Hola a todo aquel que se tome su tiempo para pasar por este humilde rincón. En este blog, se publicarán mis fics, esos que tanto me han costado de escribir, y que tanto amo. Alguno de estos escritos, contiene escenas para mayores de 18 años, y para que no haya malentendidos ni reclamos, serán señaladas. En este blog, también colaboran otras maravillosas escritoras, que tiene mucho talento: Lap, Arancha, Yas, Mari, Flawer Cullen, Silvia y AnaLau. La mayoría de los nombres de los fics que encontraras en este blog, son propiedad de S.Meyer. Si quieres formar parte de este blog, publicando y compartiendo tu arte, envía lo que quieras a maria_213s@hotmail.com

Translate

jueves, 9 de junio de 2011

Solos tú & yo * Capítulo 6

MediaAdaptación


CAPÍTULO 6:

Edward conducía rápido. Demasiado rápido. Quiero decir, solo porque ambos tenemos un radar psíquico avanzado, lo que sirve para detectar policías en la zona, no agarrar tráfico, no pisar animales sueltos, y todo lo demás que podría ponerse en nuestro camino, eso no significa que deberíamos abusar.




Pero Edward piensa de forma diferente. Es por eso que ya me estaba esperando frente a la casa antes de que yo pueda estacionar y bajar del auto.



-Pensé que no llegarías nunca- dijo riendo, siguiéndome a mi cuarto, donde se tira en mi cama, empujándome con él, se acerca para darme un hermoso beso… un beso que, si por mi fuese, no terminaría nunca. Felizmente pasaría el resto de la eternidad enredada en sus brazos.

Aunque no me sentí siempre así. Estaba bastante disgustada cuando aprendí la verdad. Tan angustiada que pase tiempo lejos de él hasta que pude aclarar mi cabeza. Quiero decir, no pasa todos los días que alguien te dice: Oh, por cierto, soy inmortal, y te hice inmortal a ti también.

Y aunque estaba bastante reacia a creerle en un principio, después de que me explico todo, recordándome como había muerto en el accidente, como había mirado justo a sus ojos el momento en que volví a la vida, y como había reconocido esos ojos el primer día que vino a la escuela, no había dudas de que decía la verdad.

Aunque eso no quiere decir que yo estuviese dispuesta a aceptarlo. Era suficientemente raro tener que luchar con la barrera de mis habilidades psíquicas que había adquirido por mi ECM (experiencia

cercana a la muerte… Insisten en llamarla cercana, aun cuando yo realmente morí), y como empecé a escuchar los pensamientos de otras personas, conocer la historia de sus vidas al tocarlas, y más aún. Sin mencionar que ser inmortal, por muy cool que pueda sonar, también significa que nunca voy a poder cruzar el puente. Nunca voy a llegar al otro lado para ver a mi familia nuevamente. Y cuando lo piensas, eso no es una tontería.



Me alejé, mis labios reacios a dejar los suyos mientras miro a sus ojos… Los mismos que miro desde hace 400 años. Aunque no importa cuantas veces lo intente, no puedo recordar nuestro pasado. Solo Edward, quien ha estado igual desde hace 600 años… sin morir ni reencarnar… tiene la llave.



-En qué piensas?- Pregunta, sus dedos acariciando la curva de mi cuello, dejando un camino tibio a su paso.

Respiro profundo, sabiendo cuan cometido esta en quedarse en el presente, pero determinada a saber más de mi historia… nuestra historia.



-Estoy pensado en cuando nos conocimos por primera vez- Digo, viendo como levanta las cejas mientras niega con la cabeza.



-De verdad? Y qué recuerdas exactamente de esa vez?



-Nada.-Me encojo. -Nada de nada. Y es por eso que esperaba que tú me cuentes. No tiene que decirme todo… Quiero decir, se cuanto odias mirar hacia atrás. Solo que estoy curiosa de cómo comenzó todo… como nos conocimos.



Él se aleja y gira sobre su espalda, su cuerpo quieto, sus labios sin moverse, y temo que esa sea la única respuesta que vaya a recibir.



