudante.

Bella se tranquilizó un poco al darse cuenta de que Jessica solo le estaba contando los echos. Fuera un trabajo de exhibición sexual, de ayudante de mago o de bailarina, a Jessica no le importaba.

-New Moon- dijo Bella con firmeza.

-Entonces, New Moon- dijo Jessica.

La chica rubia se acercó a Jessica. Tenía los ojos de color marrón, y una boca carnosa echa para sonreír. No estaba sonriendo en aquel momento.

Mientras Jessica rebuscaba en una pila de CD, la rubia se inclinó hacia Bella y le susurró:

-No los mires directamente a los ojos. Te pueden enganchar así, si quieren, y hacerse con tu voluntad. No te preocupes a menos que se les prolonguen los colmillos. Entonces es que están excitados.

Asombrada, Bella respondió en voy muy baja.

-Gracias!

Sin embargo, estaba más nerviosa que antes, y se preguntó si quizá aquella fuera la intención de la chica.

Después de elegir un CD, Jessica le dio un golpecito en el brazo a unos de los vampiros.

-Emmett, tú primero.

El vampiro más alto, el de pelo oscuro, que llevaba unos pantalones de ciclista y una camiseta sin mangas, se puso frente a Bella. Era muy guapo, muy exótico, con la piel dorada y el pelo corto y liso. Bella supuso que era de familia euroasiática, porque tenía los ojos ligeramente rasgados. Él le sonrió. Sin embargo, su mirada tenía algo que a Bella le causaba desconfianza, y ella siempre le prestaba mucha atención a aquel sentimiento.. al menos en ese momento. Después de observar rápidamente su cara, fijó los ojos en su clavícula.

Bella nunca había tocado a un vampiro. Ella provenía de un pueblecito de Tennessee, y allí no había nada tan exótico. Si uno quería ver a un vampiro, como quien iba al zoológico, había que visitar la ciudad. La idea de tocar a una persona muerta hacía que se sintiera intranquila. Habría querido darse la vuelta y salir de allí, pero no podía hacerlo. Se le habían acabado los ahorros. Debía el alquiler. Iban a pasarle la cuenta del teléfono. No tenía seguro médico.

Oyó la voz de su madre, recordándole:

-Vamos, ármate de valor, cariño.

Buen consejo. Lástima que su madre no lo hubiera seguido.

Jessica puso la música y Bella posó una mano en el hombro de Emmett, mientras que extendía la otra para que él se ka tomara. Él tenía las manos frías y secas. Aquella pareja de baile nunca tendrías las manos sudorosas. Bella tuvo que reprimir un escalofrío. “Para bailar con un tipo no tiene por que caerte bien”, se dijo. La música era casi una melodía genérica. Comenzaba con unos pasos dobles y después box step. La música se aceleraba hasta un swing, y después un baile muy movido.

Bella se dio cuenta de que casi podía olvidar que su pareja era un vampiro. Emmett sabía bailar de verdad. Y era muy fuerte! Le levantó con facilidad, la balanceó, la elevó por encima de su cabeza y la pasó por detrás de la espalda. Bella se sentía ligera como una pluma. Sin embargo, no se había dejado engañar por el brillo de sus ojos. Incluso mientras bailaban, sus manos viajaban más de lo debido por su cuerpo. Ella tenía experiencia suficiente con los hombres, más que suficiente como para predecir el rumbo que iba a seguir su pareja de baile, si empezaba así.

La música terminó. El vampiro le miró el pecho, que subía y bajaba a causa del ejercicio. A él ni siquiera le faltaba el resuello. Entonces, Bella recordó que Emmett no necesitaba respirar. Él se inclinó ante ella y dejó que sus ojos bailaran por su cuerpo.

-Un placer- dijo

Para sorpresa de Bella, su acento era pura mente norteamericano. Asintió para devolverle el cumplido.

-Excelente- dijo Jessica- Los dos juntos estáis muy bien. Emmett, Rosalie, podéis marcharos ahora, si queréis- dijo. Sin embargo, no parecía que ninguno de los dos quisiera irse. Se sentaron en el suelo, con la espalda apoyada en una de las paredes del espejo de la habitación- Ahora, baila con Edward Cullen, nuestro aristócrata irlandés- le indico Jessica- También necesita una nueva pareja.

Bella debió de aparentar nerviosismo, porque la mujer se echó a reír y dijo:

-La compañera de Edward se comprometió con su novio y se marchó de la ciudad. La de Emmett terminó la carrera de medicina y comenzó la residencia. Edward?

El segundo vampiro dio un paso adelante, y Bella se dio cuenta de que no se había movido durante todo el tiempo que ella había estado bailando con Emmett. En aquel momento, asintió con frialdad hacía Jessica y examinó a Bella con tanta atención como ella a él.

Era más bajo que Emmett, pero unos cinco centímetros más alto que ella, y tenía el pelo liso y corto, de un color cobre intenso. Edward era blanco como el papel. La herencia racial de Emmett, su piel dorada, hacía que pareciera un poco más vivo que Edward.

La boca del vampiro irlandés era como una “M” mayúscula. Tenía un mohín de persona caprichosa, petulante, pero así eran sus labios. Bella se preguntó como sería si sonriera. Edward tenía los ojos muy verdes, muy claros, y unas cuantas pecas en la nariz afilada. Un vampiro con pecas; Bella tuvo ganas de echarse a re´r, y bajó la cabeza para disimular la sonrisa.

-Te resulto divertido?- le preguntó él, en voz tan baja que Bella estuvo segura de que los demás no lo había oído.

-En absoluto- dijo ella, pero no pudo dejar de sonreír.

-Habías hablado alguna vez con un vampiro?

-No. Oh, espera, si. Participé en un concurso de belleza, y él era uno de los jueces.

-Y ganaste?

Ella alzó la vista y lo miró directamente a los ojos. Él tenía una expresión aburrida, de indiferencia. Era reconfortante, por muy extraño que pudiera parecer.

-Si- respondió Bella

Recordó la sonrisa sardónica del juez vampiro cuando ella le había dicho que estaba a favor de la tolerancia gubernamental hacia las criaturas sobrenaturales. Y sin embargo, ella no había conocido ninguna criatura sobrenatural hasta aquel momento! Que tonta ingenua.. Sin embargo, su madre había pensado que aquel tema era muy actual, y que llamaría la atención de los jueces. Tanto el gobierno nacional como los estatales habían estado esforzándose por regular la relación entre los humanos y los vampiros desde que los vampiros habían anunciado su existencia, unos cinco años antes.

Los japoneses habían desarrollado una sangre sintética que podía satisfacer las necesidades nutricionales de los no muertos, lo cual había hecho posible la revelación, y durante los cinco años anteriores los vampiros se habían abierto camino en la sociedad de unos cuantos países. Sin embargo, Bella se había mantenido añejada de los no muertos. Su vida ya era lo suficientemente difícil como para mezclarse con ellos.

-No se mucho de vampiros- dijo

Edward la miró de una manera impersonal.

-Entonces aprenderás- dijo con calma, y con un ligero acento irlandés.

Ella se concentró en su barbilla. Se sentía más tranquila, aunque él fuera de la aristocracia, o algo así, según Jessica. Parecía que a él le daba igual su aspecto físico. Eso ya era suficiente para que Bella se relajara.

-Quieres bailar?- le preguntó él formalmente

-Si, gracias- dijo ella

Jessica puso la música. En aquella ocasión había elegido un disco diferente.

Primero bailaron un vals, moviéndose con tanta suavidad que Bella se sintió si estuviera deslizándose por el suelo sin tocar la madera.

-Ahora viene un swing- murmuró él, y entonces, sus pies si dejaron el suelo de verdad, y su falda negra voló en un arco. Y después bajó de nuevo y siguió bailando.

Bella disfrutó más de lo que había disfrutando desde hacía años.

Cuando terminó, cuando vio que los ojos del vampiro todavía eran fríos e impersonales, fue fácil volverse hacia Jessica y decir:

-Si decide que quiere que trabaje para usted, me gustaría bailar con Edward.

La expresión de petulancia de Emmet le asombró.

Jessica se quedó un poco asombrada, pero no molesta.

-Muy bien- dijo- No siempre es fácil..

Entonces se interrumpió, al darse cuenta de que cualquier cosa que pudiera decir para terminar la frase sería una falta de tacto.

