Hola a todo aquel que se tome su tiempo para pasar por este humilde rincón. En este blog, se publicarán mis fics, esos que tanto me han costado de escribir, y que tanto amo. Alguno de estos escritos, contiene escenas para mayores de 18 años, y para que no haya malentendidos ni reclamos, serán señaladas. En este blog, también colaboran otras maravillosas escritoras, que tiene mucho talento: Lap, Arancha, Yas, Mari, Flawer Cullen, Silvia y AnaLau. La mayoría de los nombres de los fics que encontraras en este blog, son propiedad de S.Meyer. Si quieres formar parte de este blog, publicando y compartiendo tu arte, envía lo que quieras a maria_213s@hotmail.com

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domingo, 27 de febrero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 11



CAPÍTULO 11

Edward extendió el periódico sobre la mesa de la cocina mientras se tomaba su café.


¿Alguna noticia interesante?- preguntó Emmett en tono tenso.

Edward levantó la mirada. Esas eran las primeras palabras que Emmett le dirigía en una semana.

El hombre siguió mirando el periódico, pasando las páginas de cotilleos, que no le gustaban. Eso lo ayudaba a centrar su atención en algo que no fueran Bella y su ausencia y en como por culpa de esto se iba a volver loco poco a poco. Pero no pudo evitar detenerse en una noticia en particular.

El titular de la noticia decía: “Jacob Black comprometido”, y debajo había una foto de Bella y el cantante, que la rodeaba con un brazo. Un poco más abajo decía que Jacob Black había dicho públicamente que se casaría con Bella, su novia de toda la vida.

Hijo de puta- dijo Edward al tiempo que se le deslizaba la taza de café directamente al suelo, donde se rompió y esparció el líquido por todas partes.

¿Qué diablos te pasa? Limpia ese maldito café…

¿Y qué coño importa ese jodido café?

Le mostró a Emmett la página que estaba leyendo. Y tras una rápida ojeada este se derrumbó en la silla a su lado.

- Tú la has empujado a esto – masculló. – Tú la echaste de aquí.

Emmett lanzó el periódico a la mesa mientras Edward se estaba volviendo loco con las mil preguntas que se estaban agolpando en su mente. ¿Se había acostado Bella con ese niño bonito? Muy probable. Tanto como que Jacob Black la habría compartido con alguien, y habría observado como algún desconocido se la beneficiaba hasta llevarla al orgasmo.

Pero lo que más daño le hacía era el preguntarse si ella amaba realmente a Jacob. Y Edward conocía a Bella. Tenía que creerse enamorada de ese niñato para estar dispuesta a acostarse con él.

Ese pensamiento lo derrotó. Sintió sus piernas débiles y no pudo evitar llevarse una mano a la frente mientras se desplomaba en la silla. Bella se iba a casar con otro. Estaba enamorada de otro hombre.

La realidad le desgarraba el corazón. Jacob se veía feliz en la foto y estaba seguro que aunque no podía verle la cara a ella, porque estaba de perfil, Bella tenía que ser feliz también.

Edward había estado echo polvo desde que ella se fue llorando y llevándose su corazón con ella.

- Jamás fue nuestra, y esto lo prueba – murmuró.

- Bella se hubiera quedado si no te hubieras comportado con ella como lo hiciste. Incluso te ofreció…

- No podía arrebatarle su virginidad. No me pertenecía, ni tampoco a ella.

Él sabía que pertenecía a Jacob Black, y eso no le hacía ninguna gracia. Más bien quería destrozar a Black, con el máximo dolor posible que pudiera causarle.

Le hiciste creer que no nos pertenecía. Si hubieras admitido tus sentimientos y hubieras hecho el amor con ella…

¿Qué? ¿Qué hubiera pasado? ¿Cuánto tiempo habría pasado antes de hacer una barbaridad como con Tanya?

Bella no es Tanya – insistió Emmett – es más fuerte, y hubiera sobrevivido. Creo que te amaba.

La posibilidad de que eso fuese cierto hizo que la alegría estallara en su cuerpo como fuegos artificiales, y al mismo tiempo el temor le retorcía las entrañas. Maldición, la quería pero no podía tenerla. Si Bella se hubiera quedado, habría sido cuestión de tiempo que hubiese tomado su virginidad. Demasiados riesgos. Había tomado la decisión correcta.

¿Y entonces qué? – contraatacó Edward - ¿Se habría casado con uno de nosotros? ¿Por qué coño sigues pensando en esa estúpida fantasía? – Emmett le fulminó con la mirada - ¿Qué pasaría después? Sé que quieres que tenga un montón de bebés nuestros y vivamos felices para siempre. Y también sabes lo que pienso al respecto. Además ninguna mujer quiere acostarse con dos hombres cada noche, preguntándose cual es el padre de sus hijos. ¿Crees que jamás aparecerían los celos en esta relación? Emmett, es sólo una fantasía.

No es más fantasía que creer que puedes pasarte el resto de tu vida tirándote a un montón de putas anónimas. Yo quiero algo más. – susurró – Y sé que tu también lo quieres; lo querías con Bella.

Había dado justo en el clavo.

- Bella se ha ido. Y no hay más que discutir.

- ¿Y no crees que deberíamos luchar por ella? – preguntó Emmett incrédulo.

- ¿Cómo? Bella va a casarse con una superestrella por la que está colada desde hace cinco años. No creo que vaya a dejarla ahora por nosotros. Tenemos que seguir adelante con nuestra vida.

Las palabras aturdieron a Emmett.

- ¿Es así como quieres que sean las cosas? – hizo una mueca torcida con la boca - ¿Quieres fingir que ella nunca estuvo aquí y que no nos importa?

- Sólo fuimos sus tutores. Punto.

- Yo la adoro. Y tu también. De hecho creo que la amas.

Edward vaciló.

No es verdad.

Mentiroso. Por eso te portaste tan mal con ella. Sabía que podía hacerte vulnerable y obligarte a enfrentarte a ese pasado que te está destruyendo.

Vete a la mierda.

Así es como solucionas las cosas, ¿no? Cuando todo lo demás falla, me gritas. ¿Sabes qué?, tienes razón. Sigamos adelante con nuestras vidas. – Emmett atravesó la cocina enfurecido y cogió el inalámbrico, saliendo del lugar.

Teniendo en cuenta el dolor y la furia que sentía por dentro, a Edward le traía sin cuidado lo que pensara hacer Emmett. Le dolía más que nada pensar en Bella, en una cama, con Jacob. Pero tarde o temprano, lo superaría. Tenía que hacerlo.

Cinco minutos más tarde Emmett regresó a la cocina con una sonrisa presuntuosa.

Espero que no hayas hecho planes para hoy.

No, ¿por qué? – dijo frunciendo el ceño.

He llamado a Rosalie Hale y me la he ligado. La he convencido para que se acueste con nosotros. Hemos quedado a las tres. Vístete.

Edward abrió la boca con sorpresa mientras Emmett desaparecía para darse una ducha.

Rosalie Hale había aceptado por fin acostarse con ellos. Por Emmett, por supuesto. Porque siempre había deseado a su primo. Al fín iba a poder penetrar ese dulce coñito.

Edward bajó la mirada a su pene, que para su sorpresa seguía flácido dentro de su pijama.

Por la sorpresa. Seguro que era por la sorpresa. Rosalie era un auténtico sueño húmedo. En cuanto la viera se sentiría más que excitado. ¿Verdad?.





oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo



Emmett aparcó frente a una pequeña casita blanca, con rosales en el jardín. Edward miró a su primo.

- ¿No has quedado con ella en el club?

– Me dijo que viniéramos aquí – Emmett salió del coche sin añadir nada más.

Edward había soñado con poseer a Rosalie desde que hace un par de años su amigo y compañero de trabajo Jasper Whitlock, se la había presentado. Desde entonces la había intentando seducir varias veces, pero siempre lo había rechazado incluso antes de abrir la boca.

En el pasado sólo escuchar su fina voz lo habría puesto duro. Ahora su erección brillaba por su ausencia. ¿Por qué le pasaba esto?

Llamaron al timbre y al rato abrió Rosalie, vestida con una falda negra que tenía una abertura a la altura del muslo y un top que mostraba el nacimiento de sus pechos.

Hola, chicos. Pasad.

Edward vaciló, pero entró después de Emmett, recorriendo el lugar con la mirada.

Gracias por invitarnos – dijo Emmett – preciosa casa.

Gracias. Compré la casa hace unos meses. Estaba hecha un desastre pero la he estado arreglando.

Pues te ha quedado genial – aprobó Emmett.

¿Queréis tomar algo? – preguntó mirando ardientemente a Emmett y jugueteando con su escote.

No gracias – dijo Emmett ¿tenso?, desviando su mirada hacia el movimiento de la mano de Rosalie.

Edward observó la dureza que ya era patente en Emmett, y luego miró la suya. Nada. No aparecía. Y en su mente sólo había una mujer. Bella. Llorando. Por él. Y él la había rechazado. Pero Bella estaría mejor sin él.

- ¿Edward? – Rosalie lo miró con curiosidad. - ¿Quieres beber algo?

¿Bebida o sexo?

- ¿No vas a meterte conmigo?

- Hoy no.

Interesante.

Sí, me encantará tomar algo. Lo que tengas por ahí.

Rosalie asintió con nerviosismo y volvió al rato con una cerveza.

La mujer les indicó que se sentaran en el sofá. Y lo hicieron de manera que ella quedó en medio. Emmett dejó caer una mano en su muslo.

Entonces como si una luz se encendiera en su cabeza se dio cuenta que algo pasaba allí.

- Llevas mandándome a la mierda tres años. ¿Por qué de repente accedes a esto?

Rosalie lo miró ruborizada.

¿Has cambiado de opinión?

La voz ronca de la chica y su muslo descubierto empezaron a hacer reaccionar su entrepierna.

- No he cambiado de idea.

Rosalie se volvió hacia Emmett, esperando su respuesta.

- Yo tampoco voy a cambiar de idea. – cerró la mano sobre su muslo, subiéndola hasta que llegó a sus bragas.

- Bien – exhaló Rosalie.

- Edward – lo llamó Emmett – Bésala. Quítale el top.

Rosalie lo detuvo alarmada.

-¿No prefieres ir antes al dormitorio?

Emmett se puso de pie quitándose bruscamente los zapatos y la camisa.

- Eso pasa al final.

- Oh – parecía aturdida, y aún no la habían tocado.

Luego Emmett volvió a mirar a Edward. Este recordó lo que su primo le pidió. Suspirando, Edward le quitó el top, revelando sus pechos dorados, apenas cubiertos por el sujetador de encaje.

- Bésala.– espetó Emmett, girándola hacia su primo.

Emmett le agarró por debajo un pecho al mismo tiempo que le besaba el cuello tiernamente.

- Hueles bien – murmuró, desabrochándole el sujetador.

Los pechos de la mujer eran preciosos. Firmes, erguidos y redondos.

Era muy excitante verlos. Emmett deslizando su falda más arriba hasta que pudo tocar la seda negra que cubría su monte venus sin ningún otro impedimento, mientras Rosalie gemía, con la cabeza recostada en el hombro de su primo. Y por fin, esta visión le provocó una erección.

Bésala.– repitió Emmett su orden. Aquello no tenía sentido. Llevaba años queriéndose tirar a Rosalie, y ahora que la tenía allí dispuesta, no era capaz de dar el paso.

Él solo quería saborear la dulce inocencia de Bella. Rosalie era hermosa, y experimentada. Pero no tenía el pelo castaño, ni los ojos marrones. Y no le provocaba ni la décima parte de lo que le hacía sentir Bella.

Edward se apartó de ella. Emmett apenas se dio cuenta. Sentó a Rosalie en su regazo y la besó como si no le importara volver a respirar en la vida.

Rosalie se sentó a horcajadas, rodeándole el cuello. Algo debía haberle provocado a Emmett, porque gruñó.

Emmett bajó su boca a sus pechos, lamiendo sus erectas puntas.

¡Emmett!¡Sí!

Estas dura y mojada para mí. – dijo Emmett, rozando con sus dedos su abertura, después de haber hecho a un lado su tanga.

La mirada nublada de Rosalie se posó sobre Edward, confundida.

El hombre había deseado a Rosalie durante años. Y ahora no sentía nada. Estaba excitado por supuesto. Pero Bella se aparecía en su mente una y otra vez.

Un jadeo femenino llamó su atención. Emmett le había abierto los pliegues femeninos y frotaba su pulgar contra su clítoris al mismo tiempo que introducía un par de dedos.

Estás muy mojada Rosalie. Y vas a estar dispuesta para mi. Porque yo voy a estar duro para ti toda la noche. No me apartaré de ti. Tocaré cada centímetro de tu cuerpo.

Bien. – susurró abriendo más sus piernas.

El siguió pasándole el pulgar por el clítoris.