-Por favor?- Murmuro, acercándome a él y curvando mi cuerpo con el suyo. -No es justo que tu tengas todos los detalles mientras yo me quedo afuera en la oscuridad. Solo dame algo con lo que seguir. ¿Donde vivíamos? ¿Cómo me veía? ¿Cómo nos conocimos? ¿Fue amor a primera vista?

Él se levanta lentamente, luego se recuesta sobre su lado, enterrando su mano en mi pelo mientras dice:



-Fue en Francia, en 1608.-Yo trago saliva, inhalo rápidamente mientras espero escuchar más.-Paris, a decir verdad.



¡Paris!



Inmediatamente me imagino vestidos elaborados, besos robados en el Pont Neuf, cuchicheando con Maria Antonieta…



-Fui comer en casa de unos amigos…- Hace una pausa, su mirada perdida en siglos atrás. -Y tú trabajabas como sirviente



¿Una sirvienta?



-Una de sus sirvientas. Ellos eran ricos. Tenían muchas



Yo me quedo tirada ahí, aturdida. Eso no era lo que yo estaba esperando.



-No eras como las demás,- Dice, su voz casi un susurro. -Eras hermosa. Extraordinariamente hermosa. Te parecías mucho a como eres ahora.- Sonríe, tomando un mechón de mi cabello y jugando con él entre sus dedos. -Y también como ahora, eras huérfana, habías perdido a tu familia en un incendio. Y sin dinero, sin alguien que te mantenga, fuiste empleada por mis amigos.



Trague fuerte, sin saber como sentirme al respecto. O sea, ¿para que existe la reencarnación si uno

esta forzado a vivir los mismos momentos dolorosos una y otra vez?



-Y sí, para que lo sepas, fue amor a primera vista. Yo me enamore completamente de ti. En el momento justo en que te vi supe que mi vida nunca sería la misma.

Me miró, sus dedos en mi sien, su mirada seduciéndome, presentando el momento como realmente intenso, desdoblando la escena como si yo estuviese ahí mismo.

Mi cabello castaño escondido bajo una gorra, mis ojos marrones tímidos y con miedo de hacer contacto, y con ropas tan desgarbadas y dedos tan callosos, mi belleza es fácilmente pasada por alto.

Pero Edward la ve. En el momento que entro a la habitación sus ojos me encuentran. Viendo mas allá de mi exterior desaliñado hacia el espíritu que se rehúsa a esconderse. Y el es tan notable, tan refinado, tan apuesto…

Yo me doy vuelta.

Sabiendo que los botones de su abrigo valen más de lo que yo gano en un año. Sabiendo que esta fuera de mí alcance…



-Aun así, tenia que moverme con cuidado porque…



-Porque ya estabas casado con Tanya- Susurro, viendo la escena en mi cabeza y escuchando como uno de los invitados pregunta por ella, nuestros ojos encontrándose brevemente mientras Edward dice:



-Tanya esta en Hungría. Hemos tomado caminos diferentes.”-Sabiendo que será fuente de escándalos, pero queriendo que lo escuche más de lo que le importa lo que ellos piensen…



-Ella y yo ya estábamos viviendo separados, así que no fue un problema. La razón por la que tenia que ser cuidadoso era por que fraternizar fuera de la clase de uno estaba muy mal visto en aquel entonces. Y como tu eras tan inocente, tan vulnerable en tantas formas, no quería causarte ningún problema, especialmente si no sentías lo mismo.



-Pero yo sí sentía lo mismo!- Digo, viendo como pasamos de largo esa noche, y como cada vez que iba al pueblo me las arreglaba para cruzarme con él.



