Capitulo
6: Atando cabos.
POV
Irina
Estaba
controlada por mi sed de venganza, quería romper todo lo que se
encontraba estorbando mi camino. Quería destrozar en mil pedazos a
Victoria, a eso estúpidos Lobos e inclusive a Laurent, por ser tan
malditamente egoísta.
Si,
lo sé. Me estoy contradiciendo completamente. Lo amo. No lo voy a
negar, pero ¿Él siente lo mismo que siento yo por él?
Se
fue sin más, con o sin mi consentimiento. Se alejo de mí para estar
con Victoria. ¿Quién era ella realmente? ¿La amiga, una hermana
o qué? ¿Qué poder tenia sobre él realmente para irse
a la primera de cambio con ella y dejarme a mí?
Estaba
bien consciente de que estaba siendo celosa. Pero él era mío.
Corría
a toda velocidad por el bosque, esquivando arboles o simplemente
derribándolos. Habré avanzado ya varios kilómetros cuando me tope
con el territorio de estos Lobos. Sé que estaba en la cuerda floja.
Los Lobos son enemigos eternos de nuestra especie. Pero no podía
controlarme. Quería morder y desprender al que se encargo de matar y
hacer desaparecer todo rastro de Laurent. Sabía que debía
frenarme y pensar con la mente en frio.
Pero
ni bien cruce esa línea imaginaria en donde el olor apestoso
informaba a cualquiera de nosotros que estaba en peligro. Pude sentir
bajo mis pies como los lobos corrían a mi dirección con ansias de
matarme. Yo solo me pare a esperar en guardia.
Golpearía
a todos los Lobos que pudiera.
Pero
cuando se acerco un Lobo de pelaje negro seguido de otros dos más.
Se frenaron al instante.
Mi
sentido de alerta se dio cuenta de que se estaban acercando cuatro
más a solo tres minutos de donde estábamos nosotros.
Cuando
me digne a posar mi mirada en ellos, seguía agazapada permaneciendo
en alerta por si decidían atacarme en el primer momento de
distracción.
Nos
encontrábamos en medio del bosque, ya no había nieve. Se podía
aspirar la humedad y la naturaleza misma del bosque, los olores de
los pinos y musgos.
Las cortezas de los arboles estaban ocultas bajo
una densa capa de musgos y hongos verdes. El suelo estaba cubierto
helechos y hojas en estado de descomposición. Se escuchaban los
ruidos de pájaros muy a lo lejos, al igual que insectos. Casi
siempre la fauna huía de nosotros. El sol estaba detrás de unas
nubes y solo brillaba en periodos cortos.
Me
encontraba cerca de un arroyo y solo me separaba de los Lobos dos
metros y medio de tierra desnuda. Era un pequeño claro.
-¿Dónde
está? ¿Qué hicieron con él?- les gruñí.
El
lobo más grande, el negro. Se volvió a esconder entre los árboles,
lo suficientemente lejos para que no pudiera verlo. Y cuando regreso,
caminaba en dos patas. Era morocho, alto, musculoso y ancho de
espalda con el cabello negro bien corto. Traía unos shorts de jeans
gastados y sucios sus patas descalzas y llenas de tierra.
-No
sé si Los Cullens te avisaron, pero no puedes pisar estas tierras.
Esta vez te perdonamos la vida por solo dos razones: Tu dieta,
refiriéndose a mis ojos topacios. Y porque eres parte de Los Cullens
y nuestro tratado respeta los vínculos. Pero si vuelves, te
mataremos. Vete de nuestro territorio.- ordeno.
-¿Gracias?
No sé de qué tratado me hablan. ¡Solo quiero que me digan que le
hicieron a Laurent!- les grite.
Si
ellos respetaban el tratado como decían. Porque el rastro de Laurent
se confundía con su olor asqueroso. ¿Por qué lo mataron?
¿Dónde estaba Victoria para ayudarlo? Si respetan como dicen porque
no le perdonaron la vida a Laurent. Temblaba de la impotencia.
Laurent solo quería ayudar a Victoria y como le agradeció ella, con
su muerte.
-¿Laurent?
– Escuche unos ruidos provenientes de los Lobos que se encontraban
atrás. Seguro burlándose. Si los vampiros tienen nombre,
pensé con sarcasmo. El hombre me miro serio-Mira no responderé a
ninguna de tus preguntas, vuelve a casa a chupar sangre y no
vuelvas.- Me grito ya enfadado, tu cuerpo temblaba levemente.