¡Emmett! Soy tuya. – dijo con una ardiente mirada.- Permanecerá mojada para ti toda la noche.

Emmett le arrancó la falda, llevándose también el tanga y dejándola completamente desnuda. Inspiró profundamente. Se bajó los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas y se dispuso a penetrarla.

Edward sabía en qué acabaría todo esto. En una de las sesiones maratonianas de sexo de su primo. Rosalie había sacado su lado oscuro, y parecía más que dispuesta.

Edward se metió la mano en el bolsillo y sacó un condón.

Emmett.

Su primo alzó la cabeza, para después tomar el envase metálico que él le ofrecía. Estaba ansioso por sumergirse en Rosalie. Esta última lo miró, no sabiendo él si lo hacía como una invitación o no. Tampoco le importaba.

Dejó un puñado de condones sobre la mesa. Se puso en pie y se dirigió a la puerta. Antes de salir volvió la vista justo a tiempo de ver a Emmett ubicándose entre los muslos de Rosalie, mientras ella le rodeaba las piernas por las caderas, sonriente.

Edward salió.



Se sentía adolorido por su erección, pero más aún por el hecho de haber tenido la posibilidad de follar con Rosalie y no hacerlo. ¿Qué le pasaba?

Negando con la cabeza se sacó de la chaqueta el recorte de periódico.

Por desgracia y aunque intentara negarlo, se había colado por Bella cuando ella tenía solo 17 años. Y tras la semana que pasó con ellos, sus sentimientos solo habían crecido más.

Pero se había dejado vencer por sus miedos y ahora ella estaba a punto de casarse con otro.

En aquel momento sólo deseo haber sido imprudente y haberla tomado. Entonces ahora ella estaría en su cama, con él y su primo, gritando de placer.

Bella no era Tanya, era mucho más fuerte que ella. Pero ¿qué haría Bella si se encontrara en la misma situación en que estuvo Tanya?

Edward no lo sabía, y debería estar agradecido si nunca llegaba a saberlo.



Ya era bien entrada la madrugada cuando Edward se sentó en el asiento del piloto del jeep de Emmett. Su primo entró poco después, sombrío y apagado.

¿Estás seguro que no quieres quedarte el resto de la noche?

No.

¿Estás bien?

Emmett asintió, posando sus manos en sus muslos y agachando la cabeza. Parecía exhausto. Y podía comprenderlo, después de haber visto como a veces Emmett se abandonaba al placer.

Bueno, ¿llevas mucho tiempo esperando?

No lo sé. Tres o cuatro horas. – Emmett se sonrojó con vergüenza. – Deja de torturarte. Parecía una mujer satisfecha.

¿Te lo ha dicho ella? – le dirigió una mirada penetrante.

No. Pero por lo poco que pude oir estoy seguro que se durmió con una sonrisa. Eh, ¿Qué ha pasado?

Ya lo sabes. Ha ocurrido antes – Emmett se pasó la mano por el pelo-. Perdí la cabeza.

No te tortures. Esto no sucede cada vez que tienes relaciones. Ni tan a menudo como crees. Y además Rosalie parecía satisfecha.

Emmett asintió a regañadientes.

Esta vez sentí una necesidad más fuerte. Rosalie es asombrosa. Me sentí… no se. Conectado… o algo así. No puedo explicarlo. – suspiró – En realidad me hubiera gustado haber tenido más control. A Rosalie la noté un poco estrecha. Me comentó que llevaba dos años sin mantener relaciones sexuales.

¿En serio? ¿Y por qué nos ha invitado a su casa para que nos acostemos con ella?

Emmett negó con la cabeza.

No importa. Mañana le enviaré flores y eso será todo.

¿No piensas volver a verla?

¿Por qué lo preguntas? ¿Aún estas caliente por ella? – Emmett ladeó la cabeza - ¿Piensas echarle un polvo si regresamos?

No. – Edward frunció el ceño-. Por eso me has traído aquí, ¿verdad? Sabías que no me acostaría con ella.

Lo sospechaba. Quería probarlo. Si hubieras tocado a Rosalie, habría sabido que no estás enamorado de Bella.

Mierda. Ahora si que había cavado su propia tumba. Emmett había conseguido la prueba que necesitaba. Lo había presionado de una manera implacable para que recapacitara en intentara recuperar a Bella.



oOoOoOoOoOoOo



Tras el concierto, la suite estaba abarrotada. El alcohol corría a raudales. Una chica, de unos 15 o 16 años estaba arrodillada ante la mesita de café, esnifando una de las tantas rayas de coca que había sobre la mesa.

En la esquina Mike le metía mano descaradamente a una rubia borracha, sin importarle que lo hacía delante de todo el mundo. Bella apartó la mirada cuando él se desabrochó los pantalones de cuero. ¿Ese era el mundo de Jacob?

A Bella le dolía la cabeza, sobre todo de las cientos de personas que no conocía y que se habían acercado a ella para felicitarla por su compromiso. Compromiso que le había pillado de sorpresa y con el que no estaba de acuerdo.

No sólo se había dado cuenta que no estaba enamorada de Jacob, si no que también sería incapaz de vivir de esa manera.

Jacob entró en la habitación con una sonrisa radiante. La pequeña multitud lo vitoreó. Mike hizo una pausa en el vaivén que tenía con la rubia para saludarlo con la mano. Sam se acercó a él y le dijo algo al oído, que provocó que cambiara su sonrisa por una expresión feroz y que se volviera a él con los puños cerrados.

Ambos hablaron. Parecía que discutían. Luego Jake se apartó y se dirigió a ella.

Hola nena. – Forzó una sonrisa y le cogió la mano, levantándola del sofá-. Vayamos fuera y apartémonos de todo esto.

Como Bella quería hablar con él no se negó a acompañarlo. Pasaron por encima de un tío que esnifaba la última raya y se tropezaron con un Mike en movimiento justo antes de salir al balcón.

¿Adonde vas? – preguntó Mike, luego volvió a penetrar a la rubia para que lo cabalgara de nuevo-. No te vayas muy lejos, esta chica está que arde.

Jacob miró a la chica, que rebotaba sobre Mike con la mirada enturbiada. Parecía que iba muy colocada.

¿Si…? ¿Por qué no te buscas un dormitorio? Sam me echará la bronca si sigues tirándotela delante de todo el mundo.

No te preocupes y únete a nosotros. Su coño está bien apretado, y quiere otra polla en su culo virgen, lo está reservando para ti.

Bella dio un paso atrás. Estaba segura que la rubia no estaba en sus cabales en ese momento y probablemente no siquiera supiera lo que quería.

Jacob miró de reojo a Bella y después negó con la cabeza.

Voy a salir con Bella al balcón. Búscate un dormitorio.

Mike puso los ojos en blanco pero se puso en pie, aun penetrando a la rubia y desapareció.

Dios. Bella pensó que de ninguna manera podía permanecer allí.

Tras cerrar la puerta del balcón Jacob se acercó a ella y la rodeó con un brazo.

Me alegra que estés aquí.

Tenemos que hablar. – Bella se volvió hacia él seria.- El anuncio del compromiso me ha cogido de sorpresa. Yo… pensaba que me preguntarías primero.

Jacob se encogió de hombros.

Ya habíamos hablado de ello. Di por hecho que te gustaría.

Bella lo miró como si fuera un extraterrestre lo que puso en alerta a Jacob.

Nena, haremos que esto funcione. Te necesito. Sabes que es cierto. No quiero volver a eso… - señaló a la suite donde se desarrollaba la fiesta.

Bella miró hacia la mesa. Ahora la coca había desaparecido, y en su lugar estaba la chica de apenas 16 años a gatas, rodeada de tres hombres. Uno le penetraba la boca, otro estaba debajo devorándole los pezones, y el último estaba detrás de ella, penetrándole el sexo con furia. Bella se quedó paralizada, preguntándose de cuanto se acordaría esa chica por la mañana.

Si no fuera por ti, sería uno de esos tíos.

Bella palideció.

No necesitas mi ayuda para esto. Solo tienes que decir no.

Claro que te necesito. Sin ti soy débil. Pero quiero ser mejor para ti. No quiero decepcionarte. No quiero corromperte.

Antes de que pudiera responder Jacob la atacó con un beso hambriento. Casi forzándola.

Se apartó bruscamente de él.

¡Para!

Jacob se aferró a sus brazos con fuerza y comenzó a sollozar.

No te alejes de mi. Desde que estas aquí hay algo que te preocupa, que te detiene y se interpone entre nosotros. He intentado ser paciente pero… necesito saber que es lo que te ocurre.

Jacob. Antes de venir aquí,… ocurrió algo – suspiró- Los hombres que me enseñaron los menages me han calado hondo. Uno de ellos… yo… no he podido dejar de pensar en el.

Entonces este matrimonio nos vendrá bien a los dos. Podemos ayudarnos mutuamente.

Bella negó con la cabeza suavemente.

Jacob. Si de algo me he dado cuenta en estos días, es que no te quiero de esa manera. Eres un amigo…

A la mierda la amistad. ¿Sabes cuántas mujeres matarían por ser mi esposa? Después de los conciertos hacen cola para que me las tire. O para que mire como se las tira otra persona. Te estoy diciendo que voy a renunciar a todo eso por ti, ¿y tu me dices que solo me quieres como amigo?

Había herido sus sentimientos. Mierda. Quizás debería habérselo dicho de otra manera.

Lo siento. Jake, tu, significas mucho para mi. Pero yo no creo que esté hecha para esta vida. ¿No quieres una esposa a la que amar y con la que vivir a solas?

Él suspiró.

Puede que algún día. Solo quiero que me des una oportunidad. Realmente puedo ayudarte a que te olvides de tu… tutor. Puede que creas que el es bueno, pero yo puedo ser mejor. Puedo hacer que te derritas de placer, sólo déjame intentarlo.

Él miró furtivamente la escena que se desarrollaba dentro. La chica todavía era penetrada por un hombre, pero el que le devoraba los pechos se había trasladado a su clítoris.

Bella bajó la mirada y observó que cuanto más dura era la escena, más duro se ponía Jacob.

Sam entró en el balcón, interrumpiendoles.

Hay un periodista hay dentro esperándote. Haz el favor de deshacerte de él antes de que fotografíe esa orgía. ¿Estás sobrio?

No he bebido nada.

¿Has fumado, esnifado… ?

No.

Entonces sal y aprovecha. Cumple con tu trabajo.

Jacob apretó los dientes.

Vamos Bella.

Sam lo detuvo.

Ve solo. Haz que el periodista se centre en tu carrera, no en tu romance. Procura evitar mencionar tu compromiso. No es esa la imagen que hemos estado vendiendo.

Jacob miró a Bella con pesar.

Sam, eres un bastardo hijo de puta.

Sam sonrió.

Para eso me pagas.

Jacob desapareció, dejando solos a San y Bella. El hombre la miraba en silencio y Bella le sostuvo la mirada.

Gracias por intentar ayudar a Jacob.– interrumpió ella el incómodo silencio- sé que él no lo aprecia como a ti te gustaría, pero…

Eres muy agradable, no deberías estar aquí. Jacob echará a perder tu vida, y tu acabaras arruinando su imagen. Dime cuanto quieres y donde quieres ir. Yo me encargaré.

¿Qué? – la estaba sobornando. Lo que le faltaba.

Venga. Tu no tienes lugar aquí. Dime cuanto quieres por poner fin al compromiso y largarte de aquí.

No quiero dinero. – No iba a darle el gusto de decirle que en realidad no pensaba casarse con Jacob – Jacob tenía razón, eres un hijo de puta. Lo que tengamos entre nosotros, y si decidimos casarnos o no no es asunto tuyo.

Este compromiso va a arruinar su carrera. Tu la vas a arruinar.

Él es un adulto. Puede decidir por si mismo.

Un adulto que piensa con la polla. Si no quieres dinero, por tu bien, sé lista y desaparece antes de que lo lamentes – gruñó antes de dejarla sola.

Bella volvió a entrar en la suite con una furia incontrolable. El cuarteto yacía desplomado sobre el suelo. De hecho, la chica parecía estar inconsciente.

Sentía el olor de la marihuana colarse por su nariz, mareándola.

Cruzó la habitación intentando ignorar a todo el mundo, excepto a Jacob, a quien buscaba desesperada con la mirada.

Tenía que hablar con el sobre el matrimonio que no se iba a realizar. Y tenía que advertirle sobre Sam.

Bueno, ya que no lo encontraba podía ir a hacer el equipaje. Total, le convenía tenerlo hecho para cuando hablara con él.

Lo único que esperaba es que después de irse Jacob no se lo tomara tan mal como para dejar de ser su amiga. Al menos eso sí quería conservarlo. No quería hacerle daño, pero tampoco podía negarse a sí misma que Edward había atrapado su corazón.

Entro en su dormitorio, y para su sorpresa, estaba vacío. Ninguna orgía se había realizado allí.