Rosalie tenía una gran sonrisa.

-Entonces, yo bailaré con Emmett. Yo también necesito una pareja.

“Por lo menos he echo feliz a Rosalie”, pensó Bella. El que iba a ser su pareja no hizo ningún comentario. No parecía que estuviera contento, ni triste. La tomó de la mano, hizo una reverencia y se marchó. Bella pensó que había notado unos labios fríos rozándole los dedos, y se estremeció.

-Bueno- dijo Jessica- aquí tengo un contrato para que firmes. Llévatelo a casa y échale un vistazo- le entregó un documento de una sola página- Puedes pedirte un abogado que lo revise, si quieres.

Bella no podía permitírselo, pero asintió, con la esperanza de que los pensamientos no se le reflejaran en el rostro.

-Tenemos reuniones de personal una vez al mes, de New Moon y de Black Moon juntos- dijo Jessica- Tienes que venir. Si no apareces en uno de esos compromisos, y no estás en el hospital con una pierna rota, estás despedida. Si te peleas con Edward, mejor que no se note en público.

-Y para que son esas reuniones?- preguntó Bella

-Necesitamos conocernos todo de vista- dijo Jessica- Y tenemos que compartir los problemas que haya con los clientes. Puedes evitar muchas situaciones si sabes lo que va a causar problemas.

Bella no se había dado cuenta de que podría haber problemas. Se cruzó de brazos. De repente, tenía frío con la ropa de baile. Entonces miró el contrato, y vio que recibiría un pago por aparición. Iba a firmarlo. Le entregaría el contrato a Jessica al día siguiente, para poder empezar a trabajar lo antes posible.

Sin embargo, cuando estuvo de vuelta a su apartamento barato, que estaba en una parte poco segura de Rhodes, Bella estudió el contrato. No había ninguna sorpresa en aquel lenguaje sencillo. Todo era tal y como le había dicho Jessica. Había unas cuantas reglas más, como por ejemplo dar avisos en determinadas circunstancias y mantener en buen estado los trajes que les proporcionara la empresa, pero el contrato era básico. También era renovable, si ambas partes estaban de acuerdo, después de un año.

A la mañana siguiente, Bella se abrigó bien para protegerse del frío de la mañana del Medio Oeste y fue hacia el campus, dando un poco de rodeo para poder pasar por New Moon y Black Moon. Había un buzón en la puerta del edificio de la empresa. Bella metió el contrato por la rendija y sintió un profundo alivio. Aquella noche, Jessica llamó a Bella para fijar la hora de su primera sesión de ensayo con Edward Cullen.

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La Danza de la Noche * Antes de leer


Hola mis dulces lectores!
Aquí os presento este nuevo fic "La Danza de la Noche". Antes que haya reclamaciones de algún tipo quiero dejar claro, que esto es una adaptación del libro de Charlaine Harris, y que los nombres son de la estupenda S.Meyer.
Así que ya estaís avisados, NADA es mio, no quiero apropiarme de nada, yo esto lo hago porque me encantó el libro y es divertido hacer esta adaptación con los nombres de Twilight.
Solo me queda decir que disfruteís muchisimo!
OsAmo!! ^.^

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martes, 22 de marzo de 2011

Solos tú & yo * Prólogo

Hola mis dulces lectoras! Tal y como me pedisteís aquí esta la continuación del fic "Por y Para Siempre".
Tengo que decir, antes de que hayan recriminaciones de algún tipo, que esto es una "media" adaptación, y que los nombres son de, como siempre, S.Meyer.
Sin más tiempo que robaros, aquí os dejo el prólogo, espero que os guste!
OsAmo!^^


PRÓLOGO

-Cierra los ojos y imaginalo delante de ti ¿puedes verlo?- me pregunto Edward mientras yo asentía- Ahora imagina su textura, su color. Captalo con tus sentidos y imagina que lo tienes en frente, que lo puedes tocar con la punta de tus dedos, que de verdad este ahí..


Reprimí un risa cuando Edward gruño.

-Bella.. esto no es una pelota. ni siquiera se parece a una.

-Tienes razón- le dije mientras observaba la copia exacta que tenia de Edward enfrente de mi.

-Que voy a hacer contigo?- me dijo intentando crear una mirada desaprobadora, pero fallo. Su mirada solo desprendía amor.

-Podrías venir, y besarme, pero.. si no quieres siempre se lo puedo pedir al Edward falso.

-Bella eres insaciable

-Lo que pasa es que estoy intentado recuperar el tiempo perdido- le murmuré cerca del oído. Esos momentos en los que estamos solos él y yo, y que se que no tengo que compartirlo con nadie me ponen ansiosa. Eso de saber que tengo la eternidad por delante.. no me hace sentir menos codiciosa.

Edward se acercó a mi, y empezó a besarme de una forma que tendría que estar prohibida. Tocó mi piel bajo la blusa y acaricia mis pechos por encima del sostén.

todo es tan perfecto. él es tan perfecto.

- Te amo- le dije mientras separaba nuestros labios para mirarle a los ojos, dedicarle una sonrisa, para luego separarme de él.

-Que es lo que pasa?

-Nada

-Bella sabes que yo no te estoy obligando hacer nada, pero lo siento no puedo cambiar el pasado.

Me quede ahí, parada. Ya había conseguido proteger mi mente, y que Edward no pudiera leerla, pero mis celos y inseguridades aun eran visibles para los ojos de mi amado. Él había tenido muchos siglos para poder conocerme, pero yo.. solo había tenido 17.

-Solo dame un poco mas de tiempo. Solo han pasado tres semanas.

Tres semanas desde que mate a Tanya, tres semanas desde que le que le dije te amo, tres semanas que le prometí que estaría por y para siempre a su lado.

- Bueno.. tiempo es una cosa que nunca nos faltara.

Y cuando creí que me iba a volver a besar, me apretó la mano y se fue. en ese momento el hueco que ocupaba su mano en la mía, la ocupaba un hermoso tulipán rojo.
 
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Fantasía Prohibida * Capítulo 14

Adaptación----Lemmon



CAPÍTULO 14 

Bella despertó desorientada y confusa. Los rayos del sol le acariciaban las mejillas mientras recordaba la noche anterior. Edward penetrando en su cuerpo mientras Emmett le susurraba palabras excitantes, y después de eso… nada.


Buenos días – murmuró Emmett en su oído.

Emmett se acurrucó más cerca, y Bella pudo sentir que el hombre había despertado excitado y preparado para cualquier cosa.

Hola – Bella ocultó su rostro con timidez.

¿Cómo podía sentir vergüenza después de todo lo que había hecho con él?

¿Has dormido bien? – le dijo besando suavemente su cuello y la curva de sus pechos.

Muy bien, ¿y tu?

Emmett se acercó aún más a ella para presionar su erección contra su costado.

No tan bien.

Vaya. Emmett anoche no se había corrido. Había hecho el amor con Edward y después se había quedado dormida.

No llegué a hacer nada contigo, ¿verdad? - Emmett negó con la cabeza, sonriendo suavemente. – lo siento.

¿Estás dispuesta a recompensarme? Digo, si te apetece – dijo Emmett acariciándole los adoloridos pezones.

Bella vaciló al responder, ¿Qué pensaría Edward de la proposición de Emmett? Y ella, ¿cómo se sentiría si acabara haciendo el amor con el chef?

Bueno, supuso que si al final Edward y Emmett no fuesen a compartirla se lo habrían advertido. Además, Edward habría echado a su primo del dormitorio la noche anterior, y no lo hizo. Aunque anoche Edward y ella no sólo tuvieron entre ellos sexo, si no algo más profundo. Edward la había poseído con sentimiento y pasión.

Bella se sentía muy confundida. No sabía si el haber sido Edward su primer amante la convertía a ella en su amante exclusiva de él. Edward parecía querer que Emmett estuviera con ellos, como si estando con él se sintiera más seguro.

No es que supusiera ningún sacrificio para ella que Emmett permaneciera con ellos, si así conseguía estar con Edward, porque Emmett no sólo era sexy y agradable, si no que conseguía excitarla y era simplemente adorable.

Bella cambió un poco de posición para ver como se sentía.

Estoy adolorida, pero no demasiado. Si eres suave…

Por ti, cariño, sí.

Vale. Mmm, antes tengo que ir al baño.