-Me temo que recurrí a seguirte.- Me mira, su cara contraída. -Hasta que nos encontramos tantas veces, que empezaste a confiar en mi. Y entonces…



Y entonces nos encontramos en secreto… besos robados justo afuera de la puerta para sirvientes, un abrazo apasionado en un callejón oscuro o dentro de su carruaje…



-Solo ahora se que no fue tan secreto como creí que lo era…-Él suspira. -Tanya nunca estuvo en Hungría, ella estuvo ahí todo el tiempo. Mirando, planeando,

determinada a ganarme nuevamente…sin importar el precio- Toma un trago de aire, el pesar de 4 siglos está escrito en su cara. -Quería cuidarte, Bella. Quería darte cualquier cosa, y todo lo que tu corazón quisiese. Quería tratarte como la princesa que naciste para ser. Y cuando finalmente te convencí para que te escaparas conmigo, nunca me había sentido tan feliz, tan vivo. Teníamos que

encontrarnos a medianoche…



-Pero yo nunca aparecí,- Digo, viéndolo a él preocupado, afligido, convencido de que yo había cambiado de parecer…



-No fue hasta el día siguiente que me entere que habías muerto en un accidente, atropellada por una carroza en tu camino a encontrarte conmigo.-Y cuando me miró, me muestra pesar… un dolor insoportable, consumidor, partidor de almas. -En ese momento, nunca se me ocurrió que Tanya fuese responsable, no tenía idea hasta que te lo confesó a ti. Parecía un accidente, un horrible desafortunado accidente. Y supongo que estaba demasiado entumecido por dolor como para sospechar algo mas…



-Cuantos años tenía yo?- Pregunto, casi sin poder respirar, sabiendo que era joven, pero queriendo saber los detalles.



Él me acerca, sus dedos siguiendo las líneas de mi rostro mientras dice:

-Tenías 16. No fue hasta años después cuando te vi en Nueva Inglaterra, habiendo reencarnado en la hija de un puritano… que comencé a creer en la felicidad de nuevo.



-La hija de un puritano? Miro en sus ojos, viendo mientras me muestra una chica morena, de piel pálida en un vestido azul severo. -Fueron todas mis vidas tan aburridas?. Y qué horrible accidente me mató esa vez?



-Te ahogaste.- Suspira, y en el momento en que lo dice, me supera con su dolor nuevamente. -Estaba tan devastado que navegue a Londres nuevamente, donde viví por muchos años. Y estaba justo por irme a Túnez cuando resurgiste como una hermosa, adinerada, y bastante malcriada debo aclarar… hija de un terrateniente en Londres.



-Enseñámelo!- Le pido, ansiosa por ver una vida más glamorosa, sus dedos siguiendo mi ceja mientras una linda castaña en un hermoso vestido verde con un peinado complicado y muchas joyas aparece en mi mente.

Una rica y mimada chica coqueta… su vida una serie de fiestas y paseos de compras… cuyos ojos

estaban puestos en alguien más… hasta que conoció a Edward…



-Y esa vez?- Pregunto, triste de verla desaparecer, pero necesitando saber cómo se fue.



-Una caída terrible.- Cierra los ojos. -Para ese entonces, estaba seguro de estar siendo castigado… con una vida eterna, pero una vida sin amor.



Él toma mi cara entre sus manos, de forma tan amorosa, tan reverencial, con un delicioso y tibio hormigueo… Cierro los ojos y me acomodo más cerca. Concentrándome en sentir si piel mientras nuestros cuerpos se presionan suavemente, todo a nuestro alrededor desaparecer hasta que

quedamos solo nosotros… sin pasado, sin futuro, nada más que este momento en el tiempo.

Quiero decir, estoy con él, y el conmigo, y esa es la manera en la que debe de ser eternamente. Y aun cuando esas vidas anteriores pueden ser interesantes, su único propósito era traernos a ésta. Y ahora que Tanya ya no está, no hay nada que se pueda poner en nuestro camino, nada que nos detenga de seguir adelante…salvo yo. Y aun cuando quiero saber todo lo que paso antes, por ahora puedo esperar. Es tiempo de que yo supere mis celos e inseguridades, de dejar de encontrar excusas y finalmente comprometerme a dejar todo atrás después de todos estos años.



Pero justo cuando estoy por decírselo, él se aleja tan de golpe, que hay un vacío hasta que logro llegar a su lado.