Empezó a hacer la maleta mientras pensaba en lo que le diría a Jacob. Para empezar le buscaría un psicólogo. Luego le diría que mandara a la mierda a Mike y a Sam, que sacaban lo peor de él. Y le diría que podía contar con ella para apoyarse cada vez que lo necesitara.

Bella revisó que no se dejaba nada. Suspiró pensando que lo mejor sería que pasara unos días con su padre antes de que este se fuera a su próxima misión.

Bella bufó. Nada había salido como esperaba. Con Edward y Emmett porque había acabado totalmente enganchada de ellos. Y con Jacob porque se dio cuenta que ya no lo deseaba.

Volvió al salón de la suite. Jacob seguía sin dar señales de vida.

Fue hacia el dormitorio principal, abrió la puerta y entonces se le desencajó la mandíbula.

Mike penetraba la boca de la rubia con movimientos lentos. Ella sostuvo su miembro para poder girar la cabeza y mirar por encima del hombro a… Jacob, que estaba arrodillado detrás de ella, bebiendo de una botella de whisky mientras penetraba su ano, hasta ese momento virgen, con ferocidad.

Se quedó helada por la sorpresa. Mareada.

Antes de que pudiera salir, Jacob la vio y abandonó el culo de la rubia, lanzando la botella al suelo mientras maldecía.

Bella consiguió llegar al vestíbulo de la suite justo antes de que Jacob, ahora envuelto en una toalla, la empujara adentro de su antigua habitación.

Maldición, nena. Yo…

No digas nada.- Bella cerró los ojos, aún con la imagen de lo que había visto, en su cabeza.

Lo siento. Esto no significa nada. ¡Ella no significa nada!

Bella tuvo el presentimiento de que si acababa casándose con Jacob oiría esas palabras más de una vez. Ella jamás podría cambiar a un hombre que no quería cambiar su manera de vivir. Ya llegaría el momento en que querría realmente cambiar. Y ella estaría allí, si para entonces no la odiaba.

Te equivocas Jake. Eso significa algo. Y es que lo nuestro no puede ser. Me marcho. Adios.

No, yo… no la amo. No se ni su nombre. Solo estaba excitado, y ella disponible. No quería traicionar tu confianza. En serio, yo… te necesito.

No es cierto- lo contradijo- lo que necesitas, es averiguar como quieres vivir la vida. Si realmente quieres cambiar, llámame. Te ayudaré como amiga. No estoy enfadada contigo Jake, de verdad. Pero tengo que irme. Esto no es para mi. Y si me quedo acabaremos destruyendo lo único que no une, que es la amistad. Adiós Jake.



oOoOoOoOoOoOo



Tres días más tarde sonaba el móvil de Bella. Los malditos paparazzi no habían parado de molestarla.

Miró el número de la llamada entrante. Desconocido. Descolgó.

Sin comentarios.

¿Periodistas? – preguntó Charlie.

Supongo. No les dejo hablar lo suficiente para averiguarlo.

¿has recibido alguna amenaza?

No, ¿y tu?

Un mensaje de voz y un fax. Es una pirado, pero no se a que atenerme. – contestó con voz tensa.

¿Estás preocupado?

Un poco. Creo que va en serio. Así que ten cuidado cuando salgas de casa.

Charlie nunca se preocupaba. Esto era una mala señal.

- ¿Qué te dice en los mensajes?

- Lo típico. Que le he destrozado la vida y que ha llegado la hora de pagar,… bla, bla, bla.

- ¿Y no tienes una idea de quien puede ser?

Charlie negó.

El móvil empezó a sonar de nuevo.

Sin comentarios.

Deberías apagarlo. ¿O esperas que Jacob te llame?

Bella hizo una mueca.

Bella, se que llamó anoche. Y pude llegar a oír como te suplicaba que volvieras.

Desde que se fue Jacob la había llamado día y noche. Por eso los paparazzi estaban tan interesados en llamarla para averiguar cualquier cotilleo. La noche anterior la llamó, borracho, admitiendo que dormía con otra mujer cuyo nombre no conocía y que se sentía fatal.

Dejara de llamar.

Bella, tienes que mostrarte firme, y decirle que siga adelante con su vida.

Lo hago. Pero no es tan sencillo. Necesita una amiga y eso es lo que soy en este momento.

No puedes salvarlo de si mismo.

Ya.

¿Es por eso por lo que no apagas el teléfono?

En realidad no lo apagaba porque se había dado cuenta que su sitio estaba con Edward y Emmett. Temía que al llamar lo cogiera Edward y la rechazara, y sabía que él no la llamaría. Pero Emmett sí llamaría. Y para cuando lo hiciera Bella tendría el teléfono encendido.

Quería que las cosas cambiasen, pero para ello tendría que dar el primer paso. Y por eso había ido a ver a un médico para que le recetara la píldora, que había empezado a tomar dos días antes. Por eso había llamado a Emmett, y le había dejado un mensaje diciéndole que quería hablar con él.

A propósito, ¿quién es Emmett?- preguntó su padre.

Bella levantó la cabeza de golpe.

¿quién te ha halado de él?

Cuando apagaste anoche el móvil, llamó al fijo para preguntar si estabas bien. ¿Qué le importa a él y de qué lo conoces?

Es Emmett McCarty, el chef.

¿El que escribe los libros de cocina? ¿Cómo lo conociste?

Es primo de Edward Cullen. No tiene importancia.

Chorradas. Sé que él es la razón por la que no apagas el móvil a pesar del acoso de los periodistas. Sólo has podido conocerlo por Edward. ¿Por qué demonios has visto a Edward? Siempre ha estado colado por ti, y por eso se comportaba tan rudamente contigo. Hace años le dije que si te ponía una mano encima le cortaría las pelotas.

Eso no la sorprendía. Ojalá hubiera sido esa la razón por la que Edward no quiso hacer el amor con ella, pero no podía engañarse.

Conoces las inclinaciones sexuales de Edward, ¿verdad?

Bella hizo una mueca.

Claro que lo sabes. Antes de ir con Jacob fuiste a hablar con Edward, ¿o hiciste algo mas que hablar?

Papa, por favor.

Maldición. – suspiró. Bella trató de ocultar una sonrisa.

No le veo la gracia – gruñó-

No he dicho que la tenga.

La cara de Jacob apareció en la tele. Después la de ella.

Oh, Dios mío.- Bella cogió el mando y subió la voz.

Una chica rubia apareció con lágrimas de cocodrilo, asegurando que era la amante de Jacob desde hacía tiempo y que estaba embarazada. De repente, Bella la recordó.

Está mintiendo – murmuró- Jake la conoció la noche que me fui. Los encontré a los dos y a otro miembro de la banda manteniendo relaciones sexuales y Jacob ni siquiera sabía su nombre.

¿Se acostó con ella después de anunciar que se casaría contigo? – refunfuñó su padre. Ella asintió. - ¿Por qué no me lo dijiste?

Porque no puedes resolver mis problemas. Es cosa mía.

Su padre gruñó. Bella puso atención a lo que decía la rubia teñida.

Jacob Black es el padre de mi hijo. El anuncio del compromiso con Isabella Swan fue una sorpresa para mí. – lloriqueó falsamente.

Luego emitieron un video en el que salían Jacob y la chica. Seguro que Mike era el que lo había gravado. En el video, la chica estaba tendida en la cama, con Jacob entre sus piernas.

Bella se dio cuenta que eso debió ocurrir después de que ella lo pillara en plena faena. Sacudió la cabeza.

La rubia siguió hablando.

Mi hijo necesita un padre.

¿Podía ponerse esto peor?

Entonces apareció una entrevista a Jacob. Era un fragmento de otro programa.

¿Sabe tu prometida que tu amante está embarazada de ti?

La chica del video no es mi amante. Ha intentado aprovecharse, por la fama. Pero en este momento, sólo quiero centrarme en mi prometida.

Bella se estremeció. Le había dicho que no iba a casarse con él. Tenía que aceptarlo ya.

Jacob siguió hablando.

Bella es la mujer de mi vida…

La entrevista siguió con el periodista pregunta cosas sobre el matrimonio, y las respuestas inventadas de Jacob sobre que el compromiso seguía adelante, y que todo lo de la chica rubia no había sido más que un malentendido.

El programa volvió a mostrar a la chica rubia. Ya no lloraba.

Jacob Black no es el padre de mi hijo. No le conozco. Soy su admiradora y lamento que mi intento de llamar su atención haya podido causarle problemas.

Ja, miente de nuevo. Sí que lo conoce. Los dos del video eran ellos.

Luego salió Sam, quien de manera fría mantenía a raya la reputación de Jacob y centraba más su monologo en la carrera de Jake y el lanzamiento del nuevo album. Estaba realmente enfadado. Que le jodan.

Por fin acabó el programa. Bella se recostó en el sofá, pensando en el desastre del que no se había enterado. Demasiado tiempo planeando volver con Edward y Emmett la habían mantenido alejada de casi todo. Bufó.

¿Qué vas a hacer?

Voy a poner fin a toda esta locura de Jacob.

Entró en el despacho, encendió el ordenador y entró en su correo electrónico. Luego comenzó a escribir. Cuando acabó llamó a su padre.

¿Qué te parece esto?



El señor Black y yo hemos decidido terminar nuestro compromiso debido a que ambos estamos centrados en nuestras respectivas carreras. Todavía soy una gran admiradora y amiga de Jake y le deseo lo mejor del mundo. Ahora solo pido privacidad para poder seguir adelante con mi vida.



Suena bien, ¿a quién se lo vas a enviar?

Bella sonrió.

A todo el mundo.

Así Edward y Emmett también se enterarían.



oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo



Dos horas más tarde Bella estaba sentada en el patio trasero cuando sonó el móvil mostrando el número que ella quería ver.

¿Emmett?

Hola, cariño. ¿Es realmente tuyo el comunicado sobre la ruptura del compromiso? – sonó esperanzado.

Bella sonrió. Lo había visto. La pregunta era, si Edward tabién lo había visto.

Sí.

¿Cuándo lo decidiste?

La misma noche que anunció a todo el mundo que nos íbamos a casar sin decírmelo a mí primero.

¿No se declaró?

Hablamos de eso el pasado. Supuso que el asunto seguía en pie… te llamé ayer para contartelo.

Odio haberme perdido tu llamada. Tuve que hacer un viaje rápido. – Emmett sonó distraido.

¿Va todo bien?

Sí – dijo Emmett tras vacilar – Ocurrió algo, pero no es importante. Lo importante aquí eres tu, y que hayas roto el compromiso. Dime, ¿me llamaste porque quieres volver con nosotros?

Bella se mordió el labio. Aquí llegaba lo peor. Emmett la aceptaría, pero Edward...

Sí… esperaba decírtelo antes a ti. Y que luego tú se lo dijeras a Edward y vieras su reacción.

Edward vio la noticia de tu compromiso. Estaba furioso. Pensó que le habías dicho que sí a Jacob, que estabas enamorada de él y que os habíais acostado.

Eso significaba que ella le importaba, ¿no?

¿Cómo crees que reaccionará cuando sepa que nada de eso es cierto?

¿Nada? ¿No estas enamorada de Jacob? ¿No te has… acostado con él?

Pensé que lo estaba antes de estar con vosotros. Ahora me doy cuenta que Edward tenía razón. Sólo era un enamoramiento de colegiala. Además Jake me veía como la chica que lo salvaría e esa vida depravada. No es el hombre que yo imaginaba.

Oh, cariño. No sabes lo aliviado que me siento. Y lo aliviado que se sentirá Edward.

¿En serio?

Sí. Aunque, por supuesto, no lo admitirá.

¿Crees que me dará la bienvenida si regreso? – Bella se levantó, esperando la respuesta.

No será capaz de decirte que no. Creo que ha lamentado más de mil veces haberte apartado de su lado. Pero tiene miedo. Contigo se siente vulnerable. – Bella contuvo el aliento. – Oye, Edward acaba de cerrar el grifo de la ducha, no puedo hablar mucho tiempo. Pero él tiene claro que si regresas, va a querer hacer el amor contigo… en el sentido más amplio de la palabra.

Eso espero.

Sí, pero es complicado. Edward no estará bien hasta que te cuente su historia. Pero tiene que salir de él.

Lo entiendo – Bella odiaba eso, pero lo respetaba.

¿Volverás mañana con nosotros? – por su voz Emmett la quería allí ya.

A esa misma hora, mañana, podría estar entre los brazos de Emmett y Edward. Si Edward lo permitía.

- Me encantaría, pero espero que…

Bella no acabó la frase. Una gran explosión estalló a sus espaldas, arrojándola al suelo. El teléfono salió disparado de su mano. La tierra tembló.

- ¡Papá!
 