Por supuesto. Te estaré esperando, impaciente – bromeó – pero esperaré.

Bella le besó la mejilla y rodó al lado contrario para salir de la cama, pero se tropezó con Edward, que se encontraba enredado entre las sábanas y ahora, despierto. A Bella le dio un vuelco el corazón.

¿Has dormido aquí?

Edward se tensó.

Sí.

¿A mi lado? – sonrió.

Sí – porque no había querido separarse de ella, decía su mirada.

Era la primera vez que Edward dormía con ella.

Bella lo abrazó y le dio un suave beso en la boca. Él la rodeó con los brazos y la colocó encima de él. Cuando la apretó contra su erección Bella se sintió repentinamente excitada.

¿Estás bien? – preguntó él.

Sí. ¿Si Emmett y yo…?

Sí. Emmett y yo compartimos. – dijo resignado mientras le acariciaba la espalda.

Bella se separó de él y se dirigió al baño. Se lavó los dientes mientras pensaba en la reacción de Edward. Parecía no querer compartirla pero iba a hacerlo porque era su obligación, por algo que ella ni siquiera entendía. Sabía que no iba a ser fácil que Edward se abriese a ella y le contara su pasado, pero poco a poco lo conseguiría.

Volvió al cuarto tras un momento, y allí le esperaba Emmett, tumbado en una pose erótica sobre la cama.

Ven aquí, cariño – murmuró, abriéndole los brazos.

Bella se estremeció. Sin duda sentía deseo por Emmett, pero ¿llegaría algún día a amarlo como amaba a Edward?

Entró en la habitación, tragando saliva. Edward estaba en una esquina, se giró y lo observó. Le tendió una mano y el la cogió.

Edward, si no quieres…

Emmett lleva esperándote toda la noche. Te necesita. – Bella sonrió, pero pudo ver que se sentía desgarrado por ello.

Supongo que entonces es cosa mía.

Soltando la mano de Edward se subió a la cama, donde Emmett la recibió con un beso, al mismo tiempo que la acariciaba desde el cuello al hombre.

Eres tan suave, cariño. Voy a ser muy cuidadoso contigo. – Bella le acarició la cara.

Suena muy bien. – pero aún faltaba algo. - ¿vienes? – dijo mirando a Edward.

El hombre dio dos zancadas y en un momento estuvo a su lado.

Tomaré eso como un sí.

Edward la empujó hasta tumbarla de espaldas y la besó ardientemente, luego la hizo girar hacia Emmett, arrancó la sabana y la instó a tomar el miembro de su primo.

Succiónale. Con suavidad. Juega con él. Pero no dejes que se corra.

Bella quería saber las razones de Edward para hacer todo eso, pero él no se las diría ahora, además, quería mantener a Emmett a su lado, no sólo porque Edward lo necesitaba sino también porque era un gran amante.

Sonriendo, Bella le pasó los dedos por el interior de los muslos, acercándolos lentamente hacia sus testículos. Restregó el pulgar por la longitud de su erección. Era enorme, estaba muy bien dotado.

Bella deslizó la lengua a lo largo de su pene, lamiendo todo el recorrido desde la base al glande. Al mismo tiempo presionaba la piel de debajo de los testículos.

Santo Dios… – murmuró Emmett.

Bella escuchó sin querer una conversación entre Mike y Jake, donde discutían sobre los méritos de una buena mamada, con lo cuál ahora tenía nuevas técnicas con la que volver locos a Edward y a Emmett.

Edward la puso de rodillas y le arrancó la bata, cubriéndole la espalda con su cuerpo. Bella paró un instante.

Bella, cariño – Emmett arqueó las caderas hacia ella – Tómame con la boca.

Pronto – se burló, besándole el vientre y pasándole las yemas de los dedos por los muslos y caderas.

Emmett le tomó el pelo con los dedos, agarrándoselo con el puño, mientras Edward se movió, instándola a bajar la cabeza de nuevo.

Sólo succiónale profundamente.

Relamiéndose los labios volvió a tomar el miembro de Emmett, dedicándole una mirada ardiente.

Emmett empezó a jadear y sudar, y comenzó a embestir su boca lentamente. Bella se sintió satisfecha.

A su espalda Edward le cubrió los pechos con las manos. Luego él comenzó a temblar.

- Sigue succionándole y siénteme … aquí.

“Aquí” era la palma de su mano cubriéndole el sexo, presionándole el clítoris.

Con manos ansiosas le separó las rodillas y comenzó a trabajarla con los dedos. Edward la acariciaba tan delicadamente que a veces se preguntaba si realmente la había tocado, pero cuanto más sentía su roce más excitada estaba.

Bella se quedó sin aliento. La fricción de sus yemas la estaba desquiciando.

Durante los siguientes minutos estuvo tocándola hasta que Bella se retorció con cada nuevo toque. Cuanto más excitaba estaba Bella, más voraz era con el miembro de Emmett.

- Lo haces muy bien, cariño – la alentó Emmett estupefacto por las nuevas técnicas que aplicaba en él - ¿Dónde has aprendido eso?

Bella no contestó. Ni podía n quería dejar de lamer a Emmett.

Emmett inspiró profundamente.

No sigas. No puedo soportarlo más.

Ella estaba igual, porque Edward no dejaba de tocarle. A punto de su orgasmo, Edward apartó su mano.

No – gimió ella.

Necesitaba ese orgasmo desesperadamente.

Sí – dijo Emmett agarrándola del pelo y conduciéndola a su boca – No puedo esperar a ver como te corres en torno a mí.

La agarró de las caderas y la acercó a él, apartándola de Edward y montándola a horcajadas sobre su erección.

Emmett la empujó hacia abajo, deslizándose dentro de ella. El soltó un gemido ronco y empezó a penetrarla rudamente. Bella se sintió dilatada casi hasta el dolor. Se tensó, apretando con fuerza sus muslo para detener las embestidas. Ambos fueron a consolarla.

¿Estás dolorida? – murmuró Emmett.

Un poco – asintió ella.

Edward la instó a volver a bajar sobre Emmett al mismo tiempo que le besaba el hombro.

Sólo duele un poco al principio, pero puedes tomarlo, gatita. Acéptalo entero. Quiero ver como te corres. – la relajaba Edward mientras le tocaba los pliegues mojados y apretaba su clítoris.

Emmett se hundió hasta el fondo al mismo tiempo que Edward le acariciaba el clítoris.

Así el chef empezó con un ritmo intoxicante de idas y venidas hasta que ella rogó por más y más duro. Edward lo ayudaba acariciándole el clítoris en lentos círculos.

Bella se estremeció al sentir como su deseo explotaba, empezó a jadear, y agradeció el agarre de la mano de Edward sobre su cintura o no podría haberse sostenido.

Tras unos segundos cayó rendida. Pero el roce del miembro masculino dentro de ella le recordó que Emmett no había terminado. Emmett se aferraba a sus caderas.

Casi con desesperación, Edward la empujó suavemente por la espalda hasta que ella cayó sobre el pecho de Emmett, donde él la agarró, cubriéndola con un beso.

Edward comenzó a moverse, indagando en su entrada trasera con un par de dedos lubricados. Inmediatamente, Bella sintió dos cosas, una excitación nueva y distinta, y una gran tensión.

Se removió nerviosa contra Emmett.

Estate quieta, cariño – Emmett la agarró por las caderas para asegurarle que lo hiciera.

Pero Edward va a…

Va a follarte mientras Emmett te folla – susurró Edward en su oído – Bienvenida a los auténticos menages, gatita.

El deseo se mezcló con ansiedad. Tomarles a los dos no solo implicaba éxtasis sino dolor.

No te tenses - susurró Emmett, tranquilizándola.

Era fácil para él decirlo, claro, no estaba a punto de ser penetrado por dos sitios a la vez.

El condón está lubricado para facilitar la penetración. Edward te tomará lenta y suavemente. Tu sólo relájate.

La cabeza le daba vueltas. Quería darle lo que necesitaba, pero…

Ahora. – le instó Emmett – o lo haré yo.

Edward comenzó a indagar en su abertura trasera, deslizando el glande en su interior.

Empuja hacia mí – jadeó.

Ella lo hizo, mientras él la agarraba por los hombros, haciendo más profunda la penetración.