-Qué pasa?- Lloro, viendo sus dedos presionando si sien mientras lucha por respirar. Y cuando me mira, no me reconoce. Su mirada pasa por encima de mí.

Pero justo en cuanto lo percibo, pasa.

Reemplazado por el tibio amor al que ya me acostumbre, mientras él se friega los ojos y menea la cabeza, mirándome mientras dice:



-No me he sentido así desde antes que…- Él frena y mira a la nada. -Bueno, quizás nunca.- Pero cuando ve la preocupación en mi cara, agrega -Pero estoy bien, de verdad.- Y cuando me rehúso a soltarlo, sonríe y dice, -Hey, que tal un viaje a Summerland?”



-De verdad?- Digo, con los ojos encendidos.

La primera vez que visite ese sitio encantador, esa dimensión mágica entre dimensiones… yo estaba muerta. Y yo estaba tan atrapada por su hermosura que me encontraba reacia a dejarlo. La segunda vez que lo visite fue con Edward. Y desde que me mostró todas sus gloriosas posibilidades, he querido volver. Pero como a Summerland solo pueden acceder los espiritualmente avanzados (o aquellos que ya han muerto), no puedo entrar sola.



-Por qué no?- Se encoje.



-Bueno, qué hay de mis lecciones?- Digo, tratando de simular estar interesada en estudiar y aprender nuevos trucos, cuando la verdad es que, preferiría ir a Summerland donde todo lo logro sin esfuerzo y es instantáneo. -Sin mencionar que no estás sintiéndote bien- Presiono su brazo nuevamente, notando como el calor y cosquilleo común todavía no ha regresado del todo.



-Hay lecciones que aprender en Summerland también.- Sonríe. -Y si me alcanzas mi zumo, me sentiré lo suficientemente bien como para hacer el portal.

Pero aun cuando le paso el zumo y él toma varios tragos, no puede hacerlo aparecer.



-Quizás yo pueda ayudar?- Digo, mirando el sudor en su frente.



-No…solo tengo que…casi lo tenía. Solo dame un segundo- Murmura, fijando la mandíbula, determinado en lograrlo.



Así que espero. A decir verdad, dejo que los segundos se vuelvan minutos, y nada.



-No lo entiendo,-Protesta. -Esto no me ha pasado desde… desde que aprendí a hacerlo por primera vez.



-Quizás es porque no te sientes muy bien.- Miro mientras el toma otro trago, seguido de otro, y otro más. Y cuando cierra los ojos y lo intenta nuevamente, obtiene el mismo resultado que antes.



-Puedo intentarlo?



-Olvídalo. No sabes cómo hacerlo,- Dice, su voz es de cabreo, mientras trato de no tomarlo de forma personal, sabiendo que tiene que ver más con su frustración consigo mismo que conmigo.



-Se que no sé cómo hacerlo, pero pensé que quizás me podías enseñar y yo…



Pero antes de poder terminar, él se levanta de la cama, alejándose de mí.



-Es un proceso, Bella. Me tomo años aprender a llegar ahí. No puedes saltar al final del libro sin leer la parte del medio.- Menea la cabeza y se apoya en mi escritorio, su cuerpo rígido y tenso, sus ojos esquivando mi mirada.



-Y cuándo fue la última vez que vos leíste un libro sin saber de antemano el principio, medio y final?-Sonrío.



Me mira, su cara llena de durezas y ángulos, pero solo un momento antes de suspirar y acercarse a mí, tomando mi mano mientras dice, -quieres intentarlo?



Asiento.



Me mira de arriba abajo, claramente dudando de que funcione, pero queriendo darme el gusto más que nada.



-Está bien entonces, ponte cómoda, pero no te cruces de piernas así. Corta el Chi.



-Chi?



-Una palabra elegante para energía.- Sonríe. -A menos que quieras sentarte en la posición del loto, eso está perfectamente bien.



Me saco las sandalias y presiono las suelas contra la alfombra de suelo, poniéndome tan cómoda como me es posible, tan relajada como mi cuerpo me permite.