-
Ustedes lo mataron, mataron a mi pareja. Y si tengo que morir, uno de
ustedes cae conmigo.-los amenace.
-
No molestes o nos haremos cargos de las consecuencias.- me devolvió
la amenaza.
Mi
cuerpo se sacudía de los puros nervios. Mi intuición me decía que
ellos no durarían en deshacerse de mi también, eran mayoría.
Quería gritarles y partirles el cuello. Pero cuando estaba a punto
de desatar mi locura. Olí a mi familia. No fui la
única. Los Lobos empezaron a hacer sonidos extraños. Barbaros.
-Esto
no quedara así.- les amenace.
-No
aparezcas de nuevo o morirás.- me advirtió el hombre.
Estaba
por retirarme cuando hicieron acto de presencia mis hermanos. Eleazar
se encontraba al frente y a sus costados estaban Carmen y Tanya. Kate
venia atrás de ellos con Brenda a su lado.
Ni
bien Brenda salió de entre los árboles, los Lobos, al instante
reaccionaron y todos mostraron sus dientes grandes, blancos y
afilados. Acto reflejo todos nos pusimos en posición para atacar.
Pero Tanya se adelanto con tensión y hablo.
-No
queremos atacarlos. Lamento la insensatez de mi hermana. Conozco su
tratado y mi familia lo respeta. Nos iremos.- finalizo Tanya.
Yo
no podía creer lo que acababa de decir mi hermana. No vine porque me
faltaban un par de jugadores. Laurent había muerto por su culpa y
vine a defenderlo. Y Ella me trata de insensata. ¿En donde quedo eso
de siempre juntas?
Pero
en cuanto mi hermana termino, el lobo hablo.- Si conocen bien el
tratado ¿qué diablos hace Bella con ustedes? No pueden morder a
nadie que pertenezca a nuestras tierras- rugió el hombre.
No
entendíamos nada. ¿Bella?, ¿así se llamaba Brenda?
Un
lobo, el cual estaba como tercero al mando se lanzo a atacarla. Pero
Tanya lo aparto de un golpe seco con el brazo.
La
lucha se desato.
El
clima era por demás irritable. El aire era escaso. La furia y sed de
matanza y venganza por parte de los Lobos era determinante. Eleazar y
Carmen tenían experiencia en estas clases de enfrentamiento, ya que
ellos venia de estar varias décadas con los Vulturis.
Brenda
solo miraba. No sabía qué hacer y tenía miedo.
Kate
me miraba con desaprobación mientras cubría a Brenda con su cuerpo.
Y daba descargas eléctricas a todos los lobos que se le acercaban.
En
total eran nueve. De todos los tonos. Desde negro, castaño, marrón
rojizo, gris y algo de rubio, en distintas tonalidades en un
mismo pelaje.
Se
me vino encima un Lobo. Lo trate de esquivarlo. Mordió mi pierna. Me
dolió horriblemente. Pero surgió la furia en mí cuando pensé lo
mucho que le habrá dolido a Laurent.
Era
una danza, el Lobo abría su enorme hocicó apuntando siempre a mi
cuello para partirlo a la mitad y a la vez rasgaba toda la piel que
tenía a su alcance. Mi ropa estaba toda sucia y rota. Mis brazos
estaban todo rasgados con heridas por donde seguramente debería
estar brotando sangre pero en mi caso solo se cicatrizaría cuando
les coloque un poco de ponzoña. De tanto esquivarlo y recibir
empujones caía en el piso y volvía a incorporarme al instante. Lo
mismo le ocurría al Lobo. Este profería gruñidos por cada caída.
Mis
hermanos esquivaban, golpeaban y mordían sin piedad. Les estábamos
dando batalla.
Era
la primera vez que nos enfrentábamos con Lobos. Siempre éramos
pacíficos. Pero la verdad no entendía bien porque comenzamos a
luchar. Todo lo que era capaz de captar mis sentidos eran gruñidos,
alaridos de perros y golpes secos. Estábamos dominados por nuestro
instinto animal. Cuando de repente Brenda grita.
-Deténganse.
No soporto esto. No quiero que hieran a ninguno de mis hermanos. ¡Por
favor, Por favor!- se arrodillo en medio de todo este caos.
Kate
se había descuidado un segundo mientras golpeaba y recibía golpes
de dos lobos. Y Brenda se había escabullido de ella para irse al
centro de todo este lio de empujones y mordidas. Frente a todos eso
Lobos solo para pedir que se parase toda esta locura.