Bella sintió una punzada inicial de dolor. Luego Edward comenzó a presionar, estimulando terminaciones nerviosas que no sabía que tenía. Se sentía colmada. Solo una fina pared de tejidos separaban las dos duras erecciones.

¿Puedes soportarlo? – roncó Edward.

Antes de que ella pudiera contestar, ambos comenzaron a estimularla, para asegurarse que su respuesta fuera sí. Edward le besaba suavemente del cuello al hombre y jugueteó con su clítoris, mientras Emmett le besaba la garganta y le acariciaba los pezones.

Bella se sentía ardiendo. Comenzó a contonear sus caderas, instándoles a moverse. Los dos hombres se estaban conteniendo. Y eso era lo que le confirmaba a Bella que a ellos dos, ella le importaba.

Los dos hombres empezaron a moverse. Cuando uno se retiraba, el otro venía y así repitieron el proceso una y otra vez, provocando con esa magnifica fricción que Bella arqueara las caderas y corriese veloz en busca de su orgasmo. Sus bocas y manos tampoco se quedaba quietas.

Sabían perfectamente cómo moverse

Tras unos minutos su cuerpo comenzó a estremecerse, hasta que finalmente sintió su entrepierna palpitar.

Emmett y Edward prácticamente le exigían el orgasmo con sus manos y sus movimientos.

Finalmente el placer la recorrió, incendiándole por completo. Esta vez el orgasmo fue el mayor éxtasis que sintió en su vida.

¡Oh, Dios… Maldición! Yo…

No hacía falta que acabara la frase. Bella sabía que Emmett estaba a punto de correrse.

- ¡No! Contente – exigió Edward – Hemos esperado demasiado para dejarnos llevar como adolescentes.

Emmett se estremeció. Contuvo el aliento mientras apretaba los puños y los ojos.

Bastardo.

Con tal de que te contengas y la sigas penetrando hasta que se corra de nuevo, puedes llamarme lo que quieras – contestó Edward.

¿Otra vez? – Bella parecía haber salido de su letargo – No creo que pueda…

Claro que puedes. Conozco tu cuerpo. Es difícil ponerte a tono la primera vez, pero una vez que se consigue es fácil ponerte a tope repetidamente.

Edward comenzó a poner a punto el cuerpo de Bella y Emmett lo imitó.

Bella volvió a sentirse excitada y Edward se dispuso a subir de nuevo la temperatura.

Se inclinó sobre ella, y comenzó a acariciarla. Su clítoris se hinchó, palpitó y ya estaba de nuevo corriendo hacia la meta.

No sabes cuantas veces te he imaginado entre nosotros, follándote hasta que el deseo se convertía en placer, y el placer en un descomunal orgasmo – murmuró Edward en su oído – No ha sido suficiente una vez. Permítenos disfrutarlo otra vez. Llévanos contigo.

Bella lo miró sonrojada por encima del hombro.

Emmett la agarró por las caderas y Edward por la cintura. Se movieron sincronizadamente.

Bella se había colado en su corazón, y eso era extremadamente peligroso. Pero aquello era intenso. Y sería más intenso cada vez que la tocara. Algún día…

Más, por favor. ¡Deprisa! – interrumpió Bella sus pensamientos.

El control de los dos hombres estaba cediendo. Siguieron con el vaivén hasta que su respiración se convirtió en jadeos. Bella tembló y se agarró a los hombros de Emmett, preparándose para lo que venía.

Bella explotó y los dos hombres siguieron con un par de embestidas más, hasta que finalmente también cedieron.

Edward se deleitó con el largo gemido de Bella. El placer lo atravesaba e impactaba directamente sobre su corazón.

Si su incapacidad para tirarse a Rosalie no era ya suficiente pista, lo que sentía en ese momento ya no le dejaba ninguna duda.

Amaba a Bella.

Y Edward sabía que si ella se marchaba en aquel momento o si su pesadilla cobraba vida, sin duda lo mataría.

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viernes, 18 de marzo de 2011

El chico sin nombre * OneShoot

Hola mis dulces lectores!
Aquí os presento a Luisa, una chica adorable que ha decidido enviarme su talento! Y yo estoy super contenta de poder publicarlo en este rincón. Espero que os guste, y que le dejeis muchos comentarios!
OsAmo!^^


ElChicoSinNombre

Salgo del liceo, son las 2 en punto. Mi papá no me puede venir a buscar, y el dinero me lo gasté en Doritos, así que me toca irme caminando. Yo tengo mi uniforme del colegio (uno de los mas prestigiosos de Maracaibo), y debo pasar por una zona de barrios. Guardo mi Blackberry en el bolsillo y sigo caminando. Veo muchos niños, todos sucios y con ropa rota. Veo adolescentes de mi edad y mayores... Nunca les he parado, pues son poco importantes para mí. No les tengo asco ni nada, pero simplemente no les paraba. Pero tengo tiempo, el ensayo de la orquesta hoy es a las 5pm. Así que me desvío y voy a un pequeño parque donde hay unos chicos. Saco mi infaltable paquete de chicles Tridents de 40 y me acerco a ellos.


-Hola! Quieren? - Les pregunto amablemente.

-Crees que porque vivimos aquí vamos a aceptar todo lo que nos des? - Pregunta uno que tiene cara de amargado. Sí, el sol esta quemando, pero yo no ando así.

-Solo pasaba por aquí, y ya que tengo chicle les ofrezco - Respondo educadamente, pero debo admitir que me asusté un poco.

-No queremos tu limosna - Dijo otro.

-Ok, lo siento - Digo, y me meto un chicle a la boca. Me doy media vuelta y me alejo. No doy ni cinco pasos cuando una mano me toca la espalda. Es uno de los chicos que acabo de ofrecerles chicle, pero no estoy muy segura, pues no había hablado. Su ropa es vieja y remendada, pero a diferencia de la mayoría de los otros, esta muy limpia. Es moreno bronceado, y de pelo color arena.

-Yo si acepto los chicles - Dice, casi timidamente.

Saco el paquete y le doy dos - Tú dónde estudias? - Le pregunto. Es una forma amable de preguntar si estudia.

-Yo... Estudiaba en el Colegio "Gonzaga" - Dice avergonzado.

-Y qué pasó? - Pregunto con curiosidad.

-Mi papá murió en un accidente de auto, y ahora mi mamá apenas puede comprar la comida. No pudimos seguir pagando el colegio.

-Ah... Y qué haces? Te la pasas todo el día con esos chicos? - No puedo esconder la repugnancia en mi voz.

-Son buenos chicos, pero no les ha ido muy bien - Dice, en un intento inútil de defenderlos.

-Tu papa murió, y no andas por ahí metiéndote con todos. Es la forma en que tratas la vida, no como te trata la vida lo que te hace como eres - Le sermoneo.

-Las cosas son diferentes por aquí. A casi todos nos falta uno a mas de la familia, y en muy pocos casos son por muerte natural. Un padre, una madre, aveces ambos. Debemos trabajar de empacadores en los mercados o vender cosas en las calles para subsistir.

-O pueden estudiar y trabajar de profesionales. Sabias que ganan mas que un vendedor de Kinos?

-No podemos pagar un colegio, y no tenemos tiempo pues, como te dije, debemos trabajar.

-Existen los colegios públicos. Y se puede estudiar en la mañana y trabajar de tarde.

-No le se, en realidad nunca lo había pensado. Se puede probar. En que año vas tu?

-2do. Tu donde te quedaste? - Pregunto. Se me ocurre una gran idea.

-3ero. Me puedo inscribir en un colegio cualquiera.

-No en cualquiera. Estudia conmigo! Para este año que viene.

-Tengo 17 años, voy a cumplir 18. Tu estudias en el San Francisco de Asís, y ahí son muy estrictos.

-Pero tu necesitas el cupo. Y mi colegio es subsidiado. Si tienes buenas notas y llevas tu estudio social, te darán el cupo de una vez. Y podrás estudiar conmigo.

-Eres un ángel. De verdad. Como te llamas?

-Luisa. Debes ir a mi colegio mañana a las 7am.

-Luisa... Por que haces esto? Debería haber muchas mas personas tan buenas como tu.

-Gracias, pero yo solo trato de ayudarte. Me parece que vale la pena sacarte de este agujero en el que estas.

-Mañana estaré allá, se que queda cerca de aquí.