-Generalmente requiere una serie larga de meditación, pero para hacerlo rápido, y como ya estas bastante avanzada, vamos a ir directo al grano, está bien?



Asiento, ansiosa por empezar.



-Quiero que cierres los ojos y te imagines un velo brillante de luz dorada alrededor tuyo,- Dice, enlazando sus dedos con los míos.



Entonces lo hago, imaginando la réplica exacta del que me había llevado allí la primera vez, la vez que Edward lo puso en mi camino para salvarme de Tanya. Y es tan hermoso, tan brillante, y tan luminoso, mi corazón se regocija en alegría mientras yo elevo mi mano hacia él, queriendo sumergirla en la lluvia de luz radiante, queriendo volver a ese lugar místico. Y justo cuando mis dedos hacen contacto y están a punto de sumergirse, se encoge y desaparece de mi vista y

estoy de nuevo en mi habitación.



-No lo puedo creer! Estabas tan cerca,- Dice. Y aun cuando sus ojos son tiernos, su sonrisa es forzada.



-Qué te parece si lo intento de nuevo? Qué te parece si lo hacemos juntos esta vez?- Digo, mi esperanza desapareciendo en el momento en el que él niega con la cabeza y se aleja.



-Bella, lo estábamos haciendo juntos,- Murmura, limpiando su ceño y corriendo la mirada. -Me temo que no resulte un muy buen profesor.



-Eso es ridículo. Eres un profesor fantástico, solo estas teniendo un mal día, eso es todo.- Pero cuando lo miro, esta claro que no está conforme. Así que cambio de táctica, haciéndome blanco de la culpa cuando digo -Es mi culpa. Soy una mala estudiante. Soy vaga, descuidada, y me paso la mayor parte del tiempo tratando de distraerte de las lecciones para poder besarnos.- Aprieto su

mano. -Pero ya no lo voy a hacer mas. Y estoy a punto de ponerme en serio. Así que dame una oportunidad mas, ya verás.



Me mira, dudando de que funcione, pero no queriendo decepcionarme, toma mi mano y lo intentamos de nuevo, los dos con los ojos cerrados, imaginando el portal de luz glorioso. Y justo cuando está tomando forma Esme atraviesa la puerta del frente y empieza a subir las escaleras, tomándonos con la guardia tan baja, nos alejamos a lados opuestos del cuarto.



-Edward, me pareció que era tu auto el de la entrada. -Esme se sacó la chaqueta y cubre el espacio de la puerta a mi escritorio en un par de pasos. La energía extenuante de su trabajo aun en ella mientras le da la mano y se concentra en la botella que hace equilibrio en su rodilla. -Así que tu eres el que hizo a Bella adicta a eso.-Ella nos mira, sus ojos entrecerrados, labios presionados, como si tuviese toda la evidencia que necesita.



Miro a Edward de reojo,el pánico estaba subiendo por mi garganta, preguntándome como hará para explicarlo. Pero él solo ríe mientras dice:



-Culpable! A la mayor parte de la gente no les gusta, pero por alguna

razón, a Bella parece gustarle.- Y luego sonríe de esa forma que suele ser persuasiva, si no encantadora, y si me lo preguntan logra ambas.



Pero Esme continua con la mirada fija en él, sin moverse.

-Eso es todo lo que parece importarle últimamente. Compro bolsas y bolsas de comida, pero ella se rehúsa a comer.



-Eso no es verdad!- Digo, enfadada porque ella está empezando con esto nuevamente, especialmente en frente de Edward.



-Así que, vamos a ir a cenar el sábado al final?- Pregunta.



Trago con esfuerzo, telepáticamente advirtiéndole a Edward que solo asienta y sonría aun cuando no tiene la menor idea de que está hablando ella, ya que yo ni siquiera se lo mencione. -Hice reserva para las 8.



Mantengo la respiración, viendo como el asiente y sonríe justo como se lo pedí. Yendo aun mas lejos cuando dice:

-No me lo perdería por nada.