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lunes, 21 de febrero de 2011

Me basto * OneShoot

Hola mis dulces lectores!! perdón por haber pasado tanto tiempo sin publicar nada, pero a parte de los examenes y las clases, llevo una semana mala en la cama con fiebre, y pues la verdad que lo que menos me apetecía era ponerme a escribir.. hoy ya me siento mucho mejor, así que me he sentido con ganas de ponerme a escribir, y creo que me ha salido un OS digno de ser publicado jajajaja
Este OS esta basado en la canción de Camila ME BASTO http://www.youtube.com/watch?v=Il7xEJf2TIw
Espero que os guste!! OsAmo!!



Recuerdo perfectamente el primer día que pise esa casa. El cielo estaba cubierto por un manto de nubes oscuras, y unas primeras gotas anunciaban que la tormenta se acercaba, todo alrededor era verde y húmedo, y es que era la primera vez que pisaba aquellas tierras en las que pocos días al año llegaban los rayos del sol.


Una gran casa blanca, se alzaba elegante delante de mi, con grandes ventanales y puertas de madera maciza.

Hacía algunos minutos que el carruaje que me había traído ya había partido, pero yo como una tonta novata, no podía dejar de admirar la elegancia que tenía enfrente de los ojos.

La familia Cullen había requerido mis servicios como doncella, así que había dejado mi casa, que estaba a un día de ahí donde me encontraba, y me instalaría en la casa de mis nuevos señores.

Con una maleta en la mano, donde guardaba mis pocas pertenecías, me acerqué a la puerta y con un poco de miedo llamé con timidez.

Según había escuchado los Cullen's eran una familia de médicos prestigiosos, y eso me imponía bastante, ya que a mi dieciséis años era la primera vez que trabajaba en una casa en la que no conocía, y esa no era cualquier casa, era una familia adinerada, y era un gran logro que yo estuviera a ese lugar, pero gracias a mi madre que conocía una de las doncellas que trabajaba en esa casa, me encontraba frente a frente con lo que esperaba que fuera mi futuro.

Había dejado atrás a mi amigas, a mi familia.. pero ellos estaban contentos de mi buena suerte, porque en 1920 las oportunidades de trabajar en una casa como aquella se podía contar con los dedos de una mano.

La puerta se abrió dejándome ver una gran entrada, donde descansaba el pie de una enorme escalinata blanca.

-Bueno día, le puede ayudar en algo?- preguntó el mayordomo.

Era joven, vestía de negro, y tenía una apariencia seria, que era correcto respecto al trabajo que desarrollaba. Su cabello rubio estaba peinado hacía atrás, y sus ojos azules brillaban con la luz de la lampara de cristal que colgaba del techo.

-Buenos días, esto.. soy Isabella Swan, y vengo a trabajar de doncella.

-Oh!- parecía sorprendido

-Algún problema?

-No.. es que pareces muy joven.. pero eso está bien, podrás desempeñar más trabajo.

No sabía como tomarme eso, así que solo asentí.

-Encantado de conocerte Isabella, mi nombre es Mike Newton. Espera aquí, voy a buscar a Sue, para que te ayude y te enseñe todo esto.

Me quedé ahí parada mientras veía como Mike desaparecía por una puerta más pequeña comparado con las otras que podía ver, seguro que era la de servicio.

El rato que estuve sola pude observar más minuciosamente. Había un jarrón azul y blanco en una rincón, donde colocados de forma muy artística descansaban unas bonitas flores secas, un pequeño mueble de madera en el que estaban dibujadas pequeñas flores que parecían claveles..

-Isabella?

Me giré y frente a mi había una mujer de cabello oscuro, vestida con un vestido negro y delantal blanco.

-Isabella, soy Sue, la amiga de tu madre, ahora voy a enseñarte esto, te explicaré cuatro cosas, y te diré cuales son tus tareas para que te pongas a trabajar de inmediato.

Asentí. Sue parecía una buena mujer y con mucha experiencia.

Subimos por la escalinata, y embobada no perdía ningún detalle de esa magnífica casa.

-Bueno Isabella, esta familia, esta formada por los señores Cullen, Carlisle y Esme, son muy buenas personas, nada que ver con los ricachones que hay por la zona. Tienen dos hijos, la pequeña, Alice, es una niña adorable, creo que tiene la misma edad que tú.. cuantos años tienes?

-Dieciséis

-Pues si, tiene la misma edad que tú. Ella está comprometida con el señorito Jasper Hale, un soldado que a sus diecinueve años ya ha recibido medallas por valentía. Y luego está Edward, él es muy inteligente, está siguiendo los pasos de su padre, y en un futuro muy próximo se convertirá en médico, y yo sé que será uno de los mejores. Edward se toma muy enserio la medicina, a parte es un chico muy apuesto, así que con la chica que se case, que tiene que ser pronto porque ya tiene veinte años, será muy afortunada de tenerlo como marido.

Se veía a leguas que Sue estaba muy orgullosa de ellos, seguro que los había tratado desde pequeños, y los había visto crecer, y seguro que ellos la trataban muy bien, porque sino no le brillarían los ojos y sonreiría cuando hablaba de ellos.

-Como personal.. hay poca gente trabajando en esta casa. Está Mike, el mayordomo, yo que soy la que revisa que todo esté en perfectas condiciones, Emily que se encarga de la cocina, Jessica que se encarga de el primer piso de la casa.. y tú, que te vas a encargar del segundo piso. Gracias a tu llegada, yo y Jessica tenemos menos trabajo, antes de tu llegada hacíamos el segundo piso entre las dos, y siempre íbamos apuradas de tiempo. Vas a ser de mucha ayuda.

Eso me hizo sonreír, estaba contenta de ser útil en ese lugar.

-El segundo piso constá de las habitaciones principales, de dos baños y la terraza. Tiene que estar todo listo antes de la hora de comer. Por las tardes si no hay nada que hacer, y los señores no te necesitan las tendrás libres. Dormirás con Jessica y conmigo.

Dicho esto me llevó hacía la cocina donde se encontraban Emily, una chica morena y de ojos negros, y Jessica, que era rubia y con ojos marrones.

Eran muy simpáticas, en pocas horas me sentí como una más de ese lugar.

-Isabella, ven que te enseñaré nuestra habitación.

Seguí a Jessica hasta una puerta que se encontraba en una de las esquinas de la cocina, ahí, habían tres camas, y la habitación no era para nada pequeña. Había un escritorio con una silla, y tres cómodas de madera clara.

-Esta será tu cama- dijo señalando la cama que estaba más cerca de la ventana- y puedes guardar tus cosas en esta cómoda de aquí.

Coloqué mis escasas pertenencias en el primer cajón, cuando lo abrí el olor a madera y a bosque inundó mis pulmones.

-Y Jessica.. Emily y Mike donde duermen?- pregunté no queriendo ser muy cotilla.

-Te has fijado que hay otra puerta como esta en la otra esquina de la cocina?- asentí- pues ahí duerme Mike, y Emily duerme en su casa con su marido Sam.

Sonreí, y fuimos hacía fuera, tenía que empezar con mis tareas.

((((((0))))))

Antes de la hora de comer, y tal y como me había dicho Sue, la segunda planta de la casa, estaba en perfectas condiciones. Había quitado el polvo a conciencia, con la intención de no dejar ni una mota de este.

Las habitaciones eran increíbles, grandes y magníficas. Llenas de cosas que yo jamás me podría permitir, ni siquiera soñar en tenerlas.

La recamara de el señor Carlisle y su esposa, estaba pintada de un color muy claro, pero no llegaba a ser blanco, y una linea de color azul imitaba con elegancia alrededor de la habitación el movimiento de las olas del mar. La cama era de las grandes, y estaba vestida con sábanas del mismo color que la linea de las paredes.

La habitación de la señorita Alice, estaba llena de color, y un increíble armario guardaba todos y cada uno de sus vestidos echos a medida.

Por último la habitación del señor Edward, la que estaba al fondo del corredor, me dejó con la boca abierta. Y es que entre sus paredes, se escondía la mayor colección de libros que nunca hubiera podido imaginar.

Con la yema de los dedos toqué el lomo de todas esas obras de arte.

Gracias a mi padre podía disfrutar del placer de leer un libro. Aunque en el momento que me dijo que me enseñaría a leer, lo encontré la cosa más absurda, porque en esos tiempos lo que tenía que aprender una niña era a coser y cocinar, a medida que iba pasando el tiempo me daba cuenta que lo mejor que hay en esta vida es poder sumergirse entre las páginas de un libro.

Un carraspeo me devolvió al mundo real. Al girarme me encontré apoyado en el marco de la puerta un ángel de cabellos color bronce.

-Yo.. yo lo siento.. mejor me voy- dije con la cabeza gacha.

-No te disculpes- la voz era varonil y única- yo también adoro leer, y puedes coger un libro, el que quieras, cuando más te apetezca.

-Gra.. gracias, pero.. no sería lo correcto, mejor será que vaya a terminar con mis tareas.

-Lo correcto? Los libros son míos, y yo decido si los puedes coger o no. Y la respuesta es que si es lo correcto que los puedes leer.- el ángel caído se acercó a mi rozando sus dedos en mi mejilla- has dicho tareas? Que tareas puede hacer esta hermosa mujer?

-Yo.. yo.. soy Isabella, la nueva doncella.

-Ooh, que descortés de mi parte, yo soy Edward. Nueva doncella?- el mayor de los Cullen's agarró mis manos y las acarició con delicadeza- no tienes manos de doncella, tú no tendrías que servir, tú tendrías que ser servida.

-Mi señor.. me alaga, pero mi trabajo es limpiar, cocinar.. lo que se me mande.. Ahora si me permite.. tendría que bajar, Sue me estará buscando.

-Perdón.. tienes razón no te entretengo más, ha sido agradable hablar contigo Isabella, sería un honor poder hacerlo de nuevo muy pronto.

El color de mi rostro pasó de ser de un blanco translucido a un brillante rojo.

Los ojos jade de Edward no podían esconder la curiosidad que estaba sintiendo.

Entonces él hizo algo que me sorprendió. Depositó cerca de la comisura de mis labios un casto beso, que para mi sería algo demasiado “grande” para poder dejar pasar..

Los días pasaban, y por curioso que pareciera, el que tendría que ser mi señor, se había ido convirtiendo poco a poco en un buen amigo, aunque mi corazón quisiera algo más.

Las tardes que tenía libres las pasaba con Edward porque él me lo pedía, y hablábamos de todo un poco. Los temas principales eran la infancia, los amigos.. pero sobretodo los libros. Pasábamos horas y horas charlando de las magníficas obras literarias que habían pasado por nuestros dedos.

Una noche en la que no podía dormir, subí a la terraza del segundo piso, esa que limpiaba cada mañana, mirando las estrellas pasé mucho rato, sentía que había algo dentro de mi que tenía que me oprimía el corazón, y aunque no lo quería reconocer lo podía resumir con una sola palabra: amor.

Ya hacía mucho tiempo que me engañaba, pero no se puede esconder tanto tiempo lo que alguien siente, estaba enamorada desde el primer momento en que lo vi de él, del que era uno de mis señores, el que poco a poco se había ganado mi confianza y mi amistad, del que no podía dejar de pensar, al que si le pasaba algo yo me moría.. de Edward.

Pero estaba mal, yo no podía sentir todo eso, eramos diferentes, no pertenecíamos a la misma clase social, no podíamos estar juntos, porque nadie lo vería con buenos ojos..

-Que puedo hacer?- pregunté a las estrellas y a la luna

Una lágrima rodó por mi mejilla, el dolor del temor de un amor no correspondido era demasiado para mi esa noche..

-No puedes dormir?- preguntó una voz que reconocería entre miles.

-No, salí a mirar las estrellas- dije mientras intentaba secarme las lágrimas.

Pero fue un gesto inútil, Edward fue rápido y lo vio, vio como estaba llorando.

Me seco muy suavemente esas gotas de agua que mojaban mi rostro.

-Porque lloras Isabella?- preguntó. Yo no podía reponderle..- Una mujer solo llora así por amor.. es eso mi bella Isabella? Lloras por amor?

-Si.. -dije con la voz entrecortada

-Mataré a todo aquel que te haga sufrir- juró mientras con sus ojos buscaban los míos.

-Si te viera morir, yo moriría acto seguido..

Se hizo el silencio, solo silencio. Edward estaba procesando la información dicha, y yo me sentía cada vez mas incómoda en ese lugar.

Los segundos pasaban, y nadie decía nada.

Suspiré y me dispuse a salir corriendo de ese lugar, a desaparecer hasta mi habitación, dormir y hacer como si nada hubiera pasado.

Edward tiró de mi y colocó sus manos en mi cintura acercándome

a él.

-Tú me amas Isabella?-preguntó con la voz llena de duda y esperanza- Respóndeme.. me amas?

-Yo.. yo.. te amo Edward.

Me acarició la mejilla y entonces dijo algo que hizo que mi corazón latiera locamente:

-Yo también te amo. Isabella si me hubiera enterado antes que sentías lo mismo por mi, no me hubiera callado durante tanto tiempo, habrías descubierto mis sentimientos mucho antes.. te amo..