Nos despedimos. El se ve tan feliz e ilusionado, que lo abrazo, y me voy feliz de haber ayudado a este gran chico.

A la mañana siguiente, me levanto muy emocionada por volver a ver a... No se su nombre!! Olvide preguntárselo ayer, pero no importa, hoy se lo puedo preguntar. Voy a la cocina a desayunar, y cuando termino me voy al cole. Llego súper temprano, y lo espero. A los cinco minutos, una mano dudosa me toca la espalda.

-Hola, ángel. Ya estoy aquí - Dice el.

-Hey, llegas tarde!! Debemos ir a la dirección para hablar con la directora. Vamos! - Le digo, lo tomo por la mano y lo llevo a la dirección. Hoy esta con ropa mejor, unos jeans y una chemise, algo gastados, pero estaban muy bien. No me había dado cuenta de lo lindo que era.

-Buenos días, hermana Dolores - Saludo a la monja de la portería.

-Tovar, ya va a sonar el timbre. Debes subir - Dice ella. Típico.

-Lo se, es solo un momento. Ayer encontré a este chico, y nos pusimos a hablar. Su papa murió y no ha podido seguir estudiando, y no tiene casi dinero. Pero antes estudiaba en el Colegio "Gonzaga", osea que tiene buenas bases. Yo le dije que buscara cupo aquí.

-Sabes muy bien que las inscripciones todavía no han empezado.

-Pero el de verdad lo necesita, y es un buen chico. No pueden hablar, tomar sus datos, no lo se, cualquier cosa? - Supliqué.

-Bueno, le daré una oportunidad. Tu debes irte.

-Esta bien, ya me voy - Digo - Suerte - Le susurro a el. Coño, olvide preguntarle su nombre otra vez! Pero ya no podia hacer nada. Subi esperando que Dolores le diera el cupo, o tan solo lo escuchara.

Bajo al recreo hora y media después, y dos brazos me atrapan.

-Me dieron el cupo, ángel. O algo así. Estoy en la lista de prioridad en las inscripciones. Hable con la hermana, le dije todo lo que quiso saber y ella dijo que tenia madera para estudiar aquí. No importa que vaya a cumplir 18 - Dice el, tan alegre que esta llorando. Yo también lo abrazo, tan feliz como el. No sabia por que, pero ese chico me gusta. Es tan... No lo se, pero me gusta.

-Estoy tan feliz por ti - Le digo.

-Podre sacar a mi madre de ese barrio en un tiempo. Y todo gracias a ti. Pero ya debo irme, y tu debes bajar a comer.

-Claro, yo te iré a visitar cuando salga de clases - Digo, y le doy un beso en la mejilla.

Me paso el resto de la mañana mirando el reloj. Ha pasado una eternidad (me parecía a mi) cuando al fin suena el timbre de salida. Salgo disparada a la puerta, ignorando a los que se despedían de mi. Voy al barrio y busco al chico. No esta en el parque ni en la entrada, así que tengo que preguntar por el. Por desgracia, mi información sobre el es muy escaza. Nadie lo reconoce, pero hay una señora llorando, con unas cinco personas a su alrededor.

-Disculpen, que paso? - Le pregunto a una chica.

-Hubo un tiroteo en la mañana, y mataron al hijo de esta señora - Responde ella.

-El llego muy feliz porque había conseguido cupo en un buen colegio y conoció a una muchacha, y salio a buscar sus notas del colegio... Esa fue la ultima vez que lo vi vivo, porque... - Decía la señora, entre gemidos y lamentos. Yo me alejo, pues no quiero seguir escuchando. Ya sé quien es el chico. Y al mismo tiempo no lo sé. Hace cinco minutos moría por saber su nombre, ahora lo ignoraba. Es el chico que mas me ha dado alegría en menos tiempo, por el único completo extraño por el que me he sentido feliz. Y ya no esta. Ni siquiera sé su nombre, y es mejor así. No quiero saber el nombre de mi difunto amigo sin nombre, a no ser que me lo dijera el mismo.

Y ya nunca lo podría hacer.

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miércoles, 16 de marzo de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 13

Adaptación-----Lemmon


El calor se había hecho insoportable dentro de la pequeña cabaña. Edward no sólo tenía calor por el clima, sino que Bella iba de un lado para otro en la cocina con una fina bata casi transparente, empeorando su estado. Su olor, su aire provocador, que para nada era intencionado y la inmensa atracción que sentía por tomarla en ese mismo momento eran tan poderosas razones como también lo era que debía evitarla a toda costa. Edward no podía evitar seguirla con la mirada en cada movimiento que hacía. Se sentía realmente hambriento y duro.


Con un tembloroso suspiro se dirigió a la sala para evitar las insinuaciones de Bella, pero su risa atrajo de nuevo su atención. Era imposible resistirse a mirarla.

Emmett y ella hablaban animadamente mientras preparaban la cena. La mirada de la mujer recorrió los pectorales de su primo, coqueteándole. Emmett se acercó a ella y le susurró algo al oido, que provocó un estremecimiento en ella, y que se apretara a él.

Mierda. Estaba desesperado, necesitaba urgentemente tener sexo con ella. Pero Bella no lo necesitaba, y por eso y para salvarla de sí mismo, debía ser fuerte y controlarse.

Edward desvió la mirada al televisor, obligándose a olvidarse de su incómoda erección. Si Bella y Emmett querían hacer algo juntos, que lo hicieran solos. No era cosa suya.

Pero por mucho que quisiera convencerse de ello, no paraba de mirar la escenita de Bella y Emmett por encima del hombro. Le estaba revolviendo el estómago y llenándolo de furia.

Emmett terminó de picar lo que sea que estuviese picando y tras guardarlo en el frigorífico se acercó a Bella, rodeándole la cintura con un brazo al tiempo que posaba varios besitos en su cuello justo antes de unir sus labios con los de ella. Después de unos cuantos besos y mordisquitos Bella parecía haberse derretido en sus brazos.

Edward sostenía el mando de la televisión con fuerza mientras sentía todo su cuerpo temblar de ira.

Apagó la televisión y se acercó a ellos para decir algo, pero ¿qué podía decir?

No había cosa que Edward deseara mas en el mundo que reclamarla. Tomarla en brazos, llevarla al dormitorio y hacerla gozar. Quería tomar aquello que no le había ofrecido a ningún otro hombre. No podía hacerle eso, pero el deseo era ya casi incontenible.

Edward siguió observando los besos húmedos que Bella y Emmett estaban, sin saberlo, animando a su calenturienta mente.

Entonces el chef deslizó una mano por la suave piel hasta meterle bajo su bata. Emmett apartó la tela a un lado para poder besarle el hombro, dejándole a Edward muy buena vista de su pecho desnudo. Su erección creció aun más si podía.

Emmett le pasó el pulgar por el pezón, provocando que Bella jadeara y se pegara más a él hasta que sus caderas chocaron.

Dios, lo que daría por cambiarse por su primo. Dio un paso adelante. Ninguno pareció darse cuenta, porque siguieron a lo suyo.

Emmett le bajó la bata del otro lado, dejando ahora sus dos pechos desnudos. Tiró del cinturón de su bata para acercarla a él y bella gimió mientras volvía a besarle.

A Edward le sentó como una patada en el estómago el que Bella sintiera tanto deseo, y no fuera provocado por él.

Estaba a un paso de volverse loco.

Emmett se dejó caer en una silla, arrastrando a Bella con él, aferrándose a sus caderas. Bella miró con deseo por encima de uno de sus hombros a Edward.

Joder.

En ese momento sintió que aquel deseo no era sólo sexo. Se sentía excitado, sí, pero de una manera diferente y renovada, que le hacía tener mucho miedo.

Los ojos de Edward y Bella se conectaron. El hombre sintió una descarga eléctrica en todo su cuerpo que se incremento cuando ella posó la mirada en sus pelotas. Y ella se excitó aún más al notar la desesperación de Edward.

Emmett atrajo su atención besándole apasionadamente en la boca, al mismo tiempo que murmuraba algo contra sus labios. Edward se sintió enojado y anhelante.

A la mierda.

Dio un paso más hacia ellos.

Al verlo, Emmett volvió a Bella en su regazo, haciendo que ahora ambos miraran hacia él. Su primo le retaba con la mirada a que participara, y Bella también le estaba invitando a unirse a ellos.