Él saluda a Esme y se dirige a la puerta, sus dedos entrelazados con los míos, enviando una calidez hermosa a mi cuerpo.

-Perdón por todo lo de la cena -Digo, mirándolo. -Supongo que esperaba que estuviese ocupada y se olvidara del asunto.-Él presiona sus labios contra mi cachete, luego entra a su auto. -Ella se preocupa por ti. Quiere asegurarse de que soy lo suficientemente bueno, sincero, y que no quiero lastimarte. Créeme, ya hemos pasado por esto. Y aun cuando llegue a estar cerca una o dos veces, no recuerdo haber fallado a la inspección nunca.- Sonríe.



-Ah, sí, el padre puritano tan estricto,- Digo, imaginándome que es el esteriotipo de padre sobreprotector.



-Te sorprenderías.- Edward ríe. -El terrateniente era mucho más sobreprotector. Y aun así, me las arregle para pasar el examen.



-Quizás un día me muestres tu pasado,- Digo. -Ya sabes, como era tu vida antes de conocernos. Tu casa, tus padres, como te convertiste…-Mi voz desaparece, viendo el pesar pasar por sus ojos y sabiendo que aun no está preparado para discutirlo. Siempre se cierra, se rehúsa a compartir, lo que únicamente me vuelve más curiosa al respecto.



-Nada de eso importa- Dice, soltando mi mano y acomodando sus espejos, todo para evitar mi mirada. -Lo que importa es el ahora.



-Si, pero Edward…-Empiezo, tratando de explicarle que no es solo por curiosidad, pero que quiero acercarme a él, vincularme, deseando que confiara en mí todos esos secretos antiguos. Pero cuando lo miro nuevamente, me doy cuenta que no debo presionar. Además, quizás es tiempo de que yo

extienda mi confianza un poco también. -Estaba pensando…-Digo, mis dedos jugando con un botón de mi chaqueta. Él me mira, su mano en los cambios, listo para retroceder. -Por qué no haces esa reserva?- Asiento, mis labios presionados, mi mirada en la suya. -ya sabes, para el Montage o el Ritz? -Agrego, sin respirar mientras sus hermosos ojos revisan

mi cara.



-Estás segura?



Asiento. Sabiendo que lo estoy. He estado esperando por este momento por cientos de años, así que por que esperar más.

-Más que segura,- Digo, mis ojos encontrando su mirada.



Sonríe, su cara encendiéndose por primera vez en todo el día. Y me siento tan aliviada al verlo tan normal de nuevo después del comportamiento tan extraño de antes… su lejanía en la escuela, su incapacidad de lograr abrir el portal, él hecho de que no se haya sentido bien… todo eso tan raro en el Edward que conozco. Él es siempre tan fuerte, sexy, hermoso, e invencible… inmune a los

momentos débiles y días malos. Y viéndolo tan vulnerable me ha dejado más agitada de lo que estoy dispuesta a admitir.



-Considéralo hecho.- Dice, llenando mis brazos con tulipanes rojos antes de alejarse.
 
----------------------------------
 
Hola mis dulces lectores!! espero que os haya gustado el capítulo y que me dejeís muchos comentarios, porque ultimamente.... recordar que vuestras palabras son lo que me ayudan a seguir escribiendo :):)
OsAmo!! ^^
---------------------------------

2 comentarios:

  1. D: me encanto este capi quiero mas sin duda es tan raro en cierto sentido :P quiero saber que le esta pasando a edward tngo mucha curiosidad :D segui asi :D

    ResponderEliminar
  2. Me fascino y dios amo esta historia...Besitos,cuidate...

    ResponderEliminar

Graciias por dejar tus palabras, estas hacen que quiera seguir escribiendo, y que cada día le ponga más ganas!!

Gracias al blog smilersheart.blogspot.com
por esta firma :)
IBSN: Internet Blog Serial Number 2108-03-30-15 Protected by Copyscape Online Plagiarism FinderProtected by CopyrightSpot