Y ahí fue cuando me besó, cuando sentí sus labios sobre los míos, cuando su aliento se mezclo con el mio..

Quería sentirlo más cerca de mi, y eso ya era imposible, nuestros cuerpos estaban tan juntos.. pero quería más y más.. y poco a poco nos fuimos entregando el uno al otro, bajo las estrellas, bajo el cielo de Forks, me entregué a ese hombre en cuerpo y alma. Su cuerpo y mi cuerpo era solo un cuerpo.. nos amamos, nos deseamos, lo disfrutamos..

((((((O))))))

Habían pasado algunos días y Edward y yo seguíamos teniendo nuestros encuentros y cada día, y aunque pareciera imposible, lo amaba cada vez más.

Pero una noche mientras se estaba acabando de limpiar la cocina, y lo ensuciando por la cena, escuche algo que jamás hubiera querido escuchar y que me rompió y mil y un pedazos.

-Ya han encontrado prometida para el señorito Edward, es una de las hermanas Denaly.

Entonces me guié por mis instintos, y corrí hasta mi dormitorio.

Guardé todas mis pertenecías en mi pequeña maleta y pedí a Mike que buscará un carruaje que me tenía que ausentar por unos días por asuntos familiares.

Cuando en la casa Cullen todos dormían, yo salí de esa casa con los ojos llenos de lágrimas y el corazón roto por los momentos vividos, y me subía a ese coche de caballos que me esperaba.

Me alejaba de Edward, me alejaba de él porque jamás podríamos estar juntos, porque eramos de lugares distintos, de mundos diferentes, y porque cada uno tenía que seguir su camino.

Cuando los caballos empezaron su trayecto una voz que nunca hubiera confundido se hizo eco en el silencio de la noche.

-Isabella, no te vayas..- gritó Edward, pero ya era demasiado tarde.

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jueves, 17 de febrero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 10

Adapatción----Lemmon


CAPÍTULO 10

Habían pasado casi 5 años desde la última vez que Bella vio a Jacob. Lo había visto en fotos, revistas… pero el no haberlo visto en persona era lo que la tenía tan nerviosa, a pesar de haber hablado con el por teléfono o por correo electrónico.


Bella llevaba mucho tiempo queriendo vivir con el, y ahora que estaba frente a su puerta estaba cargada de sentimientos contradictorios. Las inquietudes y miedos de Edward, así como el propio hombre en sí, se habían colado dentro de su corazón de una manera arrolladora. Durante días había esperado que Edward la llamase para disculparse, para pedirle por favor que regrasara. Había estado llorando durante horas, y Jacob era lo último en lo que había pensado.

Edward no llamó, pero Emmett si lo hizo, y también trató de convencerla de que regresara con ellos. Incluso le suplicó. Bella sabía que ella y Edward se habían acercado sentimentalmente, pero el nunca lo admitiría. Le daba la sensación de que quería protegerla de algo, pero ¿de qué?

Lo que más le dolía, era que después de haberle ofrecido a el su virginidad, el no solo la había rechazado, sino que le había asegurado que estaba loco por una striper, y además había supuesto un infierno darse cuenta, que le dolía tanto porque en realidad lo amaba.

Bella inspiró y justo después se abrió la puerta de la habitación del hotel. Ante ella se encontraba un muchacho rubio, con ojos claros.

- Hola, vengo a ver a Jacob.

El chico sonrió, le extendió la mano y dijo:

- Tu debes de ser Bella. Yo soy Mike, escribo alguna de las canciones de Jake.

Ella le estrechó la mano.

- Claro, Jake me ha hablado de ti. Es un placer.

La mirada de Mike la recorrió de arriba abajo con un toque pícaro y sensual.

- Jake también te ha mencionado. Se equivocó cuando dijo que eras guapa. En realidad eres preciosa.

- Gracias, ¿Jacob está? -dijo Bella con un poco de nerviosismo.

- Está en la ducha. Me pidió que te recibiera, ya que el se entretuvo en una entrevista.

- Claro – contestó intentando no sentirse decepcionada porque el mismo Jacob no la hubiese recibido.

- Pasa y siéntate. ¿Quieres tomar algo?

- No, gracias.

Mike se sentó a su lado.

- Jake me ha hablado tanto de ti que es como si te conociera. Presume de lo dulce que eres.

Bella frunció el ceño. No era una santa, y eso podía asegurarlo tras lo que había hecho la semana pasada.

- Puede que Jacob haya exagerado.

- ¿Jake? Ni hablar. Cuenta las cosas tal cual son, y jamás alaba a nadie que no se lo merezca.

- Ya veo. – Jacob se había convertido en el tiempo que no lo había visto en una persona desconfiada. Bueno, después de todo la fama debía haberlo cambiado algo.

- Me alegra conocer a un amigo de Jacob. Sé que sois íntimos amigos – dijo intentando averiguar si era Mike con quien compartía a las mujeres.

- Sí, bueno. Después de tres años en su banda se puede decir que lo compartimos todo. – dijo inclinándose hacia ella.

Confirmado. Era con Mike con quien Jacob practicaba los menages.

Hizo una mueca, ¿acaso permitiría Jake que ella se acostara con alguien que ni siquiera le gustaba? ¿sería ella diferente de las demás mujeres? Jacob siempre le decía que ella era especial, y en ese momento no tenía idea si eso mismo se aplicaba a sus prácticas sexuales.

En cambio Edward y Emmett la habían cautivado, la habían tratado cuidadosamente, y le habían mostrado lo excitante que podía ser el hecho de ser compartida.

Tras unos días con los dos primos, el pensar en otros dos hombres diferentes tocándola le provocó nauseas, y la mirada especuladora de Mike no ayudaba en mejorarlas.

Una parte de ella le decía que debía quedarse y esperar a Jacob, al que tantos años creyó amar. La otra y casi se puede decir que más poderosa le gritaba que huyera, que volviese con Edward y Emmett.

- Creo que sé a lo que te refieres – murmuró ella.

Mike se puso serio y enarcó una ceja.

¿En serio?

Puedo asegurarte que la imagen de chica inocente que tiene Jacob de mi no es la que se corresponde con la mujer que soy ahora.

Y además estás mucho mas hermosa – dijo una voz a sus espaldas.

Bella saltó del sofá al mismo tiempo que Jake se acercaba a ella. La envolvió en un cálido abrazo para luego depositar un dulce beso en sus labios. Jacob no había cambiado demasiado. Seguía teniendo la tez morena y los ojos y el pelo oscuro, pero si estaba más musculoso de lo que recordaba, había crecido varios centímetros y su sonrisa se había esfumado.

Bello esperó sentir el tan conocido temblor cuando Jacob la besó. Sin embargo no sintió nada. No pasaba nada, en unos días ella y Jacob volverían a ser los que eran. ¿o no?

Jacob la sujetó de una mano mientras le daba una vuelta.

- ¡Estás guapísima!

Bella rió.

- Tu también.

Jacob rodó los ojos y negó divertido con la cabeza.

- Es fácil cuando tienes tantas personas que te cuidan. – la empujó suavemente hacia el sofá hasta que ambos estuvieron sentados – Hace un par de semanas que no se de ti, cuéntame como has estado.

Estuvieron hablando un rato hasta que Jacob preguntó por aquella semana que pasaron juntos hacía varios veranos:

¿Recuerdas cuando pasamos una semana en el lago el verano que tu padre tuvo que protegerme?

Esa había sido la semana en la que ambos planearon un futuro juntos, y ahora era con Edward con el que quería compartir ese futuro, con Edward y Emmett.

El pasado de Jacob, las mujeres con las que practicaba los menages, el motivo que lo impulsó a hacerlo por primera vez… debería molestarla, como de hecho lo había hecho hacía un par de semanas. Pero tras esa semana con Edward y Emmett no había cosa que le importara menos. Pero ahora estaba con Jake y tenía que obligarse a dejar de pensar en los dos primos.

- Claro que me acuerdo.

Estuvieron hablando otro rato más hasta que Sam, el agente de Jacob les interrumpió, avisando que Jake tenía que hacer otra entrevista.

La penetrante mirada de Sam se posó en Bella.

- Hola. No hemos sido presentados. Soy Sam. – el hombre la miraba indicándole que Jake no le había hablado nunca de ella.

-Bella. Jacob y yo somos viejos amigos. Y como tengo unos días libres he venido para ponernos al día.

- Pues recuerda cuales son tus prioridades, chico. Ya tienes prácticamente todo tu tiempo ocupado en la gira y el nuevo album.

- Ya lo sé. Nos vemos en la entrevista. – dijo Jacob secamente.

- ¿Tienes una gira? – dijo Bella con mirada seria.

- Sí, pero es muy pequeña y además vas a venir conmigo, ¿no? Íbamos a pasar unos días juntos, y da igual donde estemos, ¿verdad?

- Bella es una distracción innecesaria. Y si la prensa se entera que llevas a tu novia a las giras las ventas del nuevo álbum decaerá – dijo Sam deteniéndose en la puerta.

- O te vas ahora o no doy ni una rueda de prensa en las próximas tres ciudades.

Sam salió frunciendo el ceño.

- Tiene buenas ideas, pero es tan cerrado de mente que a veces me vuelve loco. Entonces que, ¿vendrás conmigo?

La idea de la gira no estaba en sus planes. Quería estar con él, pero no quería tener a Sam y Mike dando vueltas alrededor suya. O quizás era que echaba de menos a Edward y por eso no quería ir.

Daba igual que él la echase de menos, o que la quisiera, porque Edward jamás lo admitiría. Quería llamar a Emmett y preguntarle por él, pero ¿para qué? Si la rechazaría porque ella le hacía sentir vulnerable y eso él no podía tolerarlo.

Bella se aclaró la garganta.

- Tengo que comprobar que no tengo ningún otro compromiso, pero seguro que podré ir.

- Bien. Necesito estar contigo. Sin ti puedo llegar a ser muy malo – dijo sonriéndole.

Jacob era muy guapo y atractivo, pero no la excitaba como Emmett, ni mucho menos como Edward.

- ¿Quieres que cambie tus malas costumbres?

- Tu eres mi amuleto de buena suerte. Mi conciencia. – Bella frunció el ceño.

¿A que venía esto? Antes no era lo suficientemente salvaje para estar con el y ahora se había convertido en su conciencia.

- No frunzas el ceño. Es algo bueno.

Mike interrumpió en la habitación dedicándole a Bella una mirada con la que casi se sintió violada. Si el era el tercero a bordo tendría que decirle a Jacob que se buscara a alguien cuya mirada no le provocara nauseas.

Mike ofreció bebidas a los dos. Bella la rechazó y Jacob también, para acompañar a Bella.

- Bella te das cuenta de lo buena que eres para mi. Tienes una buena influencia en mi vida. – Jacob le apretó la mano.

Bella correspondió su apretón, pero no dejaba de preguntarse por qué era buena para el.

- No puedo esperar a conocerla mejor – Mike le dio una palmada en el hombro a Jacob al mismo tiempo que miraba a Bella ardientemente – reserva el trasero para mi. – añadió en voz baja para que Bella no lo oyera, pero sí lo hizo. Y se enfadó, porque ese capullo daba por sentado algo cuando ella aún no había dado su consentimiento. Era cierto que Edward había sido su amante junto con Emmett, pero era imposible no adorar a este último. Era encantador, seductor, dulce, excitante… y confiar en Edward había sido su decisión desde el principio y no le había resultado difícil.

- Largo – gruñó Jacob señalando hacia la puerta.

Mike desapareció y Bella suspiró aliviada.

- No le hagas caso. A veces es un idiota. – Bella no se lo discutió.

- Me ha dicho que lo compartís todo. Es el otro hombre de los menages, ¿verdad?

Jacob se removió inquieto

- ¿Cómo sabes eso?

- Cuando me dijiste que vivías de cierta manera que no aguantaría, investigué.

- Claro – pasó un brazo por sus hombros para acercarla al mismo tiempo que le daba un suave piquito en los labios – No haría eso contigo. Esas chicas no son importantes y a veces me resulta aburrido y monótono, como lo es cepillarse los dientes.

Bella lo miró sorprendida. Jacob hablaba de menages como si fuera lo natural. Lo mas normal del mundo.

- No me mires así. No lo digo por herirte. Tu eres importante para mí, contigo nunca me aburriré. He pensado en ello y a ti jamás te compartiré. Eres demasiado dulce y buena, y quiero que sigas así.

Bonitas palabras pero ella no era una santa. Y puede que el acabara aburriendose. Bella se levantó bruscamente del sofá.

- No soy ni tan dulce ni tan inocente. Después de saber tus inclinaciones fui a ver a un hombre, y él y su primo me han estado… enseñando.

Jacob se quedó boquiabierto.