Los
Lobos al escucharla y recibir el mensaje, se pararon en seco. Como si
Brenda ejerciera en ellos algún poder. Cada vez me llamaba más la
atención esta neófita.
Los
lobos temblaban y gruñían sin cesar. Estaban enojados, doloridos y
encabronados.
Mis
hermanos estaban inmóviles, sin comprender nada y sin bajar la
guardia.
Miraban a Brenda buscando la respuesta. Ella solo sollozaba.
-¡Porfavor,porfavor,porfavor!-
Era lo único que decía.
Tanya
bajo la guardia ante el Lobo gris y otro de un tamaño más pequeño
se dirigió a Brenda, se agacho para abrazarla.
El
lobo castaño rojizo comenzó a llorar. El aullido era
insoportablemente desgarrador. Por un momento me sentí mal por él.
Se
fue corriendo al bosque y volvió en su forma humana.
-¡Bella!
¿¡Porque!?¿Quién te hizo esto?- Lloraba mientras corría hacia
ella y se arrodillaba para intentar abrazarla. Pero Brenda se alejo,
con desconfianza acercándose mas a Tanya.
-¿Bella
soy yo, Jake? ¿No me recuerdas, cariño soy yo?- Le hablaba ese
muchacho alto de cabello oscuro, algo largo con algunos mechones en
tonos rojizos muy sutiles, musculoso y desgarrado. Estaba sufriendo.
Le temblaba todo el cuerpo.
Capaz
en su vida humana, Brenda y él fueron amigos o algo mas, lo extraño
era el porqué ella no lo recordaba.
-Lo
siento pero no te conozco ¿Por qué me llamas Bella? ¿Tu me
conociste así?- Brenda pregunto negando con la cabeza.
El
que es el lobo negro hablo- Fue el vampiro negro, esa sanguijuela la
convirtió. De haberlo sabido…
-Ella
se queda con nosotros.- Demando Jake.
-¡NO!-
grito mi hermana Tanya abrazando más a Brenda y Carmen a la vez.
Tanya prosiguió. –Ella es nuestra hermana, nos pertenece. ¡No
dejaremos que les hagan daño!- defendió Tanya.
-No
le hare daño a mi mejor amiga.- le grito rudamente Jake.
-Lo
siento pero no quiero ir con ustedes.- se disculpo Brenda.
-Bella,
Charlie te extraña. Esta destruido. ¿Qué no te importa?- Le dijo
ese tal Jake.
Brenda
lo miraba con dolor, le desesperaba no recordar. Pensando al mismo
tiempo qué decisión tomar.- ¿Charlie? No sé quién es, no sé
quién eres. Déjame, por favor- lo último lo suplico y enterró su
rostro en el cuello de
Tanya y comenzó a llorar.
Esta
situación era demasiado para ella. Mi bronca, mis ganas de matar se
esfumaron y en su lugar reinaba la impotencia, la decepción. Me
sentía inútil.
Odia el tormento que estaba pasando Brenda, sé que
cuando llego a mi hogar no hable mucho con ella, pero es la más
pequeña de nosotros y es todo nuevo para ella. Y a su vez el no
saber quién te convirtió y despertar sola en medio del bosque
es como sentirse huérfano y no amado.
Con
mi velocidad vampírica podía pensar muchas cosas a la vez, mientras
pensaba en Brenda, estaba atando cabos sueltos. Toda esta charla
ocurría enfrente a mí. Yo solo repetía en mi mente: Laurent
convirtió a Bella. No sé si lo hizo porque se lo ordeno
Victoria o su sangre era demasiado cegadora.
Todo esto trajo a mi
memoria sensorial, el olor a sangre que había percibido con el olor
de Laurent.
Si. Todo
estaba más que claro. Me sentí mal, culpable y estúpida. Por
defender lo indefendible. Quería vengarme de Victoria. Si no fuera
por ella, Bella nunca hubiera olvidado su pasado y Laurent nunca
hubiera desea beber su sangre y como consecuencia, nunca hubiera
muerto.
Él
solo pensó en el mismo. Y yo arriesgando mi vida y la de mi familia
por el ante nueve Lobos. Patético.
fascinante que bien que Irina reacciono ante el error de Lauren....Gracias nena...
ResponderEliminarOh dios me matas esperare con ansias el próximo capítulo ahora ya saben la verdad atte Evelyn
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