Edward paró en seco. Aquello estaba mal. Era una trampa. Lo habían estado provocando y él estaba cayendo.

Emmett fue deslizando lenta y tortuosamente el lazo del cinturón que rodeaba la cintura de Bella.

¿Continúo? – preguntó Emmett con voz firme, quitando el último nudo del cinturón.

Edward tragó saliva. Si Emmett continuaba, Bella quedaría completamente desnuda ante él. Estaría expuesta a su hambrienta mirada, y accesible al toque de Emmett.

No contestó. Emmett tampoco dijo nada, pero uno de sus dedos se deslizó lentamente entre las piernas de Bella por encima de la tela para acariciar la zona sensible de su clítoris.

Edward miró a su primo con el ceño fruncido. ¿Qué diablos pensaba hacer?

Emmett sonrió mientras continuaba moviendo el dedo en círculos justo encima del sexo de Bella.

La habitación se sumió en un silencio sólo interrumpido por los jadeos de Bella. Emmett apartó el dedo y cogió el cinturón con ambas manos.

Era imposible no fijarse en el pequeño círculo de tela mojada donde había estado el dedo de Emmett. Bella debía estar muy mojada, y aquello casi lo hace caer de rodillas.

¿Continúo? – las manos de Emmett tiraron aún más del cinturón.

Edward iría definitivamente al infierno después de eso.

Sí.

Con una sonrisa de triunfo Emmett se libró del cinturón y dejó caer la bata a los costados de Bella.

Ella se mostró ante él y Edward se quedó boquiabierto ante su hipnótica belleza.

Emmett se aferró a sus muslos, separándolos, abriendo las piernas de Bella. Ella soltó un grito ahogado cuando Edward pudo ver su hinchado y jugoso sexo maduro.

Emmett pasó la yema de su dedo por el interior de su pierna mientras ascendía lentamente. Al mismo tiempo le ahuecó un pecho con la otra mano.

Edward cerró los puños, intentando reunir las fuerzas necesarias para irse. Porque de lo contrario acabaría uniéndose a ellos, y cuando lo hiciera…

Mírala – lo invitó Emmett, con voz ronca.

Edward tragó saliva. Una voz interior le decía que se sincerara con ella. Así ella sabría por que no podía estar con ella.

¿Estás mirándome? – le dijo ella juguetona y sensual.

¿Por qué seguían tentándolo?

Ya me conoces. – se aclaró la garganta.

La voz interior volvió a hablarle, ¿por qué no puedes poseerla? Lo que pasó con Tanya no tiene por qué pasar de nuevo.

Puede que no. Él no lastimaría a Bella por nada del mundo. ¿Y si tenía cuidado? Emmett estaría allí, sería responsable.

Siéntela – lo tentó Emmett.

Por favor – jadeó Bella, separando los muslos un poco más.

Sus pliegues estaban mojados, brillantes y rosados.

Edward estaba más que dispuesto a darle lo que deseaba.

Pero antes debía decidir si la apartaba o dejaba que entrara en su vida de lleno y de forma permanente. El pensar que podía llegar a lastimarla lo llenaba de terror.

Tenía que tomar una decisión ya. No podía volver a apartarla de él con palabras odiosas. Ya haber causado en Bella tanto daño le había partido el alma, y no lo volvería a hacer.

Edward necesitaba abrazarla para aplacar la lujuria que sentía. La respiración se le aceleró y las manos cosquilleaban con la invitación de Emmett, a pesar de que una vez que la tocara, la poseería.

Si no la tocas, la perderás…

Y recordándole lo que se estaba perdiendo, Emmett deslizó la mano por el interior del muslo de Bella, trazando círculos contra su sexo, hasta que lentamente se sumergió en él. Edward observó como el ansioso cuerpo de Bella se tragaba ese dedo, y no pudo evitar la idea de que aquel dedo penetraba en el húmedo calor que podía acogerlo a él.

Bella gimió, apoyándose en el hombro de Emmett. Edward observó como su primo le metía aquel dedo en el sexo, follándola lentamente, antes de añadir otro y reanudas el mismo ritmo pausado.

Bella se contorsionó y presionó contra sus dedos. Emmett empezó a juguetear con la otra mano con su clítoris. Sin piedad.

Una ligera presión, unos cuantos movimientos circulares con esos largos dedos, y Bella jadeó, se convulsionó, se sonrojó y gimió.

El deseo estaba consumiendo poco a poco a Edward. El pensamiento de que ella enfocara toda esa energía en su miembro era muy erótico. Pero no era justo dejarse llevar sólo por su deseo. Necesitaba darle placer a esa mujer, y tal vez así pudiera demostrar sus sentimientos.

Edward dio otro paso hacia ellos.

Bella estaba al borde del orgasmo. Emmett la mantenía en ese punto, llevándola al borde para después retroceder. Lo hacía una y otra vez y eso lo dejaba perplejo.

Emmett utilizó una y otra vez las manos para conducirla a un clímax que después le negaba una y otra vez.

Diez minutos más tarde, Bella tenía el cuerpo tenso y ruborizado. Incluso después de un breve descanso, con que Emmett solo deslizara un dedo en su interior o le rozara el clítoris, Bella volvía a debatirse entre el cielo y el infierno.

Aquello lo estaba matando. Bella lo miró suplicante y con las pupilas dilatadas.

Edward, tócame…

Edward cerró los ojos. Intentó bloquear la imagen que tenía delante, pero el olor de Bella a flores frescas lo sedujo. Su aliento entrecortado y la manera en que decía su nombre, mientras Emmett la llevaba al borde otra vez. Era casi imposible de soportar. Cerró las manos en puños y se dio cuenta que estaba temblando.

Edward. – lo llamó Emmett de nuevo con voz burlona y desafiante.

Edward abrió los ojos lentamente hasta posar su mirada en Bella. La chica tenía la respiración entrecortada y acelerada. Sus pliegues estaban húmedos y resbaladizos. Emmett provocaba ese lugar a su antojo.

Bastardo.

El muy cabrón había planeado todo aquello. Pero eso no hacía que Edward deseara a Bella menos o que fuera más fácil resistirse a ella.

Emmett, para. – gruñó Edward.

Su primo continuó como si no lo hubiera escuchado.

Saboréala.

Edward tragó en seco. El pensar en toda esa dulce necesidad sólo para él, cálida en su lengua… Saber que él podría darle placer, que ella se rendiría a él, que le ofrecería el sabor dulce de su ser...

Sintió un vuelco en el corazón.

¿Cómo podía luchar contra eso? Casi la había perdido dos veces en las últimas semanas, primero con Jacob, luego por un psicópata. Si se alejaba de nuevo puede que no volviese a tener otra oportunidad con ella, o quizás romperían su, lo que sea que tuviesen, para siempre. Aquello era demasiado doloroso.

Por favor, saboréame – imploró Bella con suavidad, apartando los dedos de Emmett y pasando los suyos por su brillante sexo.

Luego levantó un dedo mojado hacia él, como un manjar tentador.

Edward dio otro paso adelante y se dejó caer de rodillas frente a ella. Le aferró la muñeca con fuerza y se metió aquel dedo en la boca, succionándolo y gimiendo.

Pasara lo que pasara jamás podría olvidar ese sabor tan característico de ella. Incluso después de horas, el gusto de su sexo permanecía en su lengua.

Era perfecto.edward la sujetó por las caderas, ansioso por atraer a Bella hacia él y hundirse en ella como si fuera un postre exquisito.

No – Emmett le rozó de nuevo el clítoris y luego le cubrió todo el sexo negándole a su primo su sabor.

Edward apretó los dientes, observando como Emmett presionaba el sexo de Bella hasta que ella se aferró a los brazos de la silla y gimió por alcanzar un clímax que su primo le negó de nuevo.

Fóllala. – El último reto de Emmett.

Edward levantó la cabeza de golpe. Su primo hablaba en serio. Todo lo que le pedía su primo no era nada que él no hubiera pensado o deseado ya.

Por favor… ¡Oh, por favor! – suplicó Bella. – Te necesito.

La cabeza le daba vueltas. Quería darle lo que necesitaba, pero…

Ahora. – le instó Emmett – o lo haré yo.

Edward se agarró con desesperación a la silla.

Emmett…

Fóllala – insistió – o lo haré yo.

Mierda. Se estremeció.