- ¿Te has estado enseñando? ¿Has permitido que te follaran…?

- No – le interrumpió – Te dije que vendría a ti siendo virgen y lo sigo siendo- Solo porque Edward no la había aceptado. Y ahí estaba otra vez, ese dolor en el pecho. Cada vez era peor.

Bella no se había ofrecido a Edward por lástima, como si su virginidad fuese el premio de consuelo. Sólo quería sanarle, conectar con el, amarle. Una parte de ella deseaba que esa noche la hubiese tomado. Intuía que si hubiese pasado al final, habría podido ayudarlo a nivel emocional. Ahora jamás lo sabría.

Jacob se sintió aliviado.

- ¿Solo hablaron contigo?

- Me tocaron. Y aprendí a tocarlos – no le iba a mentir. Pero se ahorraría decir que estaba enamorada de otro hombre.

- ¿Cómo te tocaron exactamente? – Jacob casi rugió la pregunta.

- De la manera necesaria para que comprendiese el placer que se obtiene al ser compartida y poder ofrecértelo a ti. Nunca he esperado que cambiaras tu sexualidad por mi. Así que intenté adaptarme a ella.

La respuesta pareció aplacarlo.

- Eso es… genial. Eres asombrosa. Pero no eres como una de esas putas. Jamás he tenido la intención de compartirte. Si te convierto en una chica mala, ¿Cómo vas a salvarme?

Bella necesitaba que Jacob se quitara esa imagen de virgen María que ella portaba.

- Gracias por no querer compartirme con Mike.

Jacob la atrajo a él.

- Eres la única mujer que me importa lo suficiente para intentar cambiar.

-No te he pedido que cambies por mi.

- Pero yo si quiero hacerlo. Quiero ser un hombre mejor para ti. Lo soy cuando estoy contigo.

Bella estaba confundida con la actitud de Jacob. ¿Por qué pensaba que tenía que cambiar?

- Podemos hacer un trato. Tu intentas ser mejor y yo ser un poco menos inocente. Quizá resulte.

-¿Qué quieres decir con menos inocente?

- No tengo pensado seguir siendo virgen toda mi vida.

Y por qué no regalarle su virginidad a Jacob, al fin al cabo se había reservado para el hasta ahora y Edward ya la había rechazado, a pesar de lo mucho que la deseaba.

- Bien. Sólo necesito un poco de tiempo. Ya verás, nena. Tengo un plan. – Jake le dedicó una sonrisa pícara y torcida.

- Venga ya, Jake. Dime que plan es ese.

- No. Ven conmigo a la gira y lo descubrirás.

Bella iba a seguir con su vida. Tenía que hacerlo. Y aunque tenía el corazón roto por Edward debía encontrar la manera de ser feliz y olvidarlo, y Jacob se lo estaba proporcionando al invitarla a la gira.

- ¿Cuándo nos vamos? – Jacob ensanchó su sonrisa.

- En una semana. Y Bella, haré que todo esto merezca la pena. Ya lo verás.

oOoOoOoOoOoOo



Bella llamó a su padre, aprovechando que se quedó sola cuando Jacob tuvo que acudir a la rueda de prensa, para informarle de donde estaba y lo que pensaba hacer.

Tiempo atrás Charlie pensó que Jacob era un buen chico. Pero la prensa no hablaba precisamente muy bien de él y el hecho de que su hija estuviera con una persona con “ciertos gustos” no le agradaba en absoluto. Sin embargo Bella ya era mayorcita y todo lo que hizo fue asegurarse de que ella sabia donde se metía, y lo sabía perfectamente de la mano de Edward y Emmett, y advertirle de que tuviese cuidado.

Lo cierto era que, después de haber pasado ese tiempo con los primos y de darse cuenta que sus sentimientos habían cambiado, ahora no estaba tan segura de querer ser la mujer de una superestrella que hoy está aquí y mañana allí. ¿Y si eso no funcionaba?

Desechó cualquier idea, de todas formas ya estaba bastante preocupada por lo otro que le había dicho su padre: un psicópata estaba amenazándolo. Le enviaba e-mails espeluznantes y mensajes amenazadores. En los últimos mencionando que haría daño a Bella para así hacérselo a él, y lo peor es que iba en serio.

Un escalofrío le recorrió la espalda. Estaría bien. Tenía que estarlo, porque se lo había prometido a su padre.



Jacob entró en la habitación, interrumpiendo sus pensamientos. Había pasado una semana desde la conversación con su padre.

El chico iba sin camiseta, mostrando sus músculos mojados por la ducha reciente y sacudiéndose con gracia el pelo. Los últimos cinco años le habían sentado bastante bien. Había pasado de ser un niño bonito a ser un hombre muy guapo. Bella se sentía aturdida por su belleza, le gustaba mirarle. Solo mirarle. Nunca tenía el impulso de tocarle, porque en realidad se moría por ver unos ojos verdes oscurecidos por el deseo y un pelo cobrizo y alborotado.

Bella apretó los ojos y negó con la cabeza como si así pudiese dejar de pensar en Edward. Eso no la ayudaba en absoluto. Pero sí la ayudaría sentir el ardiente deseo de estar desnuda con Jacob. El mismo deseo que sentía cuando Edward la miraba o cuando Emmett la besaba. Pero ese deseo por Jacob no aparecía en absoluto. En los últimos días creyó sentir una chispa, pero en cuanto pensaba en ello desaparecía. Como si nunca hubiese estado ahí.

Y parecía que Jacob tampoco se moría de deseo por ella. La besaba tiernamente, pero luego la dejaba en su habitación, sola. Menos mal.

Eso no quitaba el hecho de que Bella pensara que debía andar algo mal en ella para que ningún hombre quisiera tomar su virginidad. Además también estaba el hecho de que Edward, el hombre del que se había jurado a si misma no enamorarse, se había metido en su corazón, instalándose en lo más profundo. Se sentía como una tonta echando de menos y amando a un hombre que no quería estar con ella. Jacob era todo lo que ella algún día deseo y no importaba que el ya no fuera el mismo adolescente alegre y despreocupado, porque ella tampoco era la misma mujer.

¿Qué tal el ensayo?

Jacob la miró, haciendo una mueca, como si recordara que ella estaba allí.

La misma mierda de siempre. No todos ponen el mismo empeño en su trabajo. Los gilipollas tenían resaca. – puso los ojos en blanco – Para colmo tengo la prensa encima todo el rato porque Sam no hace más que animarlos a que me sigan todo el tiempo.

Seguro que lo hace por ti Jake. Ya verás como todo sale bien en el concierto de esta noche. – Intentó animarlo Bella, a pesar de que el lado gruñón de Jacob la tomaba de sorpresa.

Sam es demasiado avaro. Sólo piensa en el dinero y me trata como un niño perdido que necesita un padre.

Bella había visto lo suficiente a Sam para saber que su intención siempre era evitar que Jacob se autodestruyera.

Solo trata de ayudarte.

Lo único que hace es fastidiarme.

Pues o lo despides o te aguantas. Aunque siempre puedes decirle que sea mas amable contigo.

Jacob la miró con sorpresa.

Tú sí que eres lista. Sabía que había una razón para que te invitara conmigo a la gira.

Jacob la besó en la frente y después la abrazó. Pero su calidez no era suficiente para que Bella olvidara sus palabras. No podía evitar sentirse fuera de lugar. Y sabía porque. Por Edward y toas esas malditas palabras que le dijo sobre que ella no encajaría en el mundo de Jacob.

Bella se apartó del abrazo.

¿Entonces está todo listo para el concierto?

Em. Sí. Estoy esperando esta noche con ansia. – dijo Jaco con una mirada nerviosa y reservada. ¿Qué le escondía?

¿Porque da inicio a la gira?

No. Es este concierto en concreto el que me tiene un poco nervioso.

Bella sonrió y le cogió la mano. Jacob necesitaba un amigo, y era justo lo que ella iba a ofrecerle.

Estoy segura de que no debes tener ningún motivo para preocuparte. Todo saldrá bien.

No es eso lo que me preocupa.

¿Entonces que pasa?

Ya lo verás.

Genial. Definitivamente Jacob se traía algo entre manos.

¿Qué estas planeando?

Tendrás que esperar a esta noche para descubrirlo.

Lo estoy deseando – pero en realidad no era así. Las sorpresas no siempre son buenas. Y no tenía la certeza de que esta le fuese a gustar.

Te aseguro que te gustará.

Espero que sea así. – no insistió en intentar sonsacarle el secreto, porque tampoco le interesaba mucho.

Jacob la miró justamente con una mirada confusa y nerviosa. Suspiró.

¿Qué pasa? – dijo la chica.

Nada.

Los cambios de humor de Jake le hacían ver a Bella que era un hombre caprichoso que siempre conseguía lo que quería. Y eso la estaba volviendo loca.

Jake, ¿qué ha pasado con el chico que yo conocía? – se le escapó.

Jacob fijó la vista en ella preguntándole con la mirada a que se refería.

Quiero decir que has… cambiado.

Tu también. Estas mas madura y confiada y rematadamente sexy. – se inclinó hacia ella y la besó. – Cuando estoy contigo me siento más centrado. Supongo que cuesta un poco acostumbrarse a no estar todo el día de fiesta.

No estoy aquí para cambiar tu vida. – Bella se sentía como si hablara con un desconocido.

Necesito cambiarla y sé que tu eres la clave. Eres como mi ángel personal. Recuerdas ese verano que pasamos juntos, pues aun conservo la película que solíamos ver.

Bella sonrió ampliamente.

¿Quieres que la veamos? Aun queda tiempo de sobra para el concierto.

Por supuesto.

Estuvieron viendo la película. Para cuando acabó Jacob tenía una enorme sonrisa adornándole el rostro.

Esa película siempre me recuerda el verano que pasamos juntos fue el mejor. Sin presiones, ni fan. Tan solo me divertía.

Yo también lo pasé muy bien.

Jacob había guardado ese DVD, lo que le hacía pensar que ella realmente le importaba. Y ella estaba allí, dándole falsas esperanzas a Jacob cuando el único hombre para ella era Edward.

Mike entró en la habitación.

Vaya, os he vuelto a pillar vestidos. Ja, ja.

Dijese lo que dijese Mike, a Bella siempre le iba a sentar mal. Era realmente, un hombre insufrible.

Estábamos viendo una película. – dijo secamente.

Yo preferiría que empezarais a menearos para hacer una película que mereciera la pena ver. – contestó con una mirada lasciva hacia Bella.

Definitivamente se había ganado el puesto número 1 en la lista negra de la chica.

Jacob notó la tirantez de Bella y echó delicadamente del cuarto a Mike.

Ey, solo venía a recordarte que el concierto es en una hora.

Jacob suspiró mirando el reloj y volviendo luego la vista al minibar.

¿Debería beber algo antes? – pensó Jacob en voz alta.

Creo que no deberías, pero es solo mi opinión. – contestó Bella.

Solo es para soltarme un poco – se defendió.

Tu decides. Pero apuesto lo que sea a que no lo necesitas.

Mike se acercó al minibar y cogió varios botellines.

Puf. Lo que necesitas es un buen polvo para quitarte esa amargura. Y no me importará ayudarte.

Antes de que Bella lo despellejara vivo o que Jacob lo pusiera en su sitio, Mike salió de la habitación.

Lo siento – masculló Jacob. – Necesito dejar de vivir de esta manera. No puedo seguir despertándome al lado de Mike y de una mujer que no conozco. Necesito que me ayudes.

Y ahí estaba. Jacob solo la quería para que lo ayudara a salvarse. No la quería de verdad.

Por favor, ayúdame. – le agarró las manos y la acercó a el.

Jacob empezó besándola dulcemente y con delicadeza, pero cuando intentó separarle los labios Bella intentó apartarse, y él en vez de soltarla, la apretó contra su cuerpo. Enterró los dedos en sus cabellos mientras profundizaba el beso. Bella lo empujó con discreción. Él se resistió, ahondando el beso aun más. Parecía querer tomar algo de ella, algo que necesitaba. Pero Bella no recibía nada a cambio. Se acababa de dar cuenta que para ella Jacob no era más que un amigo, y se lo diría tras el concierto.

Con rapidez, ella interrumpió el beso y el se apartó con pesar.

Será mejor que me vista. Y tu tambien ponte algo especial.

Se metió en su habitación con una sonrisa ansiosa.

¿Qué diablos le pasaba a este hombre?



oOoOoOoOoOoOo



Bella llevaba dos horas entre bastidores con dolor de cabeza, viendo a gente pasar para un lado y para el otro.

En ese momento veía como Jacob ponía fin al concierto. Era el cantante perfecto.

Resultaba bastante gracioso que se sintiera más excitada oyéndolo cantar que besándola. Odiaba admitir por qué pasaba esto, y por qué su corazón latía tan desesperadamente y no era por Jacob.

Esos sueños eróticos que giraban en torno a Edward y Emmett le daban vueltas a todo su cuerpo.

Bella los echaba de menos a los dos. Y deseaba poder curar a Edward, decirle que lo amaba y escucharle decir a él que también la amaba a ella.

Pero eso no iba a ocurrir.

Bella se cubrió los ojos con una mano. Miró a Jacob, que tiraba la toalla con la que se había limpiado el sudor a las locas que saltaban con los pechos al aire.

Dios, ella no encajaba allí. Iba a tener que decírselo y marcharse.

Bella.

Se volvió hacia la voz que la llamaba. Jacob le sonreía y le indicaba con una mano que se acercara a él.

¿Acaso estaba loco o qué? Quería que se subiera al escenario, delante de todo el mundo.

Jacob volvió a hacerle con señas el gesto para que subiera.

Bella vaciló, pero finalmente se levantó de la silla y subió al escenario. Los focos se apagaron y la multitud guardó silencio.

Jacob sonrió y dijo por el micrófono.

Es genial haber regresado a mi ciudad natal – la multitud gritó cuando le pasó el brazo por los hombros a Bella y la besó en la sien.

Bella sintió un leve mareo al pensar en la cantidad de gente frente a la que estaba, y en el gesto que Jacob le había regalado.

Es el lugar perfecto, - continuó Jacob como si estuviera a punto de contar un secreto a una persona y no a una multitud – para presentaros a mi novia de siempre, Bella. La chica… con la que voy a casarme.

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Premiio!!


Muchas graxiias Jennie por este premio que me encanta!! estas cositas hacen que el sol salga cuando hace dias que las nubes reinan el cielo..
Tequiero!!^^

lunes, 14 de febrero de 2011

Regalitos!!



Gracias a Jennie por estos regalos de SanValentín!! Siempre es bueno que te den estos pequeños detalles (que en el fondo son muy grandes) xDD
Mil graciias!! TeQ**

domingo, 13 de febrero de 2011

Un cumpleaños perfecto * OneShoot

Hola mis dulces lectores!! Aquí va otra entrega de mari y su talento.. :) Hay un poquito de Lemmon, espero que lo disfruteis y recordar comentar.


UnCumpleañosPerfecto

Hoy era mi cumpleaños y Jake iba a pasar el día en casa. Cumplía aparentemente 18 años.


Mi tía Alice había preparado una gran fiesta para nuestra familia y la manada quileute.

Todos me habían dado sus regalos después de comer menos mi Jake y eso me tenía escamada. Aunque mi tía Alice al verme un poco enfadada con el me dijo que era un regalo especial y que yo deseaba mucho. Pero yo no la entendí y me fui a hablar con mi mama.

-¿Qué te pasa hija?- me dijo mi mama alejándonos un poco de todos.

-Que Jake no me ha dado aun su regalo y esta nervioso.- le dije mirándola atentamente.

-¿Te ha dicho tu tía Alice algo?.- me pregunto mi mama tomándome de las manos.

-Si, me ha dicho que va a ser un regalo especial y que yo deseo mucho, mirando a Jake- le dije a mi mama mirando hacia mi tía Alice que estaba hablando animadamente con tío Jasper.

-Y no te imaginas nada, mi niña, ni piensas en algo que quieres y solo te puede dar una persona.- me dijo mi mama mirando hacia Jake.

-Bueno…..así si me imagino algo que me interesa relacionado con mis hormonas y con Jake. Aunque muchas veces he intentado conseguirlo como hacías tu con papa y se ha negado siempre alegando que no quiere hacerme daño y que no quiere forzarme a nada como te decía papa, aunque el también quería esperar a que os casarais.- le dije a mi mama.

-Bueno….es posible que tus hormonas humanas reaccionen igual que reaccionaban las mías con tu padre.- me dijo mi mama sonriéndome.

-Yo creo que si.- le conteste sonriéndole también.

-Nesi hija escúchame bien, Jake viene hacia aquí y te va a pedir ir a un lugar tranquilo donde estéis solo. Vais a subir a tu habitación, tía Alice, tío Jasper y yo lo hemos arreglado todo. Tenéis dos horas aproximadamente.- me dijo mi mama de forma que solo yo pudiera escucharla.

-¿Por qué dos horas aproximadamente?- le pregunte viendo como Jake estaba ya muy cerca de nosotras.

-Porque es el tiempo que tu tío Jasper puede tener tranquilo a tu papa, tu tía Alice puede intentar tener alguna visión que no tenga que ver con vosotros, aunque con tantos lobos aquí es casi imposible su don y es el tiempo que yo puedo entretenerlo si no te ve a ti y a Jake, ¿Entendido mi niña?.- me explico mi mama.

-Si, lo he entendido.- le conteste a mi mama.

-No desaproveches la oportunidad que te damos, ¿vale?.- me fijo mi mama a la vez que se levantaba de mi lado.

-Vale, mama no la desaprovechare.- le dije sonriente.

-Hola Jake, os dejo que voy a ver si necesitan algo los demás.- dijo mi mama cuando llego Jake a donde nos encontrábamos nosotras y se iba hacia donde estaban los demás.

-Hola, mi niña,. Adiós Bella.- nos dijo Jake al llegar a nuestra altura.

-Hola Jake.- le dije a mi amado después que mi mama se fue.

-¿Te gustaría que fuéramos a un lugar mas tranquilo?- me pregunto Jake un poco nervioso.

-Si, porque no- le conteste tomándolo de la mano y entrando a la casa.

-¿Dónde vamos Nesi?.- me pregunto mirándome fijamente.

-A mi dormitorio, hay estaremos tranquilos.- le dije dirigiéndonos hacia este.

Cuando llegamos a este cerré la puerta y me senté en mi cama, mientras veía a Jake pasearse nervioso por la habitación.

-Oh Nessie….estas tan bella esta noche, que no puedo negar lo que siento hacia ti. Ya no eres una niña, mi niña, ya eres una mujer y quiero que seas mi mujer, si tu quieres.- me dijo Jake parándose delante de mi.

-Claro que quiero ser tu mujer.- le dije abalanzándome sobre el.

Comenzamos a besarnos hasta que nos falto el aire y comenzó a bajar por mi cuello y mis hombros, bajando con su boca los tirantes de mi vestido para dejar mis pechos a la vista, haciéndolo gruñir al ver que no llevaba sostén.

-¿Te gusta lo que ves?.- le pregunte sonriendo al ver su rostro y sentir su miembro en uno de mis muslos.

-Por supuesto que me gusta.- me respondió comenzando a besar, lamer y masajear mis pechos.

Yo ante eso baje mis manos a sus pantalones, para quitárselos. Pero al sentir mis manos abriendo sus vaqueros se levanto.

-No puedo seguir, tu padre nos va a encontrar al ver nuestros pensamientos y no le va a gustar lo que estamos haciendo, aun eres su niña.- me dijo Jake dirigiéndose hacia mi ventana. Pero yo fui mas rápido y me puse entre la ventana y el.

-No te preocupes por mi papa, mi mama nos ha puesto su escudo para que no se de cuenta.- le dije tranquilizándolo.- además tu vas a ser un lobito bueno y vas a enfriar lo que has puesto en ebullición o si no te ibas a meter a bañar no haber calentado el agua, cariño- le dije dirigiéndonos hacia mi cama nuevamente.

-¿Estas segura?.- me pregunto a la vez que hacia que mi vestido cayera al suelo antes de acomodarnos en la cama de nuevo.

-Si….-le dije al notar una de sus manos acariciando mi zona sensible, haciéndome llegar casi al orgasmo y aun no había entrado en mí.

Arranque sus ropas en cuestión de segundos y dirigí mis manos a sus miembro duro por la excitación y comencé a moverlas de arriba abajo haciéndolo gemir.

-No sigas Nessi, por favor.- me dijo con la voz ronca.

-Si tu quieres jugar yo también.- le dije como pude.

-Solo quiero darte placer y prepararte para entrar en ti.- me dijo- y si sigues haciéndome eso me voy a venir antes de tiempo- me siguió diciendo a la vez que introducía dos dedos en mi y me provocaba mi primer orgasmo.

-Vale.- gemí cuando me vine.- pero sigue por favor.

Y simplemente con esas palabras fue entrando en mi poco a poco para que nos fuéramos acoplando el uno al otro.

Mientras gemí de dolor y de placer.

-¿Te duele?- me pregunto mirándome.

-No, sigue, es normal que al principio me duela es mi primera vez.- le dije con la respiración entrecortada.

Y comenzó con sus movimientos suaves al principio, para ir aumentándolos a la vez que me sintió estrecharme a su alrededor, llevándonos al primer orgasmos juntos.

-Feliz cumpleaños mi Nessi.- me dijo Jake estando aun dentro de mí.

-Gracias, mi lobito.- le conteste mostrándole con mi don lo feliz que era.

-La manada se esta despidiendo debemos bajar para que no sospechen nada.- me dijo Jake mirándome y levantándose de la cama.

-tía Alice te dejo ropa hay- le dije señalando un cajón de mi armario, mientras me levantaba y me vestía yo también y me arreglaba el maquillaje y el cabello.

-¿Estas lista para que bajemos?- me pregunto Jake vestido.

-Si, vamos.- le dije tomándolo de la mano y bajando al jardín donde nos reunimos con toda la familia y la manada que me esperaba para despedirse al igual que mi familia, para comenzar sus fiestas particulares con sus parejas.

Todos se despidieron finalmente de mí incluso mi familia sin sospechar de lo que había pasado en mi dormitorio minutos antes.

Durmiendo esa noche placidamente recordando lo que habíamos echo Jake y yo, mientras mi familia se ocupaba de sus asuntos en sus respectivos dormitorios con sus parejas.
 
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jueves, 10 de febrero de 2011

Fantasía Prohibida * Capítulo 9

Adaptación-----Lemmon




CAPÍTULO 9

Bella deslizó los dedos con ansia por el abdomen de Edward, provocándole un estremecimiento que le recorrió el vientre, la espalda y la polla. Gimió. Estaba realmente convencido de que se le había ido toda la sangre del cerebro para instalarse directamente en su pene.


Se bajó torpemente la cremallera para poder liberar su erección y se sumergió en las agradables sensaciones que le provocaban las manos de Bella.

Edward se encontraba completamente dominado por el deseo, pero aun en con su sentido común empañado por la excitación intentó pensar en una manera de detener aquello.

Con manos temblorosas consiguió bajarse los pantalones hasta las rodillas y cubrió a Bella con un beso devorador. La chica lo recibió con los brazos abiertos, rodeándole el cuello y acariciando sus hombros.

Una voz alarmante gritó en su cabeza <>.

Edward interrumpió el beso y gimió al sentir los labios de Bella abrirse paso en su cuello.

De alguna forma, consiguió bajar las manos y apretar su pene contra sus húmedos y cálidos pliegues. Bella estaba tan mojada y caliente que Edward sintió que podía explotar en llamas.

-Detenme – dijo Edward con voz ronca.

Bella sonrió y le abrazó las caderas con las piernas en respuesta.

Edward empezó a sudar, y sin poder evitarlo comenzó a frotar su longitud contra el clítoris de Bella. Esta jadeó, y Edward luchó contra la visión de Bella rodeándole con las piernas y arañándole la espalda mientras la penetraba salvajemente.

¿Qué diablos le pasaba? En doce años no se había sentido tentado a follar con una mujer a solas y mucho menos en su sexo y sin protección, y sin embargo ahí estaba él a punto de follarse a Bella y con el condón a medio metro, sin la fuerza de voluntad suficiente para poder apartarse de la chica y coger el preservativo.

Apretó los dientes y retrocedió para coger el condón. Mientras se lo ponía mantenía la mirada fija en la chica. Debería tener miedo, pero no lo tenía. Edward le levantó las caderas y le echó las piernas hacia atrás. Desde esa posición pudo recorrer con la mirada todo su cuerpo.

-¿Edward? – dijo Emmett desde la puerta como preguntando que pensaba hacer.

Edward volvió la mirada a su primo con los ojos enfebrecidos. Bella sería suya, le pertenecería para siempre.

-Emmett, yo me he ofrecido – aclaró Bella suavemente – Le he pedido que me haga el amor. Quiero que él sea el primero.

Emmett sonrió mientras entraba a la sala, se sentó en el sofá y le cogió la mano a Bella.

-Un precioso regalo. Edward se siente muy honrado y excitado.

-No he aceptado.

Emmett arqueó una ceja mirando la postura en la que se encontraban, la manera en que Bella se abría dándole la bienvenida a Edward.

Edward soltó un suspiro tembloroso. Un fiero deseo le recorrió las entrañas. Intentando desterrar todas las voces, miedos y dudas de su cabeza agarró su polla con su mano y se acercó más, cerrando los ojos.

En tan solo 10 segundos Bella sería suya. edward vaciló, tragando saliva. ¿Qué pasaría una vez que la hubiese tomado? Y sí… no, no quería pensarlo.