Inspiró profundamente y se volvió para mirar a Bella. No podía ignorar el erótico movimiento de la ruborizada mujer que lo observaba con la mirada ardiente.

No es eso lo que ella quiere.

¿Y qué crees que quiere en este estado? Necesita correrse. Me he asegurado de ello.

Debería tener la mente despejada para acceder a esto. Tal y como está ahora…

Bella dijo que sí antes de que entráramos a la cocina. Quiere que hagamos el amor con ella, pero ¿quién lo hará primero?

Emmett lo acorraló. ¿Por qué? Él había tenido muchas veces la fantasía de que la follaban juntos, pero Edward no se hacía ilusiones. Si no tomaba a Bella, lo haría Emmett.

¿Quién va a ser? - repitió.

Estoy pensando.- Pero lo único que podía pensar era como iba a poder decir que no cuando lo que más quería era ser su primer amante y reclamarla para él.

Tienes 30 segundos.

No me presiones, cabrón.

Demasiado tarde.

¿Por qué coño haces esto? ¿Por qué no dejas que las cosas vayan a su ritmo? Deja que la haga correrse con la boca. Eso la aliviaría.

Emmett se burló de él.

Hoy sí, pero ¿y mañana? Es una mujer que se merece disfrutar de una sexualidad plena y feliz. Ya lo he hablado con ella. Está tomando la píldora y está preparada. Está empapando mis dedos. Ambos le importamos. Y los dos la adoramos.

Edward comenzó a sudar.

Lo que sugieres es… permanente.

Exactamente lo que tu deseas. Lo que yo deseo. No permitas que el miedo que sientes lo estropee todo.

Edward cerró los ojos con fuerza un momento, reconociendo la verdad.

Has planeado todo esto, hijo de puta. Me has estado forzando desde el principio.

Emmett sonrió.

- Empezaba a preguntarme si seríamos viejos antes de que encontraras el valor para hacer el amor con ella. – Emmett miró el reloj – Ahora lo sabré. Han terminado tus treinta segundos.

Edward no dijo nada. Permaneció callado mientras reflexionaba sobre las palabras que le había dicho Emmett.

Bella le importaba más de lo que quería admitir, pero el no podía ofrecerle nada. Nada excepto un pasado traumático, un presente paranoico y un futuro donde la mayoría de la gente los vería como depravados.

Emmett colocó a Bella, impaciente, sobre la vieja mesa de la cocina y se deshizo de sus vaqueros, la agarró de las caderas y se sujetó el miembro.

¿Qué demonios haces? – dijo Edward empujando a Emmett y apartándolo de Bella - ¿Es su primera vez y pretendes mantener relaciones sexuales sobre la mesa de la cocina?

Bueno – dijo Emmett encogiéndose de hombros – me la llevaré a la cama y la follaré allí.

Edward observó como Emmett le tendía la mano a Bella, y ella dudosa vaciló. Lo miró con miles de preguntas en su mirada.

¿Quieres ser el primero? ¿Te importo?

¿Necesitaba Edward estar ya dentro de ella? ¿Quería ser el primero en hundirse en su cuerpo y tomar una parte de ella que ningún otro hombre tendría jamás?

Sí, por supuesto que sí. A todo.

¡Ni lo sueñes! – gruñó Edward levantándola de la mesa y estrechándola contra su cuerpo.

Ella le envolvió automáticamente las piernas en la cintura al tiempo que él amoldaba su boca a la de ella, saboreándola desesperadamente con la lengua.

Su sexo le estaba empapando la tela de los vaqueros. Eso era muy bueno. Necesitaría de toda esa lubricación.

Edward apartó la mosquitera de la cama y la depositó en ella.

Ante él, ella se mostraba como una diosa, perfecta, bella y radiante.

¿Estas segura, gatita? – preguntó con voz ronca.

Sí. Por favor, ya. – asintió removiéndose.

¿Estás hablando tú o el deseo? Emmett te ha llevado a un punto…

Deseo esto, te deseo. – le interrumpió – Ya lo hacía antes de que el me pusiera la mano encima. – susurró, deslizando su mano hasta su clítoris para acariciarse a sí misma, llevando a Edward cerca de la locura.

Edward sintió como se le aflojaban las rodillas. La agarró de la mano y se la apartó. Quería ser él quien la hiciera llegar al orgasmo.

Edward tragó saliva. Joder. Lo iba a hacer. Iba a olvidarse de todo lo demás y a hacer el amor con ella. Iba a ser su primer amante. A reclamarla. No podía impedirlo, no quería evitarlo.

Te dije todas aquellas cosas horribles para que te fueras, pero no sentía lo que dije.

Lo sé. Te perdono.

Edward jadeaba. Bella era tan maravillosa que entendía que no había querido decir aquellas cosas. No se la merecía, y esperaba no destrozarle la vida. Pero no podía negarse más a los que todos querían. Y no sólo necesitaba su cuerpo, sino que también necesitaba sentirse unido a ella como sólo podían estarlo dos personas.

Gracias – miró a Emmett con el corazón latiendo a mil por hora - ¿Me das un condón?

No.- respondió Bella.

Está tomando la píldora – le recordó Emmett.

Edward se volvió hacia ella, se le quedó mirando fijamente y no pudo evitar darle un beso devorador en la boca al mismo tiempo que le rozaba el pezón con el pulgar.

¿De veras?

Bella se arqueó ante la caricia.

Fui a ver a un médico después de dejar a Jacob. Esperaba que ocurriera esto.

Edward sintió rebosar de alegría. Ella estaba a salvo. Podría hundirse en ella, y sin protección.

Un segundo…

Dame un condón – la píldora no era totalmente segura, por eso le hizo esta petición a Emmett.- Es sólo por su seguridad. No quiero que le pase nada. – terminó pasándole la mano por el pelo a Bella.

No quiero que nada se interponga entre nosotros. Por favor…

La mirada de Edward hervía de deseo. No podía apartar la mirada de ella. Ahora observaba los moretones y puntos que tenía, recordándole que podría haberla perdido antes de haberla reclamado si quiera. Tenía que poseerla ya.

Gatita – dijo con voz áspera – te prometo que estoy sano. Siempre he tomado precauciones. Me hago reconocimientos médicos con regularidad. Yo nunca… - tragó saliva – Estás segura conmigo.

Lo sé – Bella le acarició suavemente la mejilla – Entonces yo también seré la primera para ti. – dijo como si ella quisiera reclamarlo a él.

El deseo de Edward se incrementó, haciéndole abandonar cualquier pensamiento.

Así es. – se bajó de golpe los vaqueros y se subió lentamente en la cama, tumbándose a su lado.

La besó, brusca y exigentemente. Bella ladeó el rostro para profundizar el beso.

Edward sintió que Emmett se subía a la cama.

Interrumpió el beso, clavando la mirada en su primo. Abrió la boca y la cerró de golpe.

¿Cómo podía haberse olvidado de Emmett, cuando él no se había acostado sólo con una mujer en 12 años? Ahora tendría que recordarse que él no sería el único hombre en la vida de Bella.

La idea le provocó una sensación de rechazo absoluto. Apartó sus pensamientos. Necesitaba a Emmett allí. Si pasaba algo no podía ser el único responsable. Por si acaso…

Aquel miedo que lo consumía le recordaba porque tenía que compartirla.

Negando con la cabeza volvió su mirada a Emmett, que rodeaba uno de los rígidos pezones de Bella con la lengua. Él se dedicó al otro, humedeciéndolo, pellizcándolo con los dientes. Bella separó los muslos.

Edward deslizó una mano por la suave piel de su vientre y siguió bajando hacia su sexo, mojado, empapado e hinchado. Ella jadeó.

El clítoris de Bella palpitaba. Bien. Edward estaba en el mismo estado.

Deslizó lentamente un dedo en su interior. Su canal era muy estrecho. Jadeó. Añadió un segundo dedo, introduciendo ambos más profundamente. Menos mal que se había corrido dos veces ya ese día, o hubiera explotado nada mas entrar en Bella.

Pero cuando introdujera su miembro iba a lastimarla. Edward odiaba aquello. Hizo un movimiento de tijera con los dedos, dilatándola para minimizarle el dolor.

Más – exigió ella.

¿Más adentro? – preguntó mientras empujaba los dedos en el interior hasta la empuñadura.

Emmett se dedicaba a lamerle los pezones.