-Maldita sea – gruñó.

Volvió a colocarla en la posición anterior, subiéndole las piernas hasta que descansaron en sus hombros, se ubicó y comenzó a empujar…

En su ano.

Bella soltó un grito ahogado y agrandó sus ojos con sorpresa.

-¿Edward?

-¿Qué diablos haces? - gritó Emmett.

Edward apenas podría pronuncias palabra. Cada vez estaba más tenso. Sus músculos temblaban y la sensación de ser envuelto por la carne de Bella lo abrumaba.

-Estoy follándola por el culo. Estoy salvándole la vida.

Emmett lo miró como si quisiera golpearlo. Si aquello se sentía tan podidamente bien no podía imaginar como se sentiría si penetrara su sexo.

-¡Edward! – gritó Bella.

-Casi estoy dentro.

Edward se contuvo el deseo de bombear en ella una y otra vez a un ritmo infernal.

Ella respiraba de forma entrecortada.

-Detente. Por favor. No puedo tomar más.

-Por favor, por favor, gatita. ¡Oh, Dios! – se moriría si no podía hundirse por completo en ella.

Bella cerró los ojos haciendo una mueca, lo que le instó a retirarse un poco. Antes de retirarse del todo ella le cogió por los hombros y bajó sus piernas, arqueándose un poco. Incapaz de resistirse por más tiempo, Edward empujó con fuerza, deslizándose en un solo movimiento con un gemido largo y ronco.

-Gatita, si. Ya está. Tómame. Toma todo lo que tengo para ti.

Bella echó la cabeza hacia atrás y Edward empezó a marcar un ritmo suave, dándose cuenta en seguida que poseerla era una de las mejores experiencias de su vida.

Bella empezó a juguetear con sus pezones y murmuró:

-Te siento en mi interior, tan duro. Sí. Oh… es como si fueras a romperme en dos. Pero ese dolor es… guau – Bella jadeó cuando él comenzó a embestirla violentamente -. Me haces sentir viva.

Esas simples palabras hicieron que él perdiese el control. Edward volvió a bombear en ella como un salvaje.

El deseo de correrse comenzó a vibrarle en los testículos. Santo Dios, el jamás había llegado al clímax con tanta rapidez. Podía aguantar 20 minutos o más, pero con Bella podía sentir el final después de tan solo tres minutos.

-Edward – imploró ella-, ponte de rodillas. Necesito sentir tus caricias…

Edward escuchaba sus palabras pero no podía asimilarlas.

-Por favor – imploró de nuevo.

–Retírate y ponte de rodillas – ordenó Emmett-. Arrodíllate y levanta sus caderas hacia ti.

Por fin pudo cambiar de posición, pero sin negó a perder el contacto.

-Emmett – Bella lo miró, cogiéndose los pezones y tirando de ellos.

Esta acción condujo a Edward más cerca del clímax, sintiéndose cada vez más necesitado.

Emmett se deslizó al lado de Bella y ahuecó sus pechos con la palma de la mano. Edward deseó inlcinarse y succionarlos, pero no podía hacerlo si quería seguir poseyéndola. Y no sólo quería sino que tenía que seguir haciéndolo. Bella era realmente adictiva. Y la próxima vez que se ofreciera, la poseería sin mediar palabra, sin vacilar. Penetraría sus dulces pliegues y la reclamaría para él.

Emmett se inclinó y succionó un pezón, y luego el otro, al mismo tiempo que bajaba una mano para masajear la dura protuberancia de su clítoris. Tras mover su mano suavemente en círculos durante un rato le hundió un par de dedos en la vagina.

-¡Sí! – gritó Bella.

Al instante Edward sintió como se apretaba en torno a él, latiendo pausadamente. Mierda, no iba a poder contenerse durante mucho más tiempo.

–Ahora, Edward. ¡Ahora! ¡Fóllame!

Edward le clavó los dedos en las caderas y arremetió contra ella una y otra vez. Su polla se estremeció. Bella gimió y se contorsionó, alcanzando su orgasmo. Edward rugió y se sumergió en ella una última vez alcanzando el suyo. Vio todo blanco, y la cara ruborizada de Bella, que gritaba extasiada.

A Edward le pareció que la eyaculación le duraba eternamente, multiplicando su placer hasta el infinito. Nunca había sido así. Se sentía como si flotara y lo último en que pensaba era en separarse de ella.

Pero la realidad le golpeó rapidamente.

Edward se retiró y en el momento en que lo hizo sintió un vacío en su interior, instándole a penetrarla de nuevo, a hundirse en su cuerpo y no salir jamás. Bella era todo lo que necesitaba. Y oía una voz interior ordenándole que la tomara, la reclamara para él y se la quedara.

Pero ya había vivido las consecuencias de un acto así. Y todavía tenía pesadillas por ello.

Edward se quitó el condón y cometió el error de mirar a la chica a la cara.

Bella sonrió levemente, encogiéndole el corazón. Definitivamente él no estaba bien, pero Bella había estremecido su mundo.

Ahora que había estado dentro de ella no podría resistirse a la tentación de adueñarse de su sexo. Y eso sería un error.

Probablemente ella pensaba que podría curarle. Y eso era imposible, además Edward no estaba preparado para proporcionarle el final feliz que ella se merecía.

Edward se levantó y se colocó rápidamente los pantalones para asegurarse que no cometería ninguna estupidez. Miró a su primo.

-Bella es una tigresa, capaz de satisfacer a dos hombres sin despeinarse. ¿Quién podría haber imaginado que bajo su virginal apariencia se encontraría una mujer tan apasionada?

Bella lo miró como si le hubiera salido un tercer ojo y Emmett frunció el ceño.

-Vigila tus palabras.

Por supuesto que lo haría. Usaría las más crueles de su repertorio para que Bella no se quedara allí. No podía quedarse si quería seguir siendo virgen.

–No es mi intención ofenderte Bella. Te agradezco que me ofrecieras tu virginidad pero deberías reservarte para alguien a quien de veras le importes. Como sabes, no eres exactamente mi tipo.

Bella parpadeó.

-Dijiste que me deseabas. Que me deseabas mucho.

Edward se encongió de hombros.

-Si, pero ya he saciado mi deseo. He estado en tu boca, en tu culo. Te he comido el coño, te lo he penetrado con los dedos. Puedo vivir sin follarlo.

Mentira.

Bella recogió sus ropas con una dolorosa mirada y se cubrió para evitar que los dos hombres la viesen. Su tormentosa expresión causó un agujero en el pecho a Edward, pero ella tenía que salir de allí.

-Sé que te dijimos que te quedaras dos semanas, pero ya estas preparada para cualquier cosa que quiera hacer Jacob contigo. Puedes quedarte si quieres para perfeccionar tus mamadas o para que te dilatemos más el culo, pero si no, no entiendo por qué deberías quedarte más tiempo.

-¿Porque es hermosa y especial, y no otro simple cuerpo caliente? – gruñó Emmett.

Edward los miró con frialdad.

-Claro, por supuesto. Solo pensé que ya habíamos conseguido nuestro propósito, y que el sentimiento era mutuo.

-¿Mutuo? – Bella se quedó boquiabierta - ¡Si acabo de ofrecerte mi virginidad! Y dijiste que penetrar en mi sería como estar en el cielo.

-Algo que solo demuestra tu inocencia. Cualquier tio con una erección como la que yo tenía hubiera dicho eso – Edward se encogió de hombros – Supongo que consideras tu virginidad como un premio gordo, y estoy seguro de que Jacob lo considerará así. A mi no me gusta desvirgar a nadie, es sucio y siempre hay dolor. Las vírgenes no hacen más que quejarse y luego no suelen querer repetir, así que tienes que conformarte con su boca o su culo, hasta que también se quejan de eso…

-¡Cierra esa puta boca! – Emmett le agarró del brazo y se lo apretó. Parecía a punto de darle un puñetazo, y Edward lo acogería de buen grado, porque sabía que se lo merecía.

Se soltó del agarre de su primo y se volvió hacia Bella, que se colocaba la ropa de manera violenta.

-¿Es eso todo lo que soy para ti?¿Cuando me miras solo ves a una virgen?

-Ahora mismo si. Ya te he poseído las demás partes. ¿Qué mas me queda?

Bella cerró los puños.

-¿Qué ha pasado con eso de que lo importa en una mujer es como reacciona ante un hombre cuando está excitada?

El alzó la mano para acariciarla y no se sorprendió cuando ella se echó atrás.

-Bella, me excitas. Pero sabes que eres demasiado inocente para mi.

-Dices eso como si fuera algo malo.

-Me gustan las mujeres más provocativas. Hace tiempo que voy a tras una stripper, Emmett puede decirtelo. Una mujer muy sexy…

-Y tu no estás interesado en enseñarme nada mas?

-Ya lo sabes Bella, ¿qué mas necesitas saber?

Bella soltó un suspiro cuando se dio cuenta de porque Edward hacía esto.

-Estás intentando ahuyentarme porque te da miedo mi virginidad.

-¿Por qué? No me va a morder.

-Me refiero a las emociones que te provoca- escupió ella - ¿He acertado?

-Tienes razón cariño. Es un burro y sería mejor para todos que se cayera de una vez.- dijo Emmett al mismo tiempo que le pasaba el brazo por los hombros.

-Escuchad. Estoy siendo sincero y lo sabes Emmett, o acaso no era to el que iba detrás de Rosalie antes de que viniera Bella. – Emmett rió.

-Edward, a Rosalie no le gustas. Admítelo. Y a mi no me gusta ella.

-Bien. Contigo fuera de juego Rosalie se fijará en mi – Bella lo miró desolada- He oído que tiene el sexo rasurado, ¿te imaginas?

Bella aguantó las lágrimas que estaban por derramarse. Se acercó a él y sin decir palabra le abofeteó.

-Eres un gilipollas. Desearía no haber venido nunca aquí. Y encima de gilipollas eres un cobarde, porque no eres capaz de permitir que se vean tus verdaderos sentimientos. Si sigues así acabarás estando solo el resto de tu vida, porque algún día Emmett conocerá a una buena mujer con la que se quedará y tu te pudrirás solo. Espero que disfrutes de tu sufrimiento, porque te lo habrás merecido con creces.

Se dio la vuelta y se marchó.

Lo había conseguido. La había ahuyentado. Y se sentía como el ser más miserable.

-Bella, cariño – gritó Emmett mientras corría tras ella. Pero ella no se detuvo hasta que no salió por la puerta dando un portazo.

-Estúpido hijo de puta – gruñó Emmett – Espero que este satisfecho.

-No, pero es lo mejor – contestó rudamente.

-No para mí, desde luego. Bella es lo mejor que nos ha pasado y tu lo has jodido todo, y todo porque la quieres y no te quieres arriesgar a descubrir a otra Tanya. Bella tiene razón, eres un cobarde.

Emmett salió enfurecido y Edward no pudo hacer otra cosa que dejarse caer en el sofá con la cabeza entre las manos. Tenían razón ambos. Era un cobarde. Y Bella le asustaba mas que los miles de peligros a que se había expuesto en su trabajo.

Desde la sala escuchó como Emmett intentaba convencer a Bella para que se quedara, y como ella rehusaba con la voz rota.

Las lágrimas presentes en su voz le estrujaron las entrañas a Edward. Se dirigió a la esquina de la puerta para escuchar a escondidas.

-No te vayas.

-Explícame por qué hace esto. ¿Por qué me presiona? ¿Qué le pasa?

Edward se tensó. Emmett podría estar a punto de revelar su secreto.

-Lo siento Bella, eso le corresponde a Edward decírtelo.

-Entonces no puedo quedarme. – Emmett la agarró del brazo.

-Bella no te vayas. Por favor. Quédate conmigo.

-Edward no me quiere aquí. Ha sido evidente desde el principio, y no debería haberle impuesto mi presencia.- Bella le acarició la mejilla y después se la besó. – Gracias por todo lo que has hecho. Creo que sé lo suficiente para complacer a Jacob, y ese era el objetivo.

-Bella te mereces algo mejor que Jacob. No tiene buena reputación. Estoy preocupado por ti y quiero…

Bella lo interrumpió con un beso. Edward sintió pena y dolor al observarlos.

-Emmett tengo que irme. A mi también me importas, pero no puedo quedarme. Me hace demasiado daño.

Maldición. Intentaba evitar hacerle daño y era justo lo único que había conseguido.

Bella se fue tras darle un vistazo rápido a la casa y entonces a Edward le fallaron las piernas y tuvo que apoyarse contra la pared.

Ya no volvería a besarla, a tocarla, dolía y mucho.

Emmett maldijo con una palabrota que Edward dudaba que su primo hubiese dicho alguna otra vez en su vida.

Estaba en problemas. Emmett tenía derecho a estar enfadado y Bella tenía derecho a odiarle.

Pero no podría odiarle más de lo que se odiaba a si mismo.

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