Más adentro, mucho más. Quiero estar llena de ti. – Edward casi se mareó ante su respuesta.

Quiero llenarte gatita. Creo que no he querido nada más en la vida.

Estás haciendo lo que tienes que hacer – murmuró Emmett, trazando un sendero de besos por la barbilla de Bella.

Los pezones de Bella estaban rojos. Hinchados. Muy duros. Estarían muy sensibles por la mañana, pero no ahora, dado que Bella los empujaba hacia Emmett para que volviera a meterlos en su boca.

Levantándose de la cama, Edward se pudo de pie a su lado, y acariciándole los muslos y las caderas, la acercó al borde de la cama, haciendo que le rodeara las caderas con los muslos.

¿Edward?

El se inclinó y le dio un beso en su vientre.

No voy a irme. En esta posición puedo controlar mejor el ángulo y la presión. Si te duele demasiado, podré retirarme.

O esperaba poder hacerlo.

- Un poco de dolor no me hará daño.

- También dejo sitio para que Emmett se dedique a otras partes de tu cuerpo. – dijo deteniendo sus dedos para hacer círculos sobre el clítoris. – Confía en mi. Al final de la noche te sentirás bien follada.

Bella enlazó las piernas en torno a su cintura, atrapándolo entre ellas.

¿Me lo prometes?

Edward sonrió. También quería que Bella se sintiera bien amada.

Sí – graznó – Oh, sí.

Bella sonrió radiante, haciendo que el control de Edward se evaporara.

Cogiéndose el rígido pene con la mano, lo guió a la pequeña e hinchada abertura. Parpadeó.

Edward se inclinó hacia delante un poco e introdujo el glande en el interior de Bella. Mierda. Era tan caliente y estrecha. Bajo él, Bella se movió con agitación, forzándolo a penetrarla un poco más. Agarrándola de las caderas, se introdujo un centímetro más.

Hasta tropezar con su hímen.

No te detengas – le imploró.

No hubiera podido detenerse aunque hubiera querido. Pero un millón de y sis le martilleaban en la cabeza: ¿Y si la lastimaba demasiado? ¿y si no le gustaba sentirlo en su interior? ¿y si no estaba tan preparada como pensaba?

Y lo peor, ¿y si volvía a repetirse la misma historia?

Estás pensando demasiado – dijo Emmett. – la quieres, y a menos que me equivoque, la amas. Está protegida y yo estoy aquí. No puede ser más perfecto.

Emmett tenía razón. Tras doce años, había llegado el momento de darse otra oportunidad.

Edward agarró la cadera de Bella con la mano izquierda. La derecha la deslizó a su sex, donde comenzó a trazar círculos con la yema de sus dedos en su clítoris. La acarició hasta dejarla sin aliento.

Tras haberle negado el clímax tantas veces, ella comenzó a suplicar.

Por favor, Edward. Ahora. Dios, ahora…

Volvía a estar a punto de correrse, y no iba a impedírselo esta vez.

Colocó ambas manos en sus muslos, abriéndola más y empujó con fuerza. Se deslizó hasta que por fin estuvo dentro.

Estremeciéndose, Edward se dio cuenta que jamás se había sentido tan bien con una mujer. Se sentía… como en casa.

Bajó la mirada a ella, que lo miraba con los profundos ojos castaños brillantes por las lágrimas contenidas. La culpa ante su dolor lo inundó.

Lo siento – gimió él.

Ahora viene la mejor parte, ¿verdad? – jadeó – Ni se te ocurra detenerte ahora.

Edward debía aliviar su dolor.

Obligándose a permanecer inmóvil, Edward giró de nuevo las yemas de sus dedos sobre el clítoris de Bella, aliviándola y excitándola aún más. Le hervían los testículos con su miembro envuelto en esa apretada funda, pero no se movió. Emmett comprendió su propósito y lo ayudó, acariciando los pezones de Bella y besándola profundamente en la boca.

Poco después, Edward sintió como ella se tensaba en torno a él, apretándolo más todavía. La explosión era inminente. Edward quería que se corriera ahora, por si acaso el resto del coito era demasiado doloroso para ella.

Poco a poco, los sollozos de Bella se transformaron en gemidos, y los gemidos en un espectacular grito de liberación.

Dios, era hermosa así unida a él, rendida al placer.

Apenas podía contenerse, pero lo haría. Llevaba demasiado tiempo queriendo eso como para correrse a la primera de cambio. Y Bella había esperado demasiado para su primera vez, y no dejaría que todo acabara tan rápido. Quería que esto fuera especial para ella.

Cuando las palpitaciones del orgasmo cedieron, Edward se retiró hasta que solo el glande permaneció en su interior, y empezó un suave ritmo, penetrándola lentamente para luego retirarse. Ella respondió jadeando, acercándose a él. Mirándolo con admiración.

Edward. Tú…oh… ¡Oh, Dios mío! – jadeó ella – Ese roce es…

Eso es, gatita – El también lo sentía. Sin el látex, el roce piel contra piel los recompensaba con sensaciones asombrosas. Pero no sólo sentía algo físico, sino que sentía a Bella dentro y fuera, y quería que ella también lo sintiera.

No creía que fuera fácil hacer que se corriera de nuevo. Pero iba a intentarlo con todas sus fuerzas. Deslizó su glande desnudo por las paredes, rozándolo contra su cervix mientras ella lo acogía en su interior.

Dobló sus rodillas, y se aseguró que el extremo de su pene rozara contra la pared superior de la vagina, deslizándolo suavemente hasta que ella contuvo el aliento, tensándose en torno a él.

Te tengo. Pensó con una sonrisa.

Había encontrado su punto G.

¿Quieres volver a correrte? – preguntó aguijoneando aquel nudo de nervios. Ella asintió débilmente.

¿Lo harás conmigo?

Cuando el se sumergió de nuevo, el roce le hizo poner los ojos en blanco.

Oh, por supuesto.

Emmett le acarició a Bella las mejillas, apartándole el pelo de la frente.

Eres asombrosa – murmuró – Quiero que te abras. Has aceptado cada centímetro de Edward a la perfección. Quiero ver como te corres de nuevo. Hazlo por mí. El solo pensarlo me pone a cien. No quiero imaginar que provoca en Edward.

Emmett era muy bueno con las palabras. Había conseguido excitarle más incluso a él.

Emmett apartó los dedos de Edward de su clítoris y los reemplazó con los suyos.

Aaaaaaaaah – gimió Bella. Estaba a punto de alcanzar el orgasmo de nuevo.

Mientras miraba como su miembro penetraba en el cuerpo femenino, Edward supo que ella lo acogía de buen grado porque él le importaba.

¿Te gusta sentirlo dentro de ti, cariño? ¿Te gusta sentirte llena?

Ella asintió con la cabeza mientras Edward volvía a rozarle el punto G con su pene, y Emmett le acariciaba el clítoris. Bella le agarró del brazo, cogió a Emmett por el pelo y gimió.

Me encanta observar cuánto te gusta esto, tan entregada y excitada – masculló Emmett.

Edward tragó saliva, intentando no correrse. Bella parecía estar llegando al clímax. Ojala no tardara mucho.

Emmett se inclinó sobre sus pezones, los mordisqueó y succionó, con un ritmo intoxicante.

Bella latió en torno al miembro de Edward. Este la animó.

Sí, gatita. Eso es. Córrete por mí. Quiero sentirte…

Bésame – le rogó.



Edward miró a Emmett, que asintió con la cabeza. Luego se inclinó hacia delante hasta apoyar su vientre en el de ella. Sus pechos se rozaron, con caricias ardientes. Edward asaltó sus labios, fusionando sus bocas. Bella jadeó entrecortadamente.

Edward movió su cuerpo con la misma violencia que su boca, aferrándose a las caderas de Bella. Ella le rodeó con las piernas acercándolo a ella más profundamente. Sus caderas se estrellaron una y otra vez.

La muchacha gritó con fuerza en su boca. Su cuerpo se convulsionó y Edward la apretó con fuerza, bombeando sin piedad.

Luego, una luz ardiente y cegadora lo envolvió, consumiendo todo su cuerpo. Un placer sublime estalló en su miembro y algo se abrió en su pecho cuando se vació en ella, inundándola con su pasión, con su semen.

Algo que se parecía sospechosamente al amor.
